Raúl del Pozo: "Los tertulianos del bipartidismo se enfrentan a un enemigo común, los nuevos rojos"
Se escapa uno un par de días a Aranda de Duero, con motivo del curso Prensa y Poder y cuando vuelve se da cuenta que las cosas en los espacios de Opinión de los diarios depapel han cambiado muy poco en cuanto a los temas tratados. Es cierto que comienzan a desaparecer, por efecto de las vacaciones estivales, algunas de las firmas habituales y nos encontramos con algunos suplentes que vienen a ocupar su lugar. Pero en cuanto a las cuestiones tratadas, seguimos en la tónica habitual de las últimas semanas.
Los trostko-bolivarianos en versión española, en especial Pablo Iglesias, siguen centrando muchas de las columnas de los diarios impresos el 21 de julio de 2014. Y los motivos son varios: sus enfrentamientos televisivos con Esperanza Aguirre, las demandas contra esta última e inda, como reaccionan ante él los tertulianos… De un modo u otro, consigue seguir siendo el centro de atención.
Hacemos sonar, una vez más, nuestra armónica de afilador y nos lanzamos a comentar todas estas cuestiones.
Comenzamos, sin entrar todavía en materia ‘pabloiglesiástica’, en esta ocasión en la contraportada de El País, con una columna de Almudena Grandes titulada El calor. En ella, la mujer que animaba a imaginar el goce de una monja al ser violada por milicianos —México–, se lanza a comentar el anuncio de que el registrador de la propiedad que creíamos metido a gobernante se va a reunir con el hombre que sueña con ser una mezcla de Gandhi y Moisés en versión catalana. Y claro, Grandes nos da muestra de la elegancia de su estilo:
La presunta sangre fría de Rajoy se ha convertido así en una cualidad casi carroñera, puesto que sólo los cadáveres políticos parecen despertar su instinto de estadista. Tal vez aún sea capaz de resucitar éste, tal vez ya no pueda hacerlo, pero parece evidente que el conflicto catalán le ha consentido marcar nuestra época con su impronta. A lo peor.
Si razón no le falta a Grandes, pero eso mismo se puede decir con palabras un poco menos desagradables.
También en el diario de PRISA, pero en páginas interiores, Enrique Gil Calvo se lanza a presentar una enmienda a la totalidad de las políticas del PP en un artículo titulado Pucherazo. Llega a resultar curioso, porque le molesta que la negativa de Rajoy a negociar con Mas por se uno modo de «retener la fidelidad electoral de sus bases más recalcitrantes», peor al mismo tiempo reconoce que puede ser la estrategia correcta. ¿Prefiere Gil Calvo que Rajoy se equivoque si así sigue los dictados de los columnistas y tertulianos de izquierdas? Quién sabe, cualquier cosa es posible.
Comenta la irrupción de Podemos y el cambio de estrategia con el que han respondido los dos grandes partidos:
Los socialistas han apostado por las primarias, cuyo primer test de credibilidad ha concluido con éxito tras la incontestable victoria del aspirante Pedro Sánchez: otra estrella naciente y quizá fugaz, cuyo brillo trasluce de momento un talante más zapateril que kennedyano. Y en cambio el PP ha optado directamente por el pucherazo electoral, para lo que prepara un cambio en las reglas de juego sustituyendo el sistema proporcional por el mayoritario, de acuerdo al principio de que el ganador se lo lleva todo. Una opción por la democracia plebiscitaria que incrementará todavía más el caciquismo y la corrupción, empujando a los socialistas a echarse en brazos del frente popular. Habrá que volver en adelante sobre este anuncio inquietante.
¿De qué datos dispone Gil Calvo para asegurar que el sistema mayoritario favorece más la corrupción y el caciquismo que el proporcional (en el que hemos visto numerosos tránsfugas, por ejemplo)? ¿Hay más corrupción en Reino Unido que en España, por ejemplo? En cualquier caso, nos parece que el columnista de El País está buscando la excusa a priori para justificar las alianzas del PSOE con podemos en el futuro.
Pasamos ahora a ABC, donde Isabel San Sebastián sale en defensa de los periodistas demandados bien por Pablo Iglesias bien por Gonzalo Boye (el abogado chileno que fue condenado por colaborar en el secuestro de Emiliano Revilla a manos de ETA). Lo hace en un artículo titulado Mordazas. Tras explicar el dinero que cuesta hacer frente a una demanda como las presentadas contra Alfonso Rojo, Isabel Durán o Eduardo Inda, añade:
No lo ha hecho [tener que inmovilizar su propio dinero], desde luego, Pablo Iglesias, al demandar a Esperanza Aguirre y Eduardo Inda recurriendo para ello a una cuestación popular entre sus simpatizantes. Ignoro si alguien financiará a Boye. Lo que sé seguro es que la mayoría de los periodistas no disponemos de recursos suficientes para afrontar los gastos inherentes a un proceso de este tipo, lo que significa que la mera amenaza de una querella puede bastar para taparnos la boca, por mucho que la verdad esté de nuestra parte. Y callar es tanto como abdicar un principio sagrado del oficio, defraudando las expectativas de quien nos lee y escucha confiando en nuestra palabra. ¿Cómo escapar a esta diabólica trampa?
