De un modo u otro, Montoro está presente en casi todas la columnas destacables del papel del 19 de junio de 2013. Ya sea como protagonista principal, ya como secundario importante, o incluso como personaje que ‘pasaba por allí, el nombre del ministro más ‘chuleta’ del Gobierno de Rajoy es una presencia constante en los espacios de opinión de la jornada.
Aparece a colación del esperpento de las 13 fincas atribuidas a la titular del DNI número 14, del despilfarro del gasto público e, incluso, en una columna sobre ese invento de Mas llamado ‘Diplocat’ –que no es un híbrido entre un diplodocus y un gato inglés–.
Arrancamos en el periódico del conde de Godó y Grande de España metido a independentista. La Vanguardia es uno de los pocos diarios que ofrece alguna columna sobre el lío de las fincas atribuidas por Hacienda a la Infanta Cristina. En este caso la firma el director del rotativo, José Antich, y se titula Lo inexplicable. Se pregunta:
Cómo es posible que la Agencia Tributaria envíe al juez que investiga el caso Nóos un informe de 200 folios de datos que proceden de terceros y no ha verificado? ¿No es consciente la Agencia Tributaria que el caso Nóos no es un proceso cualquiera y que por primera vez una infanta de España ha sido imputada por un juez -el magistrado Castro- aunque posteriormente la Audiencia de Palma la desimputó?
Concluye:
A estas alturas, todos hemos tenido la suficiente relación con la Agencia Tributaria para saber que su trabajo es enormemente pormenorizado y meticuloso para que este error sea comprensible para el común de los humanos. Hacienda debe dar más explicaciones en sede parlamentaria y depurar responsabilidades al máximo nivel de la Agencia Tributaria. Mientras no lo haga, una sombra de inestabilidad recorrerá un organismo que necesita recuperar su credibilidad.
Tras saltar a Madrid comenzamos nuestro periplo por la prensa capitalina en La Gaceta. El anarco-capitalista Jorge Valín publica un artículo titulado ‘Montoro, el perdonavidas manirroto’:
Esta semana el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha vuelto a hacer propaganda de su austeridad a lo Walt Disney. Y no sólo eso, ha aprovechado para señalar con el dedo a quienes contradicen sus mentiras como, entre ellos, y cito textualmente: «Muchos medios e incluso catedráticos de Economía Aplicada». Profesor Niño-Becerra, ¡cuidado! Que un día de estos le entran en casa y le detienen por terrorista.
Valín recuerda que Montoro ha presumido de el PP «ha reducido el número de asalariado». Repasa cifras, y mientras que esto es cierto para el sector privado, «en el sector estatal han aumentado en casi un 7%». comenta al respecto:
El ministro no sólo es un perdonavidas que se dedica a amenazar a periodistas e ilustres profesores, sino que alardea de no haber hecho prácticamente nada.
Sigue repasando numerosas cifras relativas al gasto público, para concluir:
En el año 2007, cada familia española debía al Gobierno, en concepto de deuda unos 23.000 euros. En 2011, cuando Rajoy tomó el poder, unos 43.000 euros. Ahora mismo cada familia debe al Estado 51.000 euros. ¿Qué tipo de austeridad es esta? La deuda de hoy la pagaremos mañana con más impuestos. Si ya es inadmisible que un Gobierno mienta, más lo es que se dedique a amenazar a quienes destapan sus mentiras. ¿Se puede considerar legítimo a un régimen corroído por la corrupción, la agresión a sus ciudadanos, el robo y la mentira?
También en el diario de Intereconomía, Itxu Díaz publica Diplocat contra la verdad. Y aunque el artículo trata sobre el invento de Artur Mas, parece que a su autor le apetecía pegarle a Montoro durante un arranque en tono irónico:
Billetes. Monedas. Tonterías. El dinero está sobrevalorado. Lo mejor que se puede conseguir con dinero no se puede conseguir con el dinero que llevo encima. Y atracar un banco es algo que siempre tengo en la recámara, por si algún día me aburro y decido probar a sentirme Montoro durante unas horas.
Después ya entra en materia:
Mi admiración por Artur Mas es infinita. Es decir, tiende a cero. Sin embargo hay que reconocerle un talento para desprenderse del dinero. Del que no es suyo. El suyo, me cuentan, lo administra mejor. Pero el presidente del enjuague catalán manosea lo público con la alegría de un socialista, y lo dirige a causas increíblemente estúpidas como un auténtico nacionalista. El Diplocat: 100.000 euros por beca.
Añade:
La misión del Diplocat es dilapidar dinero ajeno. Es simple. Usted paga multas e impuestos. El dineral llega a Mas. Y Mas convoca un botellón nacionalista, hace una hoguera con banderas de España en el jardín, y lanza caprichosamente los billetes al fuego entre bailes. En eso consiste el Diplocat, salvando la metáfora. Si preguntan a la Generalitat les dirán que el objetivo es formar a especialistas en promocionar Cataluña en el exterior. No sé qué es peor.
Concluye:
Creo que estos días en España todos los tontos y ladrones se han echado a volar. Ahora ya sabemos por qué el cielo está nublado en pleno junio.
Pasamos ahora a El Mundo, donde gran parte de las columnas están dedicados al asunto de la titular del DNI número 14. Para no aburrir, nos quedamos con una de ellas. Vitoria Prego es la autora de O explicación o especulación:
Como no se dé prisa el ministro de Hacienda y salga con una explicación auténtica o, por lo menos, verosímil y creíble, el asunto de las falsas ventas de fincas de la Infanta Cristina se le va a ir al Gobierno de las manos, si es que no se le ha ido ya.
