OPINIÓN / REPASANDO COLUMNAS

Marhuenda le echa en cara al PP que se rinda ante el progre Arriola

Tertsch: "Este Gobierno aplica toda la legislación izquierdista de siete años de legislatura revanchista"

En el PSOE están muy mal, sin enchufes, sin discurso, sin prestigio, sin suelo electoral. Pero en el PP no están bien, por mucho poder que tengan. Quienes se dedican al ejercicio laborioso, doloroso y cansado (sobre todo a estas horas de la mañana) de pensar están preocupados por el futuro del PP, que está pasando de ser un partido de centro a ser otro partido socialdemócrata.

La renuncia del PP a reformar la ley del aborto y tratar de reducir mínimanete los más de 100.000 abortos que se perpetran anualmente en España ha hecho que Francisco Marhuenda salte indignado.

Sí, amigo lector, sí: Paco Marhuenda. Yo también he dado un respingo cuando he leído su columna en La Razón, que ha sido tal inyección de adrenalina que he atrasado varios minutos el primer cigarrillo. El dardo de Marhuenda se clava en la cabeza de Pedro Arriola, el pontifex maximus el césar del PP, sea éste Rajoy o sea Aznar.

El anuncio de que el Gobierno está dispuesto a incumplir su promesa electoral de legislar sobre el aborto ha provocado una enorme satisfacción en el PSOE, IU y Podemos. No me sorprende. La victoria del arriolismo es una derrota grave del PP que somete sus principios a las opiniones del todopoderoso asesor presidencial y el sector «progre» del partido. Es un síntoma inquietante de una evanescencia ideológica que jamás imaginé que vería.

Al final se ha impuesto Arriola. Es un buen ejemplo de la sensibilidad social de izquierdas de algunos dirigentes del PP. Su ventaja es que nunca se juega nada, porque Arriola, como la banca en un casino, siempre gana. Una vez más asistimos al complejo de un centro derecha que tiene que pedir perdón por existir y que necesita que la izquierda le pase la mano por el lomo.

El arriolismo es una versión actualizada del adopcionismo para complacer a la izquierda sin importarle la opinión de una parte importante de sus votantes. Es cierto que Arriola minimiza ese voto y esgrime siempre unas encuestas que poco importa que luego no acierten. El objetivo es no entrar en polémicas y el resultado final es la tecnocracia en la gestión del gobierno.

El arriolismo, por utilizar el símil del adopcionismo, es una herejía dentro del PP. No la comparto. He defendio con firmeza y coherencia la labor de Rajoy, creo que pocos lo han hecho como yo, pero el triunfo de Arriola me parece un error de graves consecuencias.

Si el pretoriano Marhuenda empieza a poner mala cara, el césar Mariano debería de preocuparse por su salud y su púrpura. Porque seguro que quien sobrevive a la crucifixión y los leones es Pedro Arriola.

En el bando de los derechistas sin partido, sobresale Salvador Sostres, que aplaude en El Mundo que el Ayuntamiento de Madrid haya dedicado una plaza a Margaret Thatcher.

Admirar a Margaret Thatcher y mostrarle nuestro agradecimiento tendría que ser el prólogo de un nuevo tiempo en España. Para honrar la memoria de la mejor política de todos los tiempos -junto a Ronald Reagan- tendríamos que confiar en el hombre y en sus capacidades, y ayudarle en su titánica lucha por emanciparse del Estado. Una plaza que da a Colón y al hotel Meliá es un magnífico regalo. Pero nuestra libertad y nuestra felicidad sería lo que desde la derecha de Dios Padre donde descansa le agradaría contemplar.

Si Maggie estuviera todavía aquí, más que un espacio físico preferiría un espacio moral. Podríamos regalarle un partido que de verdad fuera de derechas, y no esta socialdemocracia de señorona recauchutada del Partido Popular. Podríamos regalarle una política fiscal que no fuera un atentado contra cada empresario. Podríamos regalarle el acabar at once con el chantaje sindical, contra sus atracos y sus liberados. Ella lo hizo y Europa alcanzó su mayor esplendor y su más emocionante libertad. Maggie, nunca vamos a olvidarte. Te debemos mucho más de lo que siempre creíste.

