OPINIÓN / Afilando columnas

Pedro G. Cuartango: «RTVE está en quiebra pero produce ese bodrio llamado Masterchef»

Isabel San Sebastián: "España retrocede lenta pero inexorablemente en la libertad de expresión"

No deja de ser curioso que en esa jornada llamada ‘Día del Trabajo’ lo que hace el común de los mortales es no trabajar. Los sindicalistas sí hacen algo similar a laburar, que dicen los argentinos y los uruguayos, que en su caso es montar manifestaciones. Claro que a este ritmo dentro de unos años no van a ir de el Toxo ni el Méndez de turno, que terminarán por tomarse las cervezas mientras alguien se manifiesta en lugar de hacerlo después.

Como este humilde lector de columnas no es sindicalista ni nada que se le parezca ha dedicado el puente del 1 y el 2 de mayo (día de la Comunidad de Madrid) a descansar y a disfrutar del ocio. Esto ha incluido una visita al Castillo de Belmonte, donde se celebraba el Campeonato Mundial de Lucha Medieval. Así de moderno es uno, el mejor modo de desconectar de un trabajo en el periodismo de internet es viajar al pasado.

Ya de vuelta a nuestro tiempo, nos encontramos el 5 de mayo de 2014 con unas secciones de opinión de la prensa de papel con algunos textos jugosos, sobre RTVE, libertad de prensa, sindicatos, campaña electoral y algún asunto más. Tras hacer sonar, como cada día, nuestra armónica de afilador (no nos hemos pasado al cuerno de guerra), dejamos constancia de lo que más nos ha interesado.

Arrancamos en la Ciudad Condal, en concreto con un artículo del antes conocido como ‘El follonero’ en el auto proclamado ‘diario de la Catalunya real’. Jordi Évole titula, en El Periódico, Otro referendo.

Igual hay que hacer otro referendo. En este caso, para saber si en Catalunya hay crispación o no, porque yo no me aclaro.

Tras recordar la agresión a Pere Navarro, y que el líder (es un decir) del PSC atribuya el hecho a la crispación, señala que desde CiU se defiende que Cataluña «destaca por su civismo».

Y no sé por qué será, si por el proceso soberanista, por los recortes o será porque ya forman parte del civismo habitual, pero últimamente he visto en los medios de comunicación noticias como estas: asalto a la sede del PSC en el barrio de Les Corts por un grupo de personas gritando consignas a favor de la independencia; en un mes, diciembre del año pasado, la sede central de Convergència sufrió tres ataques, que incluyeron pintadas de «Catalunya es España» y «Fuera separatismo»; el PP denuncia una amenaza de muerte a una de sus diputadas en el Congreso y concejala en Girona.

Son solo tres ejemplos, porque hay más, que igual no quieren decir nada especial porque ya nos hemos acostumbrado a convivir así. A lo mejor eso es lo normal.

Nos alegramos de que empiecen a surgir voces ajenas a los ‘sospechosos habituales’ que se sumen a la denuncia de la violencia contra los no nacionalistas. Sólo falta ahora que los partidarios de la independencia que no son violentos, que suponemos que son la mayoría entre los independendentistas, también lo hagan y no sigan con el discurso de la sociedad dialogante y pactista. No hay peor ciego que el que no quiere ver.

VERDAD O MENTIRA: VOTE LAS FRASES DE FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS.

Tomamos el puente aéreo hacia la capital de España y nada más aterrizar en Madrid nos asomamos a El Mundo. En el diario ahora dirigido por Casimiro García-Abadillo, Federico Jiménez Losantos dedica al candidato del PP un artículo titulado Papá Noël Cañete.

La diferencia es que Arias Cañete, con la barba blanca y el abundoso ecuador que recuerdan a Papá Noël o a Santa Claus, es un buen candidato. Ana Botella, en cambio, padece un rechazo, incluso en los votantes del PP, que recuerda al de Zetapé en sus postrimerías. Y un buen candidato mejora las expectativas de su partido y un mal candidato lo entierra.

Añade:

En mi opinión, lo mejor que ha hecho Arias Cañete en su campaña, dejando aparte la tenaz labor de Elena Valenciano, es hablar maravillas de Aznar.

Parece que, en buena medida gracias al registrador de la propiedad que creíamos metido a Gobernante, está cobrando cada vez mayor fuerza el Losantos que está ‘con Aznar’ frente al que se sitúa ‘contra Aznar’, por recuperar el título de su libro de 2002.

El Mundo nos contaba el domingo 4 de mayo la pésima situación por la que pasa Radio Televisión Española —RTVE, al borde de la quiebra–. Y a eso se refiere Pedro G. Cuartango en un artículo dedicado a criticar el ‘talent show’ culinario de La 1. Titula ‘Masterchef’ como metáfora.

