El actor Willy Toledo se va a meter en otro jardín, y además de los grandes. El defensor de las causas perdidas se mete en el proceloso mundo de los libros y el primero que va a sacar a la calle, el próximo 15 de septiembre de 2011, promete que no va a dejar indiferente a nadie. En ‘Razones para la rebeldía’ no se corta un pelo en llamar «explotadores laborales» a Imanol Arias o Emilio Aragón, en criticar las riquezas de Alejandro Sanz o en llamar columnistas mediocres a Elvira Lindo y Rosa Montero. Es decir, Toledo se ha propuesto refundar ese club de ‘haciendo amigos’.
La Otra Crónica, en El Mundo, destripa parte de lo que será la obra del artista y el adelanto, por lo que se puede ver, es de lo más jugoso. Desde luego, no va a dejar indiferente a nadie:
Cuando Willy Toledo (41 años) apareció en las imágenes de las manifestaciones del 15M, muchos se cuestionaron si también se atrevería a dormir con los indignados o aquello era sólo una pose progre. Quizá su faceta activista, no sea tan conocida como merece. Acompañó a Aminatou Haidar cuando la saharaui se puso en huelga de hambre, promovió las protestas contra los encarcelamientos de los manteros, se manifestó contra la guerra de Irak y también lo hizo contra la de Afganistán, contra la actuación de Israel…
Con el «No a la guerra» lo incluyeron en el clan de la zeja, pero pronto el mismo clan se dio cuenta de que Willy Toledo tampoco era de los suyos. En su nuevo libro, ‘Razones para la rebeldía’, lo deja claro.
Al principio, cuando decidió salir a la calle, el resto de activistas lo miraban con recelo: «Piensan que los famosos ganamos mucho dinero y, por tanto, somos sospechosos de ser partícipes del capitalismo». Y lo mismo le ocurre ahora en el mundo del cine. «En ocasiones pienso que si no me hubiese comprometido como lo he hecho, mi carrera profesional habría ido mucho mejor. […] Conozco a toda la jet y he tenido muchos ligues famosos. Eso no me interesa».
Muchos compañeros de su profesión «no están dispuestos a defender medidas sociales que puedan afectar a sus privilegios de clase». Incluso las manifestaciones se han convertido en eventos de marketing. Hasta hace nada, se encargaba de llamar a los actores y actrices para pedirles su firma o asistencia a un acto. «La reacción más frecuente es preguntarme quién más va. ¿Es más importante saber de quiénes va a estar uno rodeado que la causa en sí?».
Toledo denuncia la hipocresía de artistas que no piden el voto para el Partido Popular, pero luego sí que depositan su papeleta en favor de esta formación:
«No hay un solo actor que pida el voto para el PP, pero muchos lo votan. No sé si ha buscado artistas, pero sólo ha conseguido a Norma Duval, y para eso no sé si les vale la pena». Lo del PSOE es diferente, tiene de su lado a Miguel Ríos, a Serrat, a Ana Belén, a Víctor Manuel, a Elvira Lindo o a Rosa Montero. «Aunque muchos de ellos me parecen artistas mediocres y, estas dos últimas, columnistas deleznables».
A la salida de un acto sobre la memoria histórica, cuenta, preguntaron sobre la guerra de Libia, «y compañeros como Juan Diego, Juan Echánove, Miguel Ríos, Luis García Montero, Almudena Grandes… dijeron que […] en este caso no podían permitir que Gadafi machacara a la población civil».
Con todo, los actores y actrices españoles, defiende Toledo, comparten horas de plató con el resto de trabajadores sin divismos. Aquí no se produciría el absurdo de Hollywood donde, «sentados en una misma mesa, para hablar con el actor hasta el productor debe hacerlo a través de su representante». Ni tampoco se darían anécdotas como la que cuenta sobre Andy García y Andie MacDowell, cuando vinieron a promocionar de una película. «Fueron a recogerles a Barajas en sendas limusinas. La MacDowell dice que ella quiere una más grande, no una igual a la de García. De modo que se pasó hora y media esperando».
Aunque sí existen grandes diferencias de sueldos. Por ejemplo, «un actor conocido en una serie de televisión de prime-time puede ganar entre 20.000 y 60.000 euros a la semana; en cambio, el meritorio de producción o un técnico de sonido gana alrededor de 1.200 euros». Cada día las condiciones laborales son peores, y algunos colegas no ayudan. «[…] Imanol Arias o Emilio Aragón son propietarios de productoras que explotan, no sólo a sus compañeros, sino al resto del personal».
Y la guinda de este pastel a modo de prólogo es su ataque directo a la Sociedad General de Autores. No tiene desperdicio:
En cuanto a la SGAE, Toledo defiende que no representa a los autores, sólo a un 10% de los socios que se llevan el 80% de los beneficios. «Están todos los autores, pero no pintan nada, lo maneja esa camarilla de Teddy Bautista, Ana Belén, Víctor Manuel, Alejandro Sanz». Este último ofreció una lamentable anécdota en la campaña contra la encarcelamiento de los manteros. Lo contactaron para firmar el manifiesto. No quiso. Y alegó, según cuenta el autor, «que él tenía el mismo derecho a vivir de su obra que los niños de África a comer. Pero si él es multimillonario, ¿cómo se puede permitir compararse con los niños de África? No sólo vive en Miami para pagar menos impuestos, sino que tiene una causa abierta por evasión».
Tampoco se salvan el rey ni Felipe González ni Aznar ni Zapatero. Rebelde con causas.