Aunque no menciona el aborto, Hermann Tertsch (ABC) protesta también por la carencia de alma derechista del PP.

Hoy, conservadores y liberales en España sobreviven en sus nichos, mientras un gobierno que se presentó como representante de sus valores, asume, acata y aplica toda la legislación izquierdista de siete años de legislatura revanchista. El mensaje es por tanto inequívoco: no meterse en líos, pagar a terroristas, huir del agresor, ceder ante el chantajista, obedecer y apaciguar al matón, mirar a otro lado, medrar y trampear para sobrevivir, cada uno por su cuenta. Con una nación en tal estado de postración, el enemigo de la sociedad abierta ni siquiera tiene que venir de muy lejos. Con una buena franquicia se puede acabar apañando.

Sin embargo, Lucía Méndez (El Mundo) está muy contenta por la marcha atrás del proyecto de ley de Alberto Ruiz Gallardón, al que sugiere, desde el título de su columna, que no dimita.

Pese a lo que pueda parecer por su empeño en defender una Ley del Aborto tan restrictiva, Gallardón es un político de horizontes más amplios. Nadie ha podido explicar a ciencia cierta por qué se metió en este lío, dando un vuelco a su hábitat político natural, que era el centrismo y la tolerancia. Ahora puede volver a su quicio. Podría aprovecharla.

Quizás es Lucía Méndez una de las ciudadanas cuyo voto busca Arriola, pero no me parece a mí que la opinadora de El Mundo sea votante habitual del PP.

MIEDO DE LOS FUNCIONARIOS CATALANES A PERDER SUS SUELDOS

La murga catalana ha añadido una variante con la toma de declaración a uno de los hijos de Jordi Pujol. Javier Ruiz (Vozpopuli.com) se teme que todo acabe en nada.

Nadie sabe cómo acabará el caso Pujol, pero todos lo intuyen ya: con un pacto extrajudicial que evite una condena. El principal motivo es que lo que describía como una omertá o un pacto de silencio por miedo en Cataluña está resultando ser más bien una corrpución generalizada en la que todos tienen mucho que callar. Esa vergüenza generalizada sólo puede taparse con una solución pactada

Vayamos ahora a la trama principal: el desafío separatista. David González (La Vanguardia) tacha a los predecesores de Artur Mas de traidores o rajaos y nos confirma que Manuel Fraga, y Blas Piñar, tenían razón al oponerse al término nacionalidades en la Constitución.

Pero Mas, se lleve a cabo o no la consulta, se presente o no a unas nuevas elecciones que ayer vinculó claramente a lo que suceda el 9-N, ha entrado ya igualmente (o casi) en la historia contemporánea de Catalunya y en la de España. Todos sus antecesores en la etapa democrática, Jordi Pujol, Pasqual Maragall y José Montilla, orillaron el mandato implícito que recogían los estatutos de sus partidos y sus programas electorales: que, si Catalunya es una «nación» -término que la Constitución mudó en el de «nacionalidad»- es «sujeto político soberano» y, por tanto, le asiste el derecho a poder decidir su futuro político. Por eso Manuel Fraga se opuso incluso al eufemismo en la ponencia constitucional. Esa es la ecuación que Mas ha puesto ahora en valor y ha activado, aunque todo el mundo estaba avisado desde hace mucho tiempo.

Dolores García (La Vanguardia) nos da una pista de que Mas y su círculo pueden quedarse solos por el pavor de los (bien pagados) funcionarios de la Generalitat a perder sus nóminas y trienios.

La Conselleria d’Educació ha estado buscando durante meses una solución para las escuelas afectadas por la sentencia que las obliga a un 25% de clases en castellano. Pese a las manifestaciones de la consellera Rigau llamando a desobedecer el fallo judicial, los directores de los centros afectados estaban preocupados por una posible inhabilitación. Si la solución en este caso ha sido complicada, sólo hay que imaginarse qué pasaría si miles de funcionarios de la Generalitat fueran amenazados de inhabilitación por la celebración de una consulta bajo la suspensión del Constitucional.