Leí ayer en este periódico que RTVE está en quiebra. Pero eso no le impide producir ese bodrio llamado Masterchef, que es un programa absolutamente pornográfico. No entiendo cómo nadie ha pedido que se retire una emisión en la que se humilla de forma tan sádica a los participantes. Yo no pago mis impuestos para que una televisión pública caiga tan bajo.

Pero lo que me parece más relevante no es que RTVE gaste nuestro dinero en este engendro cargado de ideología que ensalza la infalibilidad de la autoridad y las bondades de la sumisión. Lo que merece la pena resaltar es su éxito de audiencia, que corrobora que lo que los ciudadanos aprecian son estos programas basura en los que aflora lo peor del ser humano.

Concluye:

La gran pregunta es por qué está sucediendo este fenómeno, vinculado al deterioro del sistema educativo y los muy bajos niveles de lectura. Otro día escribiré sobre ello, pero creo que el programa Masterchef como metáfora de España debería hacernos reflexionar sobre el futuro que nos aguarda si seguimos por este camino.

El afilador de columnas no ve este ni ningún otro programa donde cocineros, o aspirantes a serlo, compiten por el favor del jurado. No los entiende ni les ve gracia alguna. En su opinión tienen el mismo sentido que pudiera tener una versión de Operación Triunfo, La Voz o similares en los que se quitara el audio cuando los concursantes salieran al escenario. La gracia de que alguien cocine bien es poder degustar sus platos. Y en estos concursos, eso es imposible.

Ahora bien, si la gracia es la humillación permanente y una demostración permanente de autoridad brutal al estilo Clint Eastwood en ‘El sargento de hierro’, no podemos hacer otra cosa que compartir la pésima opinión de Cuartango sobre el mismo. No deja de ser paradójico en que el mismo país en el que se elimina la más elemental disciplina en el sistema educativo se convierta esa misma disciplina, pero llevada a un extremo humillante, en un espectáculo. Algo huele mal en España, que no en Dinamarca.

Y metidos en arenas mediáticas, Isabel San Sebastián reflexiona sobre la libertad de expresión en España en su columna de ABC. Es pesimista, como se ve desde el mismo título: Libertad amenazada.

España retrocede lenta pero inexorablemente en esa clave de bóveda de cualquier democracia que es la libertad de expresión. En los últimos diez años los periodistas españoles hemos ido perdiendo paulatinamente cotas de independencia, lo que se ha traducido en una información de peor calidad para el conjunto de la sociedad y en un control menos estricto del poder que maneja las riendas del sistema en el que nos movemos.

Hace referencia al informe de 2014 sobre Libertad de Prensa de la organización Freedom House —Freedom of the Press 2014–. En dicho documento, sobre España se advierte de un continuo deterioro y, aunque se sigue situando en la categoría de los países «libres», va camino de entrar en la de los «parcialmente libres».

Con algunas excepciones honrosas, como la de este diario centenario que honra su tradición acogiendo en estas páginas los más diversos puntos de vista, buena parte de los medios escritos se han degradado a la categoría de gabinetes de prensa de un grupo multimedia, de un partido político o de ambas cosas a la vez. Los grandes poderes financieros, auténticos propietarios en la sombra de muchos de esos grupos, a través de los créditos que les suministran oxígeno, intercambian favores con el Gobierno o la oposición (sabedores de que PP y PSOE irán alternándose en el control del Boletín Oficial del Estado) utilizando esa influencia como moneda de pago hasta orientar las líneas editoriales en la dirección que interesa.

Es una mala noticia que una organización seria y rigurosa como es Freedom House advierta del deterioro de la libertad de prensa en España, y está bien que alguien se haga eco de ello. Pero si los ‘poderes financieros’ tienen algo que ver con ello tan sólo es por la constante relación entre poder político y empresas, en la que la fuerza la tienen los políticos con su inmensa capacidad reguladora.

Seguimos en el diario madrileño de Vocento, en el que Ignacio Camacho titula Supuraciones una columna dedicada a la detención de Gerrry Admas, líder del brazo político del IRA, por su papel en el secuestro y asesinato de una mujer décadas antes. Compara esto con lo que ocurre en España:

En España hay 336 asesinatos de ETA no solo no resueltos, sino sin autoría identificada. Un tercio de los cometidos por la banda. Los presos que podrían disponer de alguna información callan pese a que la colaboración con la justicia es requisito legal indispensable para acogerse a beneficios penitenciarios que no obstante reciben. Algunos han sido excarcelados y pasean su hosco silencio por el País Vasco.

