El racionalista Gabriel Albiac se une al reaccionario Juan Manuel de Prada para abjurar de Europa
Parece que Susana Díaz había planeado una Semana Santa de exhibición personal en procesiones y cofradías, en esa mezcla tan andaluza de devoción mariana y voto a un partido que promueve el aborto y la identidad de género. Pero unos okupas movidos por sus aliados en el Gobierno de la Junta, Izquierda Unida, se la ha estropeado.
Ante la reacción de Díaz a la vulneración de la ley por parte de la Consejería de Vivienda (dirigida por IU), columnistas hubo la semana pasada que anunciaron la ruptura del gobierno de coalición y elecciones anticipadas en Andalucía, pero se tuvieron que tragar sus palabras: de un día para otro Díaz dio marcha atrás y hocicó. Ahora Díaz ha pasado de sultana a rehén, como escribe Ignacio Camacho (ABC) en el mejor análisis que leo hoy, 14 de abril de 2014.
El mecanismo de dependencia que sostiene el régimen clientelar andaluz ha cambiado de repente de dueños. El conflicto de la Corrala Utopía se ha convertido en el paradigma de un nuevo statu quo.
La coalición neocomunista, que actúa como un partido antisistema dentro del poder, ha encontrado en los desahucios un filón de intereses, una rica veta electoral en la que explotar el miedo social al desamparo. Es IU la que promueve leyes de embargo de viviendas, la que reparte entre los okupas el botín de los asaltos a supermercados, la que concede realojos saltando las leyes y las listas de espera, y lo hace cuidándose de dejar muy clara la autoría de la dispensa.
Susana ha perdido el pulso que ella misma planteó y el tiempo corre en su contra; le están comiendo la merienda en su propia casa. Además ha dejado entrever otra flaqueza: no está aún en condiciones de romper el acuerdo y convocar elecciones porque no goza de ventaja suficiente en las encuestas. Por eso no ha podido ir hasta el final del duelo. Pero los socios no van a aflojar, y menos cuando ya saben el alcance de sus fuerzas. Lo han celebrado con alharaca de victoria, crecidos y exultantes. Díaz ha medido mal y su Presidencia es ahora la Torre de la Cautiva, donde mora como rehén aunque quiera ejercer de sultana.
Pablo Sebastián (Republica.com) considera que la retractación de Díaz ayuda a la campaña de Arias Cañete y también a Alfredo Pérez Rubalcaba.
Primer gran tropiezo pues de Susana y su pretendida autoridad, y eco en las filas del PSOE donde la vieja guardia de Rubalcaba no habrá dudado en esbozar una malvada sonrisa, porque pronto se le ha visto la peana a la santa Susana que tan fuerte parecía pisar.
En todo caso la crisis de Susana le da munición a Cañete de cara a sus próximos debates electorales con Valenciano, donde se espera para fecha no lejana, un mano a mano televisado. Aunque claro está que la candidata del PSOE tiene, y con razón, otros sobrados motivos de inquietar a Cañete con las denuncias del caso Gürtel que no cesa de crecer y pueden ir a más si el juez Ruz levanta el velo de las inculpaciones y se vislumbra la presunta financiación ilegal del PP en las últimas campañas electorales.
Ussía (La Razón) le desaconseja que se traslade a vivir a La Moncloa, pero le subraya que, con los compañeros de viaje que tiene, no llegará allí nunca.
es un palacio encantado por el mal, que lleva a la soledad y a la herrumbre anímica, y en cuyos ámbitos sólo disfrutan los pelotas y los insensatos que pretenden acceder a puestos más altos en la escala del poder. Es el único palacio del mundo al que se entra directamente por el salón, feísimo, por cierto.
Le cuento esto a Susana Díaz para ofrecerle el consuelo necesario en el caso de que mantenga su unión con esos desgarramantas caribeños y siberianos que tiene en su entorno. (…) Es la manera de advertirle que, en el caso de que sea masoquista y sueñe con ser un día la Presidenta del Gobierno de España y por ende, inquilina mayor de La Moncloa, no puede plantearse su poder en Andalucía al lado de quienes odian el sistema, la Constitución, la libertad y la democracia.
El PSOE no es de confianza
En su tribuna de ABC, Esperanza Aguirre, que no se ha ido de vacaciones, como su paladín en los medios, Federico Jiménez Losantos, pasa de la anécdota a la categoría, y convierte la crisis política en Sevilla y otros actos recientes del PSOE en síntomas de la degradación de este partido.
Esta falta de criterio en un asunto tan trascendental como este es similar a la que muestran los socialistas cuando su presidente en el País Vasco, el maltratador Eguiguren, dice la barbaridad de que «en Madrid vivían mejor con ETA». Por no recordar cómo ahora Rubalcaba tiene que decir que la secesión de Cataluña no cabe en la Constitución, después de que su antecesor al frente del PSOE, Zapatero, dijera con la solemnidad que le caracterizaba que él apoyaría cualquier cosa que saliera del Parlamento de Cataluña.
