El nuevo secretario general del PSOE, ahora ya oficializado de manera definitiva tras el congreso del 26 y 27 de julio de 2014, y la trama de corruptelas variadas en Cataluña son los dos platos fuertes que dominan este 28 de julio de 2014 en las columnas de opinión de la prensa de papel. Muchos articulistas coinciden, hablando de la casa de Ferraz, que a Pedro Sánchez se le genera un dilema importante con el surgimiento de Podemos y, al mismo tiempo si intenta moderar sus posturas hacia el PP.
Uno de los que entra en esa recomendación es el columnista de ABC Ignacio Camacho quien considera en ‘Pedro y el flautista’ que el nuevo líder del socialismo español tendrá que hacer algo más que encaje de bolillos si no quiere ver como su electorado tradicional le acaba siendo infiel y se marcha de la mano de Iglesias, Monedero y compañía.
Arranca diciendo que:
Podemos es el nuevo flautista de Hamelin de la izquierda, el auténtico heredero del post-zapaterismo que ha levantado un discurso de radicalidad populista capaz de amenazar la hegemonía del PSOE.
Y añade con contundencia
Sucede que muchos simpatizantes y votantes socialistas sienten simpatía emocional con la nueva fuerza emergente, se han engolfado con su propuesta de rupturismo y al primer desliz le pondrán los cuernos al viejo partido de responsabilidades institucionales y pactos de Estado. El dilema no es pequeño; si Sánchez se arrima a Podemos, gana Podemos; si se aproxima a la derecha, también.
Por su parte, en El Mundo, Pedro G. Cuartango, en ‘La marca Sánchez’, reclama menos marketing, menos campaña de imagen y más solidez en las propuestas, que no se quede todo en meros eslóganes vacuos.
Dice así:
Fue Naomi Klein quien acertó a describir la decadencia de los productos y la primacía de la marca, que supone un estilo de vida o, por decirlo de otra manera, una forma de entender el mundo. Lo que vende ahora la industria de la moda no es una mercancía, sino una historia.
Y resalta que
El PSOE nos ha vendido la marca Sánchez como si fuera un anuncio de Dior o de Benetton. Eso está muy bien, pero ahora hay que quitar el envoltorio y los lazos de color dorado y ver si funciona el producto.
Se acabaron los días de vino y rosas y se acerca un durísimo otoño político en el que Sánchez va a tener que tomar posición en asuntos como el reto secesionista de Artur Mas que le obligaran a romper esa indefinición que tan bien le ha funcionado.
En La Razón, César Vidal se lanza a analizar en ‘Agravio comparativo’ la corrupción que aparece a borbotones en esa Cataluña nacionalista.
Arranca así:
Hace unos días, a este lado del Atlántico, me llegó la noticia de un empresario español al que acababan de condenar a más de treinta años de prisión por no presentar ciertas declaraciones de Hacienda. Como yo he presentado todas las declaraciones habidas y por haber durante décadas y además me consta que he pagado muchísimo más de lo que he recibido, no tengo ninguna simpatía hacia los que eluden sus obligaciones fiscales, pero ¿cómo se puede condenar a más de tres décadas de cárcel a alguien porque eludió abonar el IVA y el impuesto de sociedades?
Reflexiona que:
Reflexionaba yo en esto cuando el honorable Pujol -pocas veces alguien habrá llevado con menos razón un título- confiesa que durante tres décadas tuvo cuentas ilegales en el extranjero. Los que han estudiado el tema aseguran que la cifra del patrimonio pujolesco podría andar por los seiscientos millones de euros.
Y remacha:
Sin embargo, el honorable Pujol -que es como decir la virginal Mesalina- ha confesado, parece que le han impuesto una multa y a otra cosa, mariposa. Nadie va a investigar cómo reunió esa fortuna -¿de su sueldo de honorable?- ni, por supuesto, comparecerá ante el juez ni dará con sus nacionalistas huesos en la cárcel. No sé lo que habrá dicho el empresario condenado a más de treinta años, pero seguro que ha sido más que «agravio comparativo».
