¿Tendrá el juez Pedraz la misma comprensión hacia los periodistas que le critican este 5 de octubre de 2012 que la que ha mostrado hacia los detenidos por manifestarse frente al Congreso? Esperemos que sí.
En caso contrario saturará a algún otro togado con una gran cantidad de denuncias contra columnistas de Madrid y Barcelano. Y no está la cosa para colapsar todavía más la Justicia. Eso por no hablar de cierto derecho fundamental llamado libertad de expresión, claro está.
Pero a lo que íbamos, al magistrado le arrean a diestra y… diestra, de Madrid y de Barcelona. Los columnistas de la zurda guardan silencio sobre la cuestión.
Empecemos en El Mundo, donde Federico Jiménez Losantos publica Un sistema antisistema, artículo en el que aprovecha el autor de «es garzón con flequillo que sube las escaleras de la Audiencia Nacional como si fuera un anuncio de champú» para criticar al ministro del Interior, al PP y al PSOE:
Ahora resulta que asaltar el Congreso de los Diputados no es delito (…) En cambio, defender el Parlamento de los que lo asaltaron violentamente tras haber anunciado con meses de antelación su propósito golpista va camino de convertirse en delito grave. En la segunda traición de Fernández Díaz a la policía -la primera fue en Valencia-, da la impresión de que el Ministerio del Interior va a obedecer las órdenes de la progresía instalada y terminará multando a los defensores de la sede de la soberanía nacional.
La diferencia es que lo que en Rubalcaba era cálculo mezquino, en Fernández Díaz es o parece miedo insuperable a Rubalcaba y Cebrián. Lo que en el héroe del Faisán era maldad liberticida en este Gobierno de pitiminí es pánico al qué dirán… sus enemigos.
Concluye:
En esta España convertida en ejemplo negativo internacional, como hace diez años lo era positivo, nadie está en su sitio, nadie cumple la Ley, nadie paga por lo que hace. Y quede claro: el que quiere suicidarse, se suicida.
Victoria Prego también reparte críticas, entre el propio Pedraz y el diputado del PP Rafael Hernando, eso mismo que llamó «pijo ácrata» al magistrado. Lo hace en Inaudita sucesión de meteduras de pata:
Al magistrado Pedraz se le ha ido mucho, pero mucho, la mano a la hora de escribir. Se le ha ido de manera evidente cuando se ha lanzado a informar urbi et orbi que él considera «decadente» a la clase política española, algo que ni se le ha preguntado ni nos interesa saber. Ese tipo de apreciaciones las podemos hacer otros porque nuestro oficio incluye, más que el derecho, el deber de emitir juicios de valor sobre múltiples asuntos; siempre, eso sí, que quede claro que se trata de opiniones y no de informaciones.
Sobraban sus consideraciones políticas y sobraba también, por cierto, la insolencia con la que ha tratado la actuación de la Policía.
Califica la reacción de Hermando como propia de «pelotera de tasca». Añade:
Si no le gusta el auto, si le parece ofensivo, si cree que es una muestra de inadmisible exceso -que lo es-, Hernando debe decirlo en unos términos que, desde luego, no son los que se le han oído al diputado del PP.
Y luego está la cegata reacción de sus compañeros de filas que en un primer momento no condenaron la metedura de pata y hasta quisieron justificarla. Al final, regresaron a los buenos modales, pero muy tarde y no con la fuerza que el penoso episodio habría merecido.
Finaliza:
Qué bonita imagen para el exterior. Menos mal que a Romney no le llegó a tiempo esta historieta, porque nos la habría clavado. En el corazón.
Salvador Sostres escribe sobre otro tema, la inmersión lingüística en Cataluña. Lo que dice no caerá demasiado bien en gran parte de las filas del PP, pero va a sentar mucho peor en las del nacionalismo catalán sumergido en eso que llaman ‘el oasis’.
En cualquier caso, y por si quedaba alguna duda, se confirma que el columnista ha dejado definitivamente de dado su pasado independentista. En La escuela catalana, dice:
El sistema educativo catalán está planteado sobre la base de que Cataluña es una nación, el catalán su idioma y el castellano una lengua más, como el inglés. Me extraña que el gobierno catalán lo niegue en España, porque presume de ello en Cataluña. No se puede negar la evidencia. No hay ningún sistema educativo que sea neutro y el catalán no es una excepción.
