OPINIÓN / Afilando columnas

Ussía: «El comunismo intenta dar lecciones cuando ha sido el sistema más sanguinario de la Historia»

Antonio Burgos: "Veo a Susana Díaz en Málaga, ante El Cautivo. Debe de ser el sagrado Patrón del famoso Voto Cautivo"

Raúl del Pozo: "El chisme y el insulto cotizan en el Ibex y las redes sociales son las reinas del parqué"

Cuando faltan menos de 24 horas para que comience el puente de Semana Santa, tan señaladas fechas del calendario católico tienen presencia en los espacios de opinión de la prensa de papel española. El 16 de abril de 2014 encontramos varios artículos que de un modo u otro versan sobre estas festividades de la Iglesia de Roma, aunque no es el único asunto del día. Como es de esperar, encontramos menciones al nacionalismo catalán o incluso a quienes añoran la II República Española.

Tras hacer sonar nuestra armónica de afilador, aunque sin tono procesional ni con el himno de Riego, pasamos a comentar estos temas.

Arrancamos en el diario del conde de Godó y Grande de España que recula en su apuesta por el independentismo catalán. Nos encontramos en La Vanguardia con un artículo de Joaquín Luna en el que se critica sin piedad a esos expertos de Artur Mas que pretenden hacer creer que la independencia no implicaría la salida de la UE, entre otras cosas. Se titula ¿Y el derecho a estar informados?

Hay muchas formas de maquillar la realidad, como por ejemplo equiparar hipótesis inverosímiles con verosímiles. Y eso es lo que ha hecho el CATN al omitir lo elemental: la UE es un club de estados, con las reglas del juego hechas a su medida, que actúa conforme a esa lógica y a sus tratados.

Añade:

Entre los informes del citado consejo y los tuits de espectadores que aparecen en TV3 me quedo con los segundos. Son sinceros, animosos y coherentes. Unos escriben que les importa un pito ser o no ser un Estado miembro de la UE con tal de conseguir la independencia, otros desean emular a Suiza y Noruega (si ellos tienen banca y petróleo, nosotros tenemos la marca Barcelona, deben de pensar), y siempre hay quienes anhelan un orden internacional nuevo para el que las viejas instituciones son irrelevantes. Son, en fin, ciudadanos optimistas dispuestos a sacrificios que ni se engañan ni engañan.

Este párrafo dice más de lo que parece. Retrata a los espectadores de la televisión pública catalana como firmes partidarios de la independencia a cualquier precio. No se refiere a los de los medios catalanes en general, tan sólo a los de la TV3, lo cual nos está hablando indirectamente de la labor de adoctrinamiento que esta ejerce. Eso y que la cadena tan sólo opta por emitir los tuits que apoyan sus posturas ideológicas.

Tomamos el puente aéreo y nada más aterrizar en Madrid nos asomamos a La Razón, donde nos topamos con la sonrisa más blanca de los informativos de 13TV. Alfonso Merlos replica al Gobierno de Mas y a sus asesores con un contundente No, hijos, no.

Así que el mensaje que Bruselas y Estrasburgo hacen llegar al embrión fantasmagórico de Estado catalán independiente sólo puede ser y es uno: definitivo, atronador, indiscutible y, por supuesto, innegociable. No caben en la bandera europea los gobiernos gamberros concentrados en reventar una arquitectura institucional levantada con trabajo durante décadas y un orden político y jurídico orquestado con la cabeza y no con el dedo gordo del pie. No, si son ejecutivos nacionales. Peromenos, bajo ninguno de los conceptos si se trata de gabinetes regionales como el que capitanea el díscolo Artur Mas, presidente de la Generalitat de Cataluña.

Una vez más, Merlos, que tiene razón en lo que dice sobre la UE, no entra a comentar la respuesta o ausencia de ella por parte del Gobierno de Rajoy al desafío independentista.

En la contraportada de ese mismo diario, Alfonso Ussía titula Histórica efeméride, en referencia al 74 aniversario de la II República, dos días antes.

Desde el profundo respeto que me merecen todos los que tienen y defienden las ideas republicanas, creo que ahí, nada, o muy poco, tienen que hacer los comunistas. De ser republicano, ninguna visión heriría más mis ideales que la contemplación de un comunista con la bandera extinguida. La Primera República, también de desastroso recuerdo, mantuvo la Bandera de España sin encontrar en ese mantenimiento problema alguno de identidad.

En aquellos tiempos se enfrentaron dos revoluciones sociales en el mundo. La proletaria y la burguesa. El comunismo y el fascismo. Han pasado ochenta años, y del segundo apenas queda nada porque la evolución ha calmado actitudes y de la violencia se ha pasado a la palabra, el respeto, el liberalismo y la tolerancia. Pero el comunismo sigue e intenta dar lecciones cuando ha sido el sistema más sanguinario de la Historia. Si yo fuera republicano, la imagen de una manifestación presidida por Cayo Lara, Llamazares, la chiflada del sur y Guillermo Toledo con banderas republicanas me ayudaría a pensar con más sosiego. Esa foto ha constituido una birria.

Este humilde lector de columnas va a atreverse a matizar en parte a Ussía. El fascismo no fue, por mucho que la izquierda haya tratado de hacer creer que sí, una revolución burguesa. Es más bien la reacción socialista de los trabajadores de cuello blanco, y otros no tan blanco, empobrecidos. No en vano, su fundador fue antes líder del Partido Socialista Italiano. Y el liberalismo existía ya antes del fascino, y de hecho fue perseguido por los camisas negras, los de la esvástica y los del yugo y las flechas tanto como por los de la hoz y el martillo.

Al margen de eso, impecable en los párrafos que citamos.