Son demasiados vaivenes. La línea política de un partido no la puede marcar el oportunismo de cada momento. Por eso creo que el PSOE es un problema para España. Porque debería ser una alternativa de gobierno sensata y fiable para España y, ahora, por el contrario, es un elemento de inestabilidad porque resulta imposible saber qué es lo que defiende en los asuntos esenciales que tenemos planteados los españoles. Por eso podemos afirmar que este PSOE constituye un problema para España. Y me duele decirlo de una manera tan tajante.
Díaz no encuentra consuelo ni El País. Almudena Grandes les reprocha a Díaz, a Mariano Rajoy y a Artur Mas que no respeten a los ciudadanos.
En estos días espesos, fangosos, en los que se ventilan asuntos trascendentales para el futuro de España sin la menor pasión, pesan como nunca las reiteradas faltas de respeto que los ciudadanos soportamos desde hace demasiado tiempo. La sensación de que las grandes batallas políticas y electorales que se avecinan obedecen a un guión previo, y por eso Rajoy ha proclamado a su candidato prácticamente en el descuento, y Mas ni siquiera se ha molestado en venir al Parlamento a defender su propuesta, y Díaz ha preferido escenificar una crisis de Gobierno en lugar de resolver un conflicto puntual de una forma discreta, confirman la paupérrima opinión que nuestros políticos tienen de nosotros.
El único apoyo que veo es el de Antonio Casado (ElConfidencial.com):
Solución salomónica desde el punto de vista social y político. A pesar de los malos augurios, nada cambia en la gobernación de Andalucía. Todo por la estabilidad, todo por la continuidad. Era la consigna de Ferraz con el amén de Susana Díaz.
Díaz gana peso político con su defensa de la legalidad frente a quienes defienden la «patada a la puerta» y gritan «Viva a la República» cuando celebran la batalla ganada al PSOE
Lo demás son lecturas interesadas en los entornos políticos y mediáticos del PP
Pues nada, Antonio, ¡viva la Pepa!, digo, ¡viva la Susi! Hombre, disimula un poco, que se nota demasiado con quién almuerzas.
Contra Europa
Dos personas tan inteligentes como opuestas en sus cosmovisiones como el reaccionario católico Juan Manuel Prada y el agnóstico racionalista Gabriel Albiac se pronuncian en ABC contra Europa y a favor de no votar en las elecciones.
Prada:
Esta Europa nacida para combatir, domeñar y destruir a España repele al español con conocimientos de Historia; y al español que no los tiene, le basta con meditar que, participando en las elecciones europeas, otorga poderes a una patulea de burócratas con cara de col de Bruselas para que elaboren un pandemónium de leyes y ordenanzas que permitan las intromisiones más abusivas en su vida y en su hacienda, así como en la vida y en la hacienda del Estado español
Así consiguen que la gente vote pensando ilusamente que, mientras otorga poderes para la confiscación de sus almas a los burócratas bruselenses, está haciendo profesión de fe conservadora o progresista. Y así se cumple aquello que afirmaba Nicolás Gómez Dávila: «El sufragio universal no pretende que los intereses de la mayoría triunfen, sino que la mayoría lo crea».
Albiac:
Ni la Europa que alguien dirige desde Bruselas es un régimen constitucional, ni es fácil dar con nombre propio para su «gobierno». No es una democracia, desde luego, puesto que ni uno solo de sus cargos depende directamente de electores ciudadanos.
Se me dará como argumento que, al menos, no es fácil confundir a un técnico competente y aburrido como Arias Cañete con un pozo de nesciencia dicharachera como Valenciano. Es cierto. Pero, en lo de Estrasburgo, tanto vale un premio Nobel cuanto una vicetiple en horas bajas. ¿Y por qué habría yo de perder medio segundo de mi escaso tiempo en promover sus intereses?
Como hoy vivimos un nuevo aniversario de la proclamación de la II República, Antonio Elorza (El País) la vitorea, usando como altavoz el libro de Pilar Urbano.
La peripecia de Juan Carlos I es más compleja, ya que arranca de la viscosa sucesión del franquismo, con toda su carga negativa, remonta el vuelo con la instauración de la democracia y su defensa el 23-F, para entrar en un inesperado declive durante los últimos años, por una serie de causas de todos conocidas.
Nada tiene de extraño que sea el comportamiento del Rey en el momento más crítico lo que haya incidido con mayor fuerza en la cuesta abajo de su prestigio. El revuelo montado en torno a La gran desmemoria por Pilar Urbano es la mejor prueba de la centralidad del tema. En el libro, el relato sobre la actuación del Rey en torno al 23-F es todo un ejercicio de destrucción de imagen, aunque la autora no olvide puntualizar el distanciamiento de Juan Carlos respecto de Armada en febrero de 1981
El ideal republicano mantiene su vigencia.
