El nacionalismo catalán tiene una doble moral que se corresponde con esa máxima de ‘haced lo que yo os diga, no lo que yo haga’. Y es que los políticos de esa comunidad tienen la manía de propugnar la inmersión lingüística, denostando y apartando casi hasta el ostracismo al castellano, mientras que el catalán domina de manera imperial. Sin embargo, cuando se trata de educar a sus vástagos, estos mismos representantes, salvo contadas excepciones, buscan la riqueza educativa para ellos, comenzando por los idiomas.
La Gaceta saca a relucir el 18 de septiembre de 2011 –Mas matriculó a sus hijos en una escuela elitista de cuatro idiomas– esa catadura inmoral de la casta política de Cataluña como Artur Mas, Xavier Trías, José Montilla o Joan Laporta, defensores del acervo catalán en todos sus primas, pero que luego no tienen inconveniente en que sus hijos sí aprendan a partes iguales el castellano, el inglés o el francés.
Expone el artículo que:
La Generalitat no quiere que el castellano sea lengua vehicular y considera que el modelo actual resulta todo un «éxito pedagógico». De hecho, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, ha llegado a amenazar al Partido Popular ante posibles pactos políticos si juegan con la inmersión lingüística. «Nadie les toca las narices a los españoles con el castellano ni a los franceses con el francés ni a los alemanes con el alemán. ¿Y por qué a los catalanes nos tienen que tocar las narices con nuestro idioma?», se preguntó.
Mas mantiene: «Con la lengua no se juega». Sin embargo, mientras impone el catalán en la enseñanza, en la Administración y en las relaciones con los ciudadanos, lleva a sus hijos a uno de los mejores colegios de Barcelona -Aula- el mismo centro en el que él estudio.
Aula es de las escuelas más elitistas de la Ciudad Condal. Cuentan que no sólo Mas ha llevado allí a sus hijos, sino diversos dirigentes políticos. Fue fundada por el pedagogo Pere Ribera, ya fallecido, y ofrece una educación muy disciplinada y en cuatro idiomas: catalán, castellano, inglés y francés, como cuarta lengua. Tan elevado es el nivel de exigencia, que si no se cubren las expectativas del centro se invita al alumno a marcharse. De esto saben los hijos de Mas, que según cuentan fuentes cercanas, terminaron sus estudios en un centro privado de monjas.
IN ENGLISH, PLEASE
Por la enseñanza en inglés optó el alcalde de Barcelona, Xavier Trías, el mismo que votó «sí» a la independencia de Cataluña en un referéndum realizado en la Ciudad Condal en abril. Sus hijos, ya mayores, recibieron su educación en la escuela Santa Claus. Su fundadora, de nacionalidad inglesa, «le dio una huella de pluralidad lingüística y cultural que, junto con el currículum oficial, forma parte del carácter propio de nuestra escuela», señala su página web. Y añade: «Pretendemos que nuestros alumnos, al acabar la Educación Primaria, tengan el mismo conocimiento en las tres lenguas: castellano, catalán e inglés».
Y mientras, Montilla, el socialista más nacionalista que ha tenido Cataluña, se pirra porque sus hijos se eduquen en la lengua de la canciller Ángela Merkel:
José Montilla, impulsor de la Ley de Educación que ahora rige en las escuelas lleva a dos de sus trillizos, Anna y Hèctor, al Colegio Alemán, una escuela subvencionada por el Gobierno de Alemania, cuyas cuotas rondan los 400 euros mensuales.
La mayoría de los estudiantes que acude a esta escuela son hijos de alemanes que viven de manera temporal en Cataluña. «Muchos padres están de paso y, como regresarán a Alemania, los niños no reciben clases de catalán. Los otros, una hora a la semana. Mis hijos saben catalán perfectamente, a pesar de que escriben con muchas faltas de ortografía. Dan poco catalán, esta es la verdad, una hora a la semana es poquísimo. Pero bueno, ya lo supliré yo más adelante. Prefiero que sepan alemán», explicó Anna Hernández, la mujer de Montilla en febrero de 2010. El tercero de los trillizos, Víctor, va a otro colegio y «sí que sabe mucho» catalán, añadió la mujer de Montilla en el libro Descubriendo a Montilla de Gabriel Pernau.
DEL ALEMÁN AL FRANCÉS
Y el aficionado a los grandes caldos franceses, Joan Laporta, también siente admiración por la lengua de Voltaire y lleva a sus hijos a un centro donde les educan en el idioma galo y también en castellano:
Los hijos de Joan Laporta, ex presidente del FC Barcelona, el mismo que se declara independentista y que sueña con una «nación catalana organizada en un Estado propio», lleva a sus hijos al Liceo Francés, el centro escolar al que acuden los niños y jóvenes de las familias más acomodadas de la ciudad, que evitan la inmersión lingüística. El Liceo Francés está situado en el corazón del barrio de Pedralbes y cuenta con 2.700 alumnos. De hecho, hasta que se marcharon a Estados Unidos, la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarín también llevaban a sus hijos a ese centro. Muchos jugadores del Barça siguen ese mismo ejemplo.