Cataluña será siempre una provincia hasta que no entienda que es mucho más catalanista el Contra Cataluña de Arcadi Espada o el Ubú president de Albert Boadella que las absurdas chanclas y la sudada camiseta de los profesores nacionalistas, sindicalistas y nefastos de tantos institutos catalanes.
Ofrece una visión novedosa sobre el debate lingüístico relativo a la educación. Con argumentos que no van a gustar a los partidarios de las dos posturas enfrentadas:
No es una cuestión de libertad, en tanto que ningún padre de ningún país del mundo elige en qué idioma va a estudiar su hijo cuando lo lleva a un colegio público. Es una cuestión política: la política de una Cataluña que intenta vivir como si fuera independiente y la política de una España que amaga con querer uniformizar el Estado pero que, a la hora de la verdad, acaba siempre reculando.
Concluye:
Si las escuelas catalanas son una fábrica de independentistas, es con el permiso de una España que lo tolera y lo financia; y paga luego algo simbólico para que estén contentos los del otro lado.
Wert cobra comisiones del casino clandestino del Rick’s y Mas vende salvoconductos en el Blue Parrot. Siempre nos quedará París, y una rubia más puta que las gallinas.
Para no prolongarnos más con el diario de Unidad Editorial, hay más periódicos que revisar, nos limitamos a recomendar dos excelentes artículos sobre cuestiones de intencional. El primero trata sobre las elecciones venezolanas y sus posibles repercusiones en el resto de América, el segundo sobre el debate entre Romney y Obama. Se trata de Pesadilla en los palacios, de Raúl Rivero, y K.O. de Romney, de Álvaro Vargas Llosa.
Pero volvamos a las críticas al juez Pedraz. En La Gaceta, Jorge Bustos escribe ‘Una T-shirt con puñetas. Tras llamar «vocal flauta» a un Gómez Bermúdez «que avizora totalitarismo en la propuesta de Cifuentes de modular el santo derecho a la manifa», retrata al togado que protagoniza este ‘Afilando columnas’:
El juez que veía a otro juez anochecer y decidió amanecer en su lugar, o sea, de Santiago Pedraz, que además tiene un pelazo como para fichar por Pantene: «Pantene: porque tienes derechos». O bien: «La Justicia será ciega, pero el buen champú se acaba notando». Y Pedraz desarmando a la cámara con un giro ondulante de cabeza.
Comenta del auto:
Hay que recordar que el bien jurídico protegido es la paz del lugar para la libre formación de la voluntad de los legisladores. Baste leer el acta para concluir que en modo alguno se atentó a tal bien jurídico», escribe el magistrado, al tiempo que el ciclostil camisetero se pone a girar a destajo estampando su icónica media melena en las ‘T-shirt’ de las ‘manifas’ del futuro.
Finaliza:
Comprendo perfectamente al juez Pedraz y a cualquiera de su privilegiado estamento que quiera hacerse perdonar la buena vida que el Presupuesto les concede perdonando a su vez las travesuras callejeras de esos idealistas cuyos ideales se ven tan tiernos desde este lado de las lunas tintadas del coche oficial.
En La Razón la crítica llega en forma de un chiste gráfico del siempre brillante Borja Montoro, del que los lectores ya se habrán dado cuenta de que este humilde lector de columnas es un gran seguidor. En este caso viene a colación una pequeña indiscreción que esperamos que nos perdone el viñetista en cuestión. Montoro, licenciado en Derecho, sabe de la cosa jurídica. Bajo el cartel de «La decadencia de la denominada Audiencia Nacional«, podemos ver un juez representado como altivo y luciendo una rubia melena al viento que dice:
Agradézcanme que no haya ordenado la inmediata disolución de las Cámaras y la instauración de la Tercera República.
Concluimos nuestro repaso diario a la materia opinativa de la prensa del papel echando una mirada a La Vanguardia. Su director, José Antich, firma un artículo titulado Un auto sorprendente. Aunque con formas muy cuidadas, la crítica al juez Pedraz también es demoledora. Arranca:
De entre los muchos calificativos que uno puede encontrar para definir la literatura empleada por el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz para archivar las diligencias instruidas contra ocho personas imputadas por haber intervenido en la protesta organizada por el movimiento 25-S en Madrid, el más moderado es sorprendente.
