Me están haciendo sentir noruego, en el peor de los sentidos. Uno ya imaginaba –y ha escrito– que la prensa de izquierda se iba a lanzar en plancha sobre la matanza de Utoya como si no hubiera mañana. Está en el guión, y es poco probable que se la cojan en este caso con papel de fumar como hacen cuando atentan ETA o los musulmanes, distinguiendo con sutileza escolástica entre medios y fines. Aquí las ideas son un arma cargada de cadáveres, sobre todo en la derecha.
Pero uno no espera que todo un candidato a la Alcaldía de Madrid, por grande que haya sido el ridículo que haya hecho en las últimas elecciones, reaccione como lo ha hecho Tomás Gómez, relacionándonos con el multiasesino noruego. El portavoz del PSOE en la Asamblea de Madrid ha señalado que “el fanatismo es causa de la locura” y ha criticado que “desde algunos medios de comunicación” se alimenten “el odio” y “las ideologías de ultraderecha”, para acabar: “La obligación de los Gobiernos es controlar cosas como estas y el Gobierno de la Comunidad de Madrid, en lugar de adjudicar TDT y dar instrumentos a la extrema derecha, debería de recortar estos instrumentos”.
BIENVENIDOS A LA CAVERNA (TM)
Por si el lector anda despistado, los “instrumentos de extrema derecha” somos aquí Intereconomía, que le vamos a hacer. En un país donde no existe la extrema izquierda, toda derecha es extrema derecha. En cualquier Estado democrático y civilizado, el político que dijera semejante salvajada, asociando una atroz matanza con un medio de comunicación que jamás ha defendido la violencia, tendría los días contados. Aquí no; si nos descuidamos, hasta tiene premio.
Para que nos hagamos una idea de cómo está el patio, ese ‘indignado prêt-à-porter’ que es Escolar el Joven, debelador de los corruptos de diestra y cónyuge conseguidor de bicocas –que lo cortés no quita lo caradura–, tiene el valor de publicar en su blog, bajo el titular “A Mayor Oreja decir estas cosas le sale gratis”, citando al eurodiputado ‘pepero’: “Fíjese lo que ha dado el Gobierno [a ETA]: la legitimación y la legalidad después de mil asesinatos. Ya me gustaría que utilizara Zapatero la misma vara de medir que con el asesino terrible que hay que sin duda condenar con toda nuestra fuerza en Noruega. Y al mismo tiempo con la otra vara, eso sí, se está legalizando, legitimando a 900 asesinatos que se han producido a lo largo de estos años”.
No sé si a Mayor le “sale gratis” recordar lo obvio; sé que a Escolar denunciarlo no le sale gratis: él cobra.
La indignación de Escolar Jr. es más falsa que un euro de madera, y lo que dice Mayor es lo que lleva diciendo el Trasgo desde que la izquierda empezó a salivar con las posibilidades de manipulación que le ofrecían 76 cadáveres, uno encima de otro. Todo el complejo razonamiento desarrollado laboriosamente por la izquierda mediática para justificar la legalización de Bildu se ha revelado como el fraude que siempre fue con las reacciones a la matanza de Utoya: sustituyan “ETA” por “Anders Breivik” en los textos de, digamos, ‘Público’, y se sorprenderán del resultado. Yo lo hice el otro día y no saben qué divertido: da para un entretenidísimo juego de mesa.
Mientras, el diario de Liberty hace malabares, poniendo una vela al capitalismo más atroz y otra a la izquierda más tontorrona y populista. Uno puede leer su sección de ‘Economía’ como si hojease ‘The Economist’, y pasar luego a la sección de ‘Opinión’, donde aún se deja a los de fuera jugar a los rojos mientras no asusten a los caballos. Así, pueden dar voz a Norman Birnbaum con sus “Sorpresas nada sorprendentes” para decirnos por enésima vez que “estamos viviendo las consecuencias aplazadas del reaganismo y el thatcherismo” (largo bostezo). Son verdaderos superhombres, Reagan y Thatcher, culpables de todo lo que ocurrió, ocurre y ocurrirá de malo en nuestro mundo.
De igual modo, Carlos Carnero puede, en “Europa: giro a la izquierda”, comenzar de forma involuntariamente cómica su tribuna prisaica: “La UE y el euro han demostrado su utilidad durante la crisis: basta imaginar para comprobarlo lo que hubiera ocurrido sin las decisiones adoptadas en los temas y momentos más difíciles, que han puesto las bases de un gobierno económico europeo. ¿Dónde estarían Grecia, Irlanda o Portugal sin la solidaridad europea?”. Me lo pone a huevo, don Carlos; no se dónde estarían Grecia o Irlanda, pero es relativamente fácil ver dónde NO estarían: debiendo hasta la manera de andar por haber pasado décadas confiando en los días de vino y rosas que le proporcionaba su ‘primo de Zumosol’ desde Berlín y sin la opción de devaluar para salir del apuro. Pero no se lo tengan en cuenta: Carlos Carnero es, nos informan, “embajador en misión especial para proyectos en el marco de la integración europea” y tiene muy claro de dónde le viene el sueldo.
¡LO DICE UN NOBEL, TÍO!
‘Público’ está que no se lo cree porque todo un Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, ha estado con los ‘indignados’ y ha dicho –abriendo el diario de Roures– que “Esto no funciona y hay que cambiarlo”. Lo sé: no es precisamente por frases como esta por lo que le han concedido el codiciado galardón escandinavo, pero menos da una piedra. Y tampoco es cuestión de aguar la ilusión a los chicos de Maraña recomendándoles que se den una vuelta por la lista de economistas premiados y sus previsiones. Eso sí que podría no salirme gratis, después de todo.