Ignacio Camacho (ABC) anticipa un acuerdo político, pero con la cabeza de Mas como prenda.

En todo caso, la única salida al problema tendrá que venir de la política. Es decir, de la negociación, el ajuste y el diálogo. Pero antes hay que solventar el reto de la consulta de autodeterminación con una victoria y una derrota. El Estado no puede perder porque tiene la ley de su parte y por tanto está claro quién va a sufrir el fracaso. Al independentismo radical le viene bien la bronca: favorece su victimismo rupturista y se crece con ella. Pero el presidente de la Generalitat va a quedar para los leones sea cual sea el desenlace. Y pese a sus delirios de grandeza mitológica se lo van a zampar como a un pringado, no como a un mártir.

JOSÉ MARÍA MARCO: EL POPULISMO ESPAÑOL ES DE IZQUIERDAS

Pasada la Diada y poco antes del referéndum en Escocia, reaparece Podemos en varias columnas, que tiene en común el análisis de las causas del declive del PSOE, cuya última perogrullada es acusar al PP y a Podemos de formar una pinza contra los socialistas.

La de Edurne Uriarte en ABC se titula ‘Devorados por sus populistas’.

Cuando un Partido Socialista justifica el discurso y la estrategia de Ada Colau sobre los «capitalistas explotadores» y los «banqueros criminales» y disculpa e incluso apoya su violencia contra los políticos del PP, le puede ocurrir lo que ahora le aterra, un partido como Podemos legitimado por ellos mismos. O cuando comparte movilización en la enseñanza con todos los grupos que después han confluido en Podemos. Con el populismo sobre el gasto interminable del Estado o sobre los derechos de los estudiantes a suspender y a obtener becas con notas bajas porque «los ricos pueden suspender lo que quieran o sacar cincos raspados y seguir en la Universidad».

Pedro Sánchez tiene el problema dentro porque los anteriores, los que siguieron esa estrategia con Rubalcaba, aún insisten en ella, sea Izquierda Socialista o todos los que desearían poder pactar con Podemos, comenzando por los socialistas andaluces. Sánchez sabe que esa «alianza del PP con Podemos» que ha denunciado es una tontería para movilizar a los suyos en una dirección que aún no sabe si seguirán. El PP no va a aliarse con los extremistas de Podemos en institución alguna. El PSOE, muy probablemente, a pesar de su secretario general.

José María Marco (La Razón) explica por qué el populismo en España es de izquierdas y no de derechas, a diferencia de lo que ocurre en el resto de Europa.

A diferencia de lo que ocurre en otros países de la Unión Europea, aquí no existe nada parecido al nacionalismo español. Así que los populistas no pueden levantar contra el sistema -es decir, la democracia liberal o la Monarquía parlamentaria- la bandera de la nación o del pueblo, como ocurre en otros países de la UE y, dentro de España, en Cataluña. Por eso mismo, tampoco pueden recurrir al sentimiento antiinmigración o antimusulmana, aunque sí pueden ser antisemitas

Así que el populismo español apenas compite con el PP, pero en cambio compite, y de qué manera, en el terreno del PSOE.

Es hora de que el PSOE, habiéndose dado cuenta de lo que está pasando, saque las conclusiones oportunas. Y estas no consisten en fantasear con una alianza entre el PP y los populistas. Se trata más bien de reconfigurar el lugar del PSOE dentro del sistema político. (…) el problema político que se plantea hoy no está en el eje de enfrentamiento entre izqueirda y derecha, sino entre sistema y antisistema.

RAHOLA, COMO UN NAZI CON UN JUDÍO, EXAMINA A ARECES Y BOTÍN

Como pasó con Emilio Botín, los columnistas veteranos nos cuentan sus anécdotas con Isidoro Álvarez.