Comenta de la referencia a «la convenida decadencia de la denominada clase política» que es algo que el magistrado podría tener «algún sentido, quizás» en una conferencia. Pero se plantea:
¿Es una resolución judicial el lugar para descalificar a toda la clase política? ¿No hay nadie que se salve? ¿Es eso lo que quería decir?
Añade que esto su objetividad puede quedar en entredicho si participa en un juicio a cualquier político en ejercicio. Concluye:
Los momentos de tensión que vive la sociedad española, fruto de la crisis económica europea -que está siendo larga y a la que aún le quedan varios años- y de errores propios de nuestro país, quizás obligan a ser más prudentes que nunca en algunas expresiones y no generalizar tan alegremente. Y la justicia tiene un papel importante en ese necesario buen tono.
Del diario del Conde de Godó nos quedamos con otro artículo, que nos hace mirar hacia La Meca, o quizás a Medina o Ryad. En cualquier caso, a tierras de la principal petromonarqía medieval. Pilar Rahola sigue sin animarse a escribir, como a este humilde lector de columnas le gustaría que hiciera, sobre el borrado de las mujeres en el catálogo de Ikea en Arabia Saudí. En esta ocasión ella prefiere lamentarse por el fin del dinero para las más conocidas becas de la UE, Sin Erasmus. Quien sí se anima para hablar de los suecos y los saudíes es Quim Monzó. Lo hace en un artículo con el contundente título de Miedo. Mete algo de ironía:
Me gustaría tener en las manos un catálogo de esos y ver cómo han solucionado las escenas felices que aparecen siempre, con hombres, mujeres, niños y niñas en feliz convivencia entre sus muebles. Si no hay ninguna mujer y sólo han dejado a los hombres, más que el catálogo de Ikea debe parecer el cuarto oscuro del Nightberry.
Reconocemos que no teníamos ni idea de que es eso del Nightberry, pero una pequeña búsqueda por internet nos ha confirmado lo que pensábamos. Se trata de un conocido bar gay de Barcelona que cuenta incluso con espacios reservados al sexo con desconocidos.
De leer esta comparación, a los del régimen monarquico-despótico-teocrático saudí les dará un patatús. Ya se sabe que son portadores de una homofobia brutal.
Tras recordar que ante los déspotas hay dos opciones posibles, que pasan por «agachar la cabeza o no tener contactos con ellos» y que «Ikea ha escogido la primera», gracias a Monzó nos enteramos de algo que nos ha alegrado la mañana:
El Consejo General de Enfermería español rechazó la oferta y dejó claro que lo hacía por la condición deplorable a que se ven sometidas las mujeres en aquella zona del mundo.
Si alguna enfermera quiere cometer el error de ir para allá que lo haga por su cuenta y riesgo, que nadie se lo prohíba. Pero es una buena noticia que no sea mediante intermediarios oficiales españoles.
Concluye con las declaraciones de alguien que sabe muy bien como se las gastan los integristas islámicos y unas reflexiones sobre ellas:
Estas semanas Salman Rushdie recorre el mundo presentando su último libro, Joseph Anton. Rushdie, que sabe cómo las gasta el fascismo islámico, acaba de hacer unas impecables declaraciones a Europa Press: «No tiene sentido que las religiones exijan que no se las critique. Cuando estos días oigo que la gente dice que hay que respetar a las religiones, lo que quieren decir es que tenemos miedo a la violencia, porque lo que realmente esconde ese respeto es el miedo a la violencia. Estoy harto de que las religiones exijan un trato especial. No hay ninguna razón por la que se les tenga que dar un trato especial. Tenemos que poder hablar de las cosas de forma seria, pero también con sátira». Todos esos conciudadanos nuestros tan amantes de entender las «razones» de los «ofendidos» por las burlas a Mahoma tendrían que recortar este texto, colgarlo en la cabecera de la cama y leerlo cada noche antes de irse a dormir, a ver si finalmente lo entienden.
Para este humilde lector de columnas, terminar su repaso a los artículos de opinión con este valiente artículo sobre el miedo es placer. Son necesarias más voces que expresen esa firmeza. Y no sólo en el periodismo. También en unos políticos de todos los colores cada vez más acobardado ante los tiranos de cualquier signo, sean teócratas como los saudíes o comunistas o afines como los Castro y Chávez.
¿O alguien se ha olvidado de las caras de Pajín y Valenciano en éxtasis ante Raúl Castro y a Pedro Morenés llamando «gran amigo de España» al venezolano?