La resistencia a la inmersión lingüística catalana
La tabarra catalana continúa imperturbable.
Francesc-Marc Álvaro (La Vanguardia) enumera los agravios recentralizadores que sufren los catalanes.
Rajoy piensa que somos tontos. Como si la ley Wert no existiera, como si no hubiera un asedio judicial a la inmersión, como si Catalunya no perdiera cada año el 8% de su PIB por el déficit fiscal, como si el Gobierno no ignorara lo que dice el Estatut sobre inversiones, como si el déficit inversor de la administración central en infraestructuras no fuera de más de 5.700 millones, como si varios medios no se dedicaran a criminalizar personas y entidades catalanas sin que el fiscal general lo pare… Como si el TC no se hubiera cargado en el 2010 el Estatut votado en referéndum.
Y explica que el estatuto de 2006, avalado por Zapatero, era un intento de reformar la Constitución sin que los ciudadanos pudiésemos intervenir.
Seamos serios: el Estatut del 2006 ya era -así fue leído por mucho- una especie de reforma constitucionaol por la puerta trasera, con el objetivo de encajar definitivamente Cataluña en España. (…) pero los poderes del Estado decidieron que este diámetro de autonomia es inaceptable y aceleraron la recentralización.
Mariano Fernández Enguita publica una excelente tribuna en El País contra la inmersión lingüística en catalán.
cuando se manifiestan en un contexto libre de cualquier coerción, la mayoría de las familias no quieren esa inmersión lingüística en la sola lengua propia. Aunque está muy mal visto preguntar esto en Cataluña, y por tanto cada vez se pregunta menos, varias encuestas han arrojado esta mayoría: el CIS la cifró en el 70% (1998), ASEP en el 78% (2001) y el 68% (2009), DYM en el 91%. Solo la fantasmagórica consultora Feedback, que vive de algunos ayuntamientos nacionalistas y de La Vanguardia y cuyos datos y técnicas son inaccesibles se ocultan al público, afirma que sean mayoría los partidarios del catalán como única lengua vehicular, y aun así la limita al 81%.
Evacuar el castellano de la escuela no es una operación lingüística ni pedagógica, sino política. En este punto, como en otros muchos de la educación, el medio es el mensaje, y el de la inmersión es el del nacionalismo excluyente: eres catalán, pero no español. El mismo mensaje del absolutismo y el franquismo, pero al revés.
Salvador Sostres (El Mundo) insiste en que Artur Mas y CiU no van a sublevarse.
Cualquier persona con dos dedos de frente sabe perfectamente que la tan prometida consulta secesionista del próximo 9 de noviembre no va a celebrarse. Mas amaga con un adelanto en clave plebiscitaria -como sustituto del fallido referendo- que él es el primero que sabe que no le interesa convocar.
Quedan algunas tardes de reivindicación callejera y algunas tensiones que pueden llegar a ser desagradables, e incluso trágicas. Pero la derrota va a ser el único resultado final, como siempre que Cataluña ha intentado desafiar a España.
Los ateos necesitan sus procesiones
El Mundo, diario radical (en el sentido francés), trae varias columnas sobre la Semana Santa, ¡y elogiosas o respetuosas!
Rubén Amón escribe sobre la procesión atea que quiere hacerse en Madrid en Jueves Santo.
la religión forma parte de la cultura general y que la sangre forma parte de nuestra idiosincrasia, a no ser que el dogmatismo de las sociedades asépticas, inodoras, incoloras e insípidas, o sea la nuestra, termine promoviendo el oxímoron de la misa sin eucaristía, la corrida de toros sin estocada y la Semana Santa incruenta.
Los ateos tienen derecho a manifestarse el día del nacimiento de Darwin o el día de la muerte de Lenin, pero hacerlo en Jueves Santo relativiza sus argumentos y trae a la memoria aquella votación que hicieron los socios decimonónicos del Ateneo de Madrid a propósito de la existencia de Dios. No recuerdo el desenlace, pero creo que el sí o el no ganó por la mínima.
Y visto que hasta los ateos necesitan procesiones, Raúl del Pozo las defiende como esencia de lo español.
A los guiris románticos les escandalizaba ese desfile de santas cenas en la calle, los sudarios, descendimientos, lanzadas, saetas, judíos, romanos y los cucuruchos que les recordaban a los del Ku Klux Klan. Ehrenburg y otros cronistas de la guerra se burlaron ferozmente de las pelucas de los cristos en enaguas. No sabían que España es un país de antepasados, donde la vanguardia vuelve a la tradición. Aquí triunfó para siempre el barroco.