Habla del empeño de algunas víctimas por que se sepa la verdad, y concluye:

Ya no pretenden, como los McConville, una condena efectiva. Tan solo buscan un relato que ponga nombres a la infamia. Una certeza moral con la que sostenerse frente a la aplastante, afilada congoja del olvido.

Hasta eso les niega el buenísimo dominante en los grandes partidos, nos tememos.

Cambiamos de tema y de periódico. Alfonso Ussía dedica la contraportada de La Razón a Javier Bardem y su mujer, Penélope Cruz. Titula La farsa progre.

Una vez al año, quizá en un par de ocasiones, Bardem purifica su cinismo ideológico asistiendo a una manifestación convocada con cualquier excusa por el entusiasta rojerío. Y ese rojerío obrero, macho y en paro, de sudor desbocado y caja de cerillas en los suburbios, le aplaude feliz y encantado. No abandona la manifestación en el «Mercedes» con chófer, porque no es tan tonto. Pero llega hasta el lugar acordado, se sube a la parte trasera, se quita la gorrilla sindicalista, hace un burruño con la grimpolita republicana y le ordena al mecánico: «A casa». Allí, en «La Finca» le aguarda su encantadora esposa que le besa apasionadamente mientras le dice con su voz aterciopelada -advierto que se trata de una ironía-, cualquier tontería de las que se dicen cuando se tiene un marido comunista que viene de una manifestación al reencuentro del lujo. «Pe, nos vamos mañana a Los Ángeles. Esto no hay quien lo aguante». Y tienen la suerte de que pueden irse. Allí, a los malvados Estados Unidos, vertedero de los ideales, cloaca del capitalismo, su casa, su fuente de ingresos, su edén no reconocido.

La revoluciones, estimado Don Alfonso, son para que las sufran otros. Nada como disfrutar del capitalismo mientras que al resto se le quiere imponer la dictadura del proletariado, que es una dictadura como cualquier otra, y en ocasiones mucho peor.

Y terminamos con El País, donde Almudena Grandes se muestra preocupada por la poca capacidad de convocatoria de los sindicatos en el 1 de mayo. Ante eso les lanza Una sugerencia.

Su tenacidad es admirable, pero las viejas fórmulas que se repiten año tras año parecen cada vez más ineficaces, quizás porque nos hallamos en una situación que nunca hemos vivido antes. Las manifestaciones de fuerza, las huelgas, los boicots, surgieron como armas poderosas contra los abusos del capitalismo tradicional, basado en la propiedad de los medios de producción, pero ahora la economía productiva no es la más importante. Han sido los abusos de la economía especulativa los que nos han arruinado, y si los sindicatos no desarrollan instrumentos eficaces para moderar sus excesos, llegará un 1 de Mayo sin banderas en la calle.

No nos vamos a meter aquí en los anticuados análisis económicos de Almudena Grandes, anclados en el marxismo en su fase inicial. Pero sí vamos a señalar que la articulista o no se entera o no se quiere enterar del motivo por los cuales son sindicatos ya no atraen a sus actos ni a la décima parte de sus afiiados.

Si la gente no responde a las convocatorias de UGT y CCOO es por motivos diferentes a los que ella propone. Los ciudadanos no olvidan su pasividad y complicidad con un Zapatero con cuyo gobierno comenzó la destrucción masiva de empleo. También tienen presente cómo se han enriquecido con diversas tramas de corrupción, como la de los ERE o la de los cursos de formación. ¿Quiere más motivos?

Pero veamos qué propone Grandes para que los sindicatos recuperen popularidad mediante sus acciones de protesta.

Para provocar un colapso reivindicativo en todo el país, ¿no sería más eficaz designar un día de la semana para no echar gasolina o no pagar con tarjetas de crédito? Nadie podría sostener una campaña como esta mejor que los sindicatos. Y a lo mejor me equivoco, pero a lo peor, la inmovilidad desembocará en una parálisis permanente. Ojalá que no.

Grandísima idea esa la de dedicarse a causar pérdidas en sectores económicos, para que así se destruya más empleo. ¿Qué le parecería a Grandes que, por ejemplo, se declarara huelga de compra de El País los lunes, el día en el que ella publica sus artículos? Seguro que no le haría ninguna gracia. Lo mismo que le ocurriría a los empleados de las gasolineras o de las empresas de tarjetas de crédito si alguien decidiera hacerle caso a ella.

 

 

Siga en Twitter al autor de esta revista de prensa. El usuario es @chinchetru.

Te puede interesar

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Antonio Chinchetru

Licenciado en Periodismo y tiene la acreditación de suficiencia investigadora (actual DEA) en Sociología y Opinión Pública

Lo más leído