Concluye, sumida en el pesimismo:
El desamparo pesa y la soledad abruma, porque vamos quedándonos solos, cada vez más solos, frente a los actos de intimidación mafiosos, las presiones políticas, vetos y listas negras, los mercenarios de la voz o la pluma, la desaparición de medios de comunicación y la consiguiente penuria económica. Las mordazas se multiplican y ahogan al periodismo. Cuando muera, si al fin muere, nadie se opondrá a la corrupción, la demagogia, la manipulación de las conciencias o las mentiras impunes. Y entonces irán a por otros…
El problema es de fondo, realmente, en España la libertad de expresión no está tan protegida como a veces creemos. Permíta, estimado lector, que el afilador de columnas haga un poco de autobombo y enlace con un artículos suyo sobre esta cuestión, se titula España, déficit constitucional de libertad de expresión.
Pasamos ahora a El Mundo. Raúl del Pozo, cuyas palabras en el homenaje que recibió en Aranda de Duero el 18 de julio de 2014 fueron toda una lección en el manejo de la lengua castellana, titula Don Oppas y botifler. Considera que con el verano baja la crispación es España, aunque señala un grupo que ha encongado un nuevo objetivo:
Los tertulianos del bipartidismo se enfrentan ya contra un enemigo común, los nuevos rojos, que no son tan golfos como aquellos de Aullido que decían: «Vender marihuana es un acto criminal. La hierba tiene que ser gratis». Estos son puritanos, no se dejan follar por santos motociclistas y quieren ganar las elecciones.
Aunque no se diga quiénes son los nuevos rojos está claro que se refiere a los de Podemos. Este humilde lector de columnas no comparte, sin embargo, la percepción de Del Pozo. Los tertulianos del bipartidismo en su sector próximo al PSOE viven una especie de luna de miel (al menos en público, en privado habría que ver) con Pablo Iglesias y los suyos. Basta con ver, por ejemplo, la defensa que de Podemos hacen algunos como Carmelo Encinas —Carmelo Encinas a Hermann Tertsch en un tenso debate sobre Podemos: «¿Voy a poder replicar a esa severa estupidez?»— y otros. Tal vez sea porque no sepan que Pablo Iglesias ya había expresado por ellos su desprecio meses antes de conseguir su escaño en el Parlamento Europeo —El vídeo en el que Pablo Iglesias agradece el favor que le hizo Intereconomía: «Me dieron tiempo para zumbar a Losantos»–.
Terminamos en tierras barcelonés, en el auto proclamado ‘diario de la Catalunya real’. Ferran Monegal dedica su columna en El Periódico a Merceditas ante Espe & Pablo. «Merceditas» no es otra que Mercedes Milá, a la que pone a caldo por su afán de protagonismo en la última entrega de ‘Diario de….’ dedicada a ETA.
Este protagonismo constante de ella, resaltando sus exclusivas con etarras y víctimas, ese cargante autobombo sobre su gran hazaña conseguida («¡Por primera vez ante las cámaras, por primera vez!») ha sido un envoltorio que no ha ayudado en absoluto. Eso es como ir a un restaurante y encontrarte que lo más importante es la camarera y no la comida que sirve.
Esperanza Aguirre, a Pablo Iglesias: «Repita conmigo ‘los etarras son asesinos’»
Dedica su último párrafo al rifirrafe entre Pablo Iglesias y la presidenta del PP —Esperanza Aguirre acorrala a Pablo Iglesias: «Repita usted conmigo: todos los etarras son unos asesinos”–. Concluye:
Y así estuvieron, tomándose la lección, más de 20 minutos. ¡Ahh! Lo tremendo fue cuando doña Espe preguntó: «¿Me quiere usted mandar a la guillotina, como hacía Robespierre?». Y Pablo respondió: «Condesa, no deseo ver su cuello de sangre azul en una guillotina». Fue un alivio.
Menos mal que considera un alivio que Iglesias no quiera ver el cuello de Aguirre en una guillotina, claro que el interpelado tampoco podía desear en público lo contrario. Al fin y a la postre, su compañero Juan Carlos Monedero ya ha expresado su deseo de ver a Vargas Llosa ante un tribunal popular, y ya sabemos que este tipo de órgano no suele caracterizarse por su piedad con los que los revolucionarios consideran ‘enemigos del pueblo’.
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