Sostiene:
El problema para Hacienda, terrible problema, es que no sólo se está desacreditando a sí misma en su actuación en este caso, sino también en su rigor y en la fiabilidad de su comportamiento en términos generales. Es lo que le faltaba al Gobierno en plena crisis, en plena lucha contra el fraude y en plena época de Declaración de la Renta: que los españoles empiecen a abrigar la sospecha de que la Agencia Tributaria manipula datos por pura frivolidad, por gravísima ineficacia o por razones aviesas e inconfesables.
Pero se está desatando algo más, y eso afecta ya al Gobierno entero, a la Casa del Rey, a los miembros de la Familia e incluso al funcionamiento de la administración de Justicia. Lo que se está desatando son los rumores y las especulaciones, que circulan ya en todas las direcciones posibles y con toda la dimensión que da la libertad de pensamiento cuando no tiene que enfrentarse a los hechos demostrados.
Concluye:
Mientras no se haga así, se alzarán cada vez más las voces que sostienen que no ha habido error alguno sino que los datos se han falseado con toda intención, aunque aún no quede claro exactamente qué intención ha sido ésa. Y aquí es donde aparece la caracola de los ecos que permite versiones varias, todas las cuales afectan brutalmente a la credibilidad de casi todos, o todos, los actores involucrados en el enredo. Y no sólo a ellos, sino a quienes están inevitablemente situados, por mucho que hoy les incomode, en el entorno familiar directo del Rey, los únicos que tienen sólo dos dígitos en su DNI.
Dése prisa el ministro de Hacienda, que esta bola tiene potencia más que suficiente para aplastar muchas cosas a su paso.
Manuel Jabois saca la vena humorística que tan bien controla en Queda inaugurado este imputado. En el primer párrafo recuerda una anécdota contada por Eduardo Rolland en Faro de Vigo:
Una vez Franco inauguró un hospital enorme que se había llenado de enfermos imaginarios la noche anterior para dar imagen de operatividad. Franco, que se presentó con gorra de marinero para sugerir que el tema de conversación debía ser el atún de 320 kilos que pescó días antes, llegó a decirle a un enfermo que tenía un gran aspecto y que pronto se recuperaría. El hombre se levantó, se vistió y se marchó dando origen al segundo milagro que se atribuyó a Franco en vida; el primero, pescar un atún de 320 kilos.
Añade:
Las inauguraciones han cambiado poco; de hecho se siguen inaugurando las mismas cosas, a veces literalmente.
Sotiene que ahora no hay inauguración «sin ciudadanos cabreados». Acto seguido escribe sobre el registrador de la propiedad que creíamos metido a gobernante:
En Alicante, por ejemplo, Rajoy fue a inaugurar el Ave y se encontró con que la principal manifestación que allí había era la que él estaba organizando a solas. Protestaba con todo el lenguaje gestual que le era permitido contra la alcaldesa de la ciudad, una mujer imputada en delitos de corrupción. Protestaba de alguna manera contra sí mismo, que la mantiene en el cargo.
Concluye:
Lo lógico, de hecho, hubiera sido que la policía rodease a la regidora mientras caminaba al lado de Rajoy para evitar el contacto visual entre ambos. O que, harto, el presidente se girase bruscamente y se pusiese allí mismo a inaugurar a la pobre mujer como si fuese un pantano. No se resentiría la banda de música ni cambiarían mucho las caras de felicidad de los ministros. Será por atunes.
Concluimos con el periódico de la ‘disciPPlina’, donde José Antonio Álvarez Gundín escribe sobre El edén del enchufado:
En España no sobran funcionarios. Lo que sobran son enchufados. No menos de 600.000 empleados públicos han sido contratados en los últimos siete años, buena parte de ellos sin más mérito que pertenecer al partido o al sindicato, ser pariente del gobernante de turno o por intercambio de favores.
Añade:
Es verdad que en estos cinco años de crisis se han registrado recortes, pero todavía hay 300.000 contratados más que en 2006, lo que contribuye a que el gasto estructural sea 28.000 millones de euros superior al de entonces. Para mayor sorpresa, Hacienda acaba de detectar que los gobiernos autonómicos están repescando a los interinos salientes para concederles la condición de funcionarios, lo que explica que en los últimos doce meses las autonomías hayan pasado de tener 912.893 funcionarios a 921.109, es decir, 8.216 más.
Sigue:
¿Cómo resolverá el Gobierno de Rajoy este despropósito imposible de costear a pesar de los elevados impuestos que pagamos? Hoy presenta una de las leyes posiblemente más importantes de esta legislatura, la de las Administraciones Públicas. Son muchas las teclas que tocará, la mayoría muy molestas para barones, virreyes y caciques, pero ninguna es tan necesaria como la de extirpar el clientelismo y el enchufe.
Concluye:
Sería deseable que Rubalcaba, una vez convertido a la fe en el pacto, apoyara esta reforma crucial. Pero tal vez sea pedirle demasiado a un partido que ha hecho de Andalucía el ejemplo exacto de todo lo contrario: una tupida red de reparto de favores que se debería erradicar por simple higiene democrática.
Teniendo como tiene el columnista razón en lo último que dice, este humilde lector de columnas se pregunta si acaso no hay en comunidades autónomas y ayuntamientos gobernados por el PP miles de enchufados por ese partido. E incluso en la administración central. Nos tememos que todos conocemos la respuesta.