Pasamos ahora a ABC, donde su jefe de Opinión, Jaime González, demuestra que es el diario monárquico por excelencia. Titula La misión del Rey:

¿Puede el Rey mediar para que las empresas españolas consigan, por ejemplo, ser adjudicatarias de las obras del Metro de Abu Dhabi o del ferrocarril de Dubai a Fujairah? Pues sí: puede y debe, de manera que los interesados reproches que se escuchan estos días no son otra cosa que un intento por vestirle con los ropajes de un mero «lobbista».

El afilador de columnas disiente profundamente de González. Aunque no duda que algunos de los que critican la intervención de Juan Carlos I en el Golfo lo que buscan es dañar su imagen, otros pensamos que no es función de las instituciones del Estado gastarse el dinero de los ciudadanos en facilitar negocios en el extranjero a las empresas. Nos da igual que lo haga el Rey, el presidente de una república, un ministro o el presidente del Gobierno. Ese tipo de acciones son meras transferencias de rentas del conjunto de la sociedad, incluyendo parados, a favor de un sector muy pequeño.

Pero claro, como dejó claro Thomas Sowell: «La política es el arte de conseguir que tus intereses egoístas parezcan intereses nacionales».

Concluye:

Qué sarcasmo: a los nostálgicos del comunismo -que representan lo más rancio del pensamiento- se les llena la boca de modernidad, democracia y progreso. No hay más que verlos ondear las banderas y escuchar sus proclamas para celebrar el éxito de la Monarquía parlamentaria. Que no es otra cosa que el éxito de esa España abierta y pujante que nada tiene que ver con esa otra España que defienden quienes son incapaces de digerir la verdadera libertad.

En esto último no les falta razón. Y lo dice alguien que dista mucho de ser monárquico.

Seguimos en el diario madrileño de Vocento, en el que viajamos a Andalucía de la mano del sevillano Antonio Burgos. Titula Figurones de la pasión.

Ni el toreo ni nada: para figurones, los de Semana Santa. ¿Por qué los políticos de toda tendencia tienen tanta atracción por las cofradías para trabajarse el voto usándolas, cuando muchos de ellos ni creen en Dios? Cuando se encienden los cirios de las candelerías de los pasos de Virgen acuden los políticos como las mariposas a las velas. Mas no se queman las alas en el empeño de acudir a la luz, porque son las luces de los focos de la televisiones y de los flashes de las fotos a las que en verdad se acercan. Veo a Susana Díaz en Málaga, ante El Cautivo. Ah, ya: debe de ser el sagrado Patrón del famoso Voto Cautivo que mantiene en el poder a su partido desde hace 32 años en Andalucía. Susana Díaz aparece con otro que nunca falta por estas fechas entre los Figurones de la Pasión según Málaga: Antonio Banderas. Esta vez no va de hombre de trono.

No deja de resultar curioso lo de algunos políticos. La misma Susana Díaz que subvenciona a entidades laicistas e islamistas que buscan la expropiación de la Mezquita de Córdoba, catedral y propiedad de la Iglesia, se muestra en una procesión católica. Populismo en estado puro.

Terminamos en esta ocasión en el diario ahora dirigido por Casimiro García-Abadillo, donde continuamos con cuestiones sobre Semana Santa. Estas fechas le sirven a Carmen Rigalt para reflexionar sobre la religión y La hora de los laicos.

Hace muchos años que no me sumerjo en la Semana Santa, así que mis vacaciones son asquerosamente planas y aburridas. En la tele ya no dan La túnica sagrada (y si la dan es en 13tv, cuya programación pondría los pelos de punta al mismísimo Papa Francisco).

Siempre nos ha llamado la atención ese intento de ponerse en la mente del Papa, para atacar a la Iglesia católica o a sus medios de comunicación, por parte de quienes se confiesan como no creyentes. Mejor está Rigalt cuando cuenta que recibió una educación muy católica, y comenta:

Me guste o no me guste la religión de mi infancia, la acepte o la maldiga, ahí está. Durante años, en el internado, asistí diariamente a misa, rosario y exposiciones al Santísimo. Para compensar semejante empacho, a mis hijos intenté educarlos en la laicidad, pero me salió rana. Uno de ellos, cuando estudiaba Historia del Arte, preguntó si Moisés era un dios y todavía no me he recuperado del susto.

Eso se llama cultura. El catolicismo forma parte de la nuestra, con independencia de que se sea creyente o no.

Concluimos con Raúl del Pozo, que titula El despellejamiento.

Hay más devotos en las procesiones que en las manifestaciones y los republicanos acusan a los medios de silenciar los actos y las marchas. Pero las redes sociales hornean consignas y gritos morados: «Construirem una república catalana digna, lliure de corruptes i lladres».

Los políticos y el Rey nunca han estado tan a la intemperie como en esta era. El chisme y el insulto cotizan en el Ibex y las redes sociales son las reinas del parqué. Más de 4.000 millones de personas utilizan la Red, que termina convirtiéndose en un comité de salud pública. Nadie está libre de ser sometido al veredicto de la masa.

Añade:

La mentira y la verdad andan libremente por el ciberespacio y nadie se libra de las injurias; y menos que nadie, los políticos, acusados de mentir hasta en los currículos.

En esto de las redes sociales, Raúl del Pozo sigue siendo de la vieja escuela del periodismo, esa que desconfía de internet por permitir que cualquier ciudadano se exprese en libertad casi en pie de igualdad con los columnistas, los únicos que antaño disponían de un soporte para expresarse ante el mundo por escrito. A algunos les cuesta aceptar que esa élite de la que foman parte cada vez tiene menos fuerza como guardián la opinión publicada.

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Autor

Antonio Chinchetru

Licenciado en Periodismo y tiene la acreditación de suficiencia investigadora (actual DEA) en Sociología y Opinión Pública

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