La imagen, del pasado martes 18 de febrero, no pasó desapercibida para casi nadie en Miguel Yuste. Por delante, con estampa impoluta y luciendo sus mejores galas, caminaron con paso firme los mandamases de Prisa. Juan Luis Cebrián y su cúpula: Abril-Martorell y Jose Luis Sainz, alias ‘Pavarotti’.
A los tres les acompañaba Antonio Caño, flamante nuevo director de El País, en los instantes previos a la comparecencia de Cebrián ante los altos mandos del rotativo para explicar la decisión. Y cuatro o cinco pasos por detrás, cabizbajo y apresadumbrado, Javier Moreno, que para mas inri, queda ahora en una rocambolesca situación de ‘interinidad’ hasta que Caño tome el mando definitivamente en el mes de mayo, coincidiendo con el aniversario de la fundación del periódico.
A pesar de que no ha sido un director muy querido, algún que otro redactor que observó desde su puesto la escena, no pudo dejar de revolverse en su asiento ante semejante cuadro, todo un mal trago para ‘El Químico’, como despectivamente llamaban a algunos a Moreno. Sin embargo, desde hacía meses en el seno del diario independiente de la mañana se sabía que Cebrián ya lo daba por amortizado: no en vano, soportó casi sin pestañear el peso del brutal ERE de 2012, como ya había hecho anteriormente cuando recortó casi a la mitad la plantilla de ‘Cinco Días’. Es el bagaje que deja entre el personal el que ha sido el cuarto director de El País, tras el propio Cebrián, Joaquín Estefanía y Jesús Ceberio, al que sustituyó.
LA REDACCIÓN AVALA EL PERFIL PERIODÍSTICO DE ANTONIO CAÑO
Precisamente Caño ya sonó como posible sustituto de Ceberio en una partida que se acabó llevando Moreno, precisamente su antecesor. Antonio Caño tiene un perfil periodístico que le ha hecho caer de pie en su aterrizaje a Miguel Yuste. Salvando su perfil ideológico, seguramente alejado de la mayoría de centro-izquierda que todavía reina en la redacción, al ex corresponsal en Washington se le reconoce su valía periodística, al contrario que sucedió con Moreno, al que siempre se le vio como una especie de gestor.
En materia de pensamiento, veteranos de El País consultados por Periodista Digital resaltan, sobre todo, su profundo sentir pro-americano, fruto de sus años de corresponsal en Estados Unidos, y por ende, pro-Israel:
Siempre ha apoyado todo lo que sale o dice Washington, como pasó con la guerra de Irak, que apoyó sin reservas a pesar de que la línea del periódico era la contraria. En América Latina se ha mostrado siempre muy contrario a los llamados regímenes populistas, como Venezuela, Ecuador y compañia
Dice a PD uno de los históricos del diario de Prisa, que conoce a Caño desde hace muchos años. Y añade:
Es un liberal en términos económicos. Muy a favor del libremercado. En política española, es muy de defender las instituciones, todo lo que engloba el ‘establishment’: la Corona, el sistema de partidos y la Constitución
BERNA HARBOUR, PROTEGIDA DEL NUEVO DIRECTOR
Otra de las imágenes que también sorprendió en la sede de El País el día de la presentación de Antonio Caño como director fue verle saludando a la redacción con la subdirectora Berna González Harbour pegada a su lado. Hay que recordar que Harbour fue su sustituta en Internacional y que ambos comparten una línea editorial proamericana.
La santanderina, que este 19 de febrero de 2014 presentó en Madrid su novela ‘Margen de error’ editada por RBA, se paseaba muy sonriente por la redacción consciente de que el nombramiento de Caño le había hecho ganar enteros.
«Caño iba buscando el voto entre los redactores -su nombramiento debe ser ratificado simbólicamente por la plantilla- y Berna le iba presentando a la gente. Detrás iban los subdirectores caídos en desgracia Vicente Jiménez y Jan Martínez Arhens con cara de poker». La sensación es que Caño no contará con la gente de Moreno como los subdirectores Jose Manuel Romero, Borja Echevarría… aparte de los mencionados Jiménez y Martínez Arhens. A muchos de ellos se refería el nuevo director en el email de marras que mandó a Cebrián donde confesaba que «casi no le servía ninguno». Por lo que parece, otro de los que también puede salvarse de la quema es Josema Calvo.
Caño probablemente se apoyará en David Alandete, que se ha forjado a sus ubres en Washington (es actual corresponsal en Israel), y tiene un perfil ideológico similar al suyo. Otro que será próximo es Luis Prados, ex jefe de internacional y actual delegado en México, con quien han estrechado contactos en los últimos años.
Algunos todavía recuerdan que aquel periódico que salió a los kioskos el día de la huelga de El País contra los despidos, el 8 de noviembre de 2012, tachado por los lectores habituales como «un bodrio», fue hecho en gran parte por los corresponsales de México y Washington Alandete y Caño.
DE CENTRO DERECHA Y APASIONADO OPOSITOR A LA HUELGA POR LOS RECORTES
Quienes conocen a Caño destacan que apoyará a gente joven y de perfil digital y relativamente desconocidos. «Caño no va a derechizar el periódico, eso ya ocurrió con Moreno con la entrada de los bancos en el accionariado de Prisa con apoyo y beneplácito del Gobierno. Caño, en todo caso, acentuará este bandazo a la derecha».
Y desde el punto de vista empresarial reducirá la importancia de la edición impresa, van a crear un gran diario online para América Latina que poder vender algún día a algún gran magnate latinoamericano tipo Carlos Slim por un buen puñado de millones gracias a la influencia y tráfico que tendrá. Caño insiste mucho en lo digital y en América», comentan fuentes internas de El País.
El movimiento de colocar a Caño es visto en la redacción como un gesto amable hacie el Gobierno para que éste facilite la compra de Canal+ por Telefónica, todo un balón de oxígeno para las asfixiadas arcas de Prisa.
«Caño es amiguete de Mariano Rajoy. Es cierto que es muy pro-yankie pero también hay que decir que es un periodista. Tiene trayectoria profesional. Escribe bastante bien. Sus crónicas tienen sentido y pueden ser un ejemplo de un corresponsal en el extranjero, aunque la línea no te guste», dicen otras fuentes a PD.
Y, por encima de todo, es un hombre de empresa. Que apoya a muerte las decisiones de Juan Luis Cebrián, incluso las más controvertidas. Durante los tiempos del trágico ERE que podó un tercio de la plantilla del rotativo incluso llegó a intervenir vía Skype desde la capital americana en una Asamblea de trabajadores para oponerse a la huelga de firmas. En su aparición por videoconferencia se limitó a declarar a sus compañeros que aquellas medidas eran un disparate y que los recortes eran necesarios para hacer la empresa viable. Mientras realizaba su alegato contra la huelga, sus compañeros de Washington y México le ayudaron a sacar adelante una edición de El País que tuvo muy difícil llegar a los quioscos aquel día dado el alto seguimiento de los paros que hubo en Madrid.