Aquí sólo faltan los que se van a enfadar de los nuestros (Rubalcaba, por ejemplo estaba ausente) y de los vuestros, Mariano, no falta nadie
«Liberté, égalité, fraternité» y un buen sarao fue el que montó Pedrojota Ramírez con ‘El primer naufragio’. El director de El Mundo ‘invadió’ la residencia del embajador francés en Madrid llenando de la creme de la creme de la política nacional, regional y municipal los salones del coqueto palacio. Pero, como gesto de cortesía, y en signo de franca amistad y agradecimiento, la siempre original y surrealista Agatha Ruiz de la Prada se presentó ante la concurrencia como una Marianne, la figura alegórica, personificación y uno de los símbolos nacionales de la República Francesa.
Y es que aunque el protagonista oficial era la obra literaria, a nadie se le podía escapar la presencia de los primeros espadas de la política nacional…y también alguna que otra notable ausencia. Por allí desfilaron José Bono y Esperanza Aguirre, padrinos en la presentación de ‘El primer naufragio’, pero también llegaron casi de la mano el pasado y el futuro del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. Tampoco quisieron faltar a la cita la flamante presidenta castellano-manchega, María Dolores de Cospedal; el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón o el ministro Miguel Sebastián.
Curiosamente, se echó en falta al líder y candidato del PSOE, el ‘señor’ Rubalcaba y si alguien no se percató, ya lo hizo notar posteriormente el presidente del Congreso con su fina ironía:
Aquí sólo faltan los que se van a enfadar de los nuestros y de los vuestros, Mariano, no falta nadie.
Sin embargo, estas presentaciones cargadas de gran seriedad institucional también dan lugar para el chismorreo menos apropiado. Y es que siempre hay quien, de manera inoportuna, hace preguntas que ‘matan la fiesta’. Federico Jiménez Losantos comentó que una reportera, en su más puro estilo de entrevistadora mordaz, le preguntó no por el libro, no por los asistentes, no por la situación que deja Zapatero, sino por…¡Carmen Lomana!
Tampoco defraudó Esperanza Aguirre, pero no sólo por su ya conocido estilo cañero. La presidenta de la Comunidad de Madrid, que no se para en barras, sufrió el virus del duende maligno que es capaz de cambiar las cosas de su sitio y, en este caso, relegó al naufragio de Pedrojota al último lugar. Lo rebautizó como ‘El último naufragio’, lo que causó el típico murmullo en una sala abarrotada hasta las mismísimas lámparas.