Alfonso Ussía en La Razón:

Se había inaugurado la «tienda» -asi le dicen- de La Castellana. Me hallaba con mi mujer comprando discos. Entre los compradores que hacían cola para pagar con la tarjeta, descubrí a Isidoro Álvarez. Hacía cola en la caja. Pagó, firmó y fuese. Pensé que El Corte Inglés estaba en muy buenas manos cuando su propio presidente se comportaba como un cliente de sí mismo.

Raúl del Pozo en El Mundo:

Le conocí en las Brujas, junto a Emilio Romero, mientras la Contrahecha tocaba con sus manos de serpiente las estrellas de la madrugada. Luego enseñó a ir a comprar a un pueblo por escaleras de ozono.

Fernando Ónega (La Vanguardia):

De Isidoro Álvarez sólo puedo decir una cosa, pero necesito decirla en esta afición nacional a los grandes entierros que apuntó Rubalcaba: cuando la crisis obligó a El Corte Inglés a apretarse el cinturón, se lo apretó. Pero, en vez de reducir personal para abaratar costes, redujo beneficios para mantener el personal. Así consta en la memoria del grupo de los últimos años.

La doctora Pilar Rahola Martínez (La Vanguardia) de nuevo demuestra lo a gusto que estaría yendo casa por casa para hacer exámenes de catalanidad. Quiere escribir una columna contra quienes han insultado y envidiado a Botín y Álvarez y no puede evitar que se le escapen estos escupitajos:

Y respecto al lío catalán, no fueron demasiado amigos de lo nuestro.

Como los nazis a los que dice odiar, Rahola tiene que hacer a todos el análisis de sangre pura para saber si se encuentra ante un judío.

Quizás abrumado por los capazos de elogios, alabanzas y plañidos, Marcello (Republica.com) ha decidido escribir en contra de un rico y poderoso antes de que la muerte le convierta en intocable, en este caso Francisco González, director del BBVA. El perrito llega a decir que el Banco de España y el Ministerio de Economía están pensando en sustituir a FG por Juan Carlos Ureta.

Francisco González (FG), presidente de BBVA, se llevaba mal con Emilio Botín al que no ahorraba críticas en privado tanto a su persona como a su gestión bancaria, pero Botín lo derrotó dentro y fuera de España y la animadversión de FG se convirtió en una mala envidia frente al triunfo del ‘banco rojo’ y su presidente a quien, a su muerte, se le ha despedido con todos los honores.

es cierto que el liderazgo de FG está agotado y que su sucesión de empieza a ser un serio problema por cuanto su dominio autocrático del Banco le condujo a cometer no pocos errores.

está creciendo en los círculos próximos al ministro de Economía, Luís de Guindos, la idea de que hay ir pensando en el relevo de FG, mientras en ese mismo circuito se cita el nombre Juan Carlos Ureta, presidente de Renta 4 (Abogado del Estado y Agente de Cambio y Bolsa) como el posible sucesor de Francisco González al frente de este Banco.

FG (…), como a Botín, le gustaría morir con ‘las botas -el Banco- puestas’, pero no por la pasión que emanaba del santanderino sino más bien por la soberbia ciega que embarga y atormenta

¿NO SABE USAR GOOGLE LUCAS HAURIE?

La columna ridícula del 16 de septiembre la firma el periodista deportivo Lucas Haurie metido a columnista político. Así comienza.

Cuentan que Manuel Vázquez Montalbán definió al Fútbol Club Barcelona como «el ejército desarmado de Cataluña», una cita con toda la pinta de ser apócrifa pero que, desde luego, «è ben trovata».

Cada día los columnistas son más vagos… o eso o escriben sus piezas desde la tableta mientras se toman el café. Basta una somera búsqueda en Google para enterarse de que esa risible afirmación la profirió Manuel Vázquez Montalbán, quien, de seguir vivo, ganaría muchas veces el premio a la columna ridícula del día.

Estimado Lucas, ya que Paco Marhuenda te ha elevado a la primera división del columnismo al menos trabájate la permanencia, porque sólo si eres Luis María Anson, o sea, si no te lee nadie, puedes hacer columnas basadas en corta-y-pega, en frases hechas y en citas erróneas.

¿Y El País, se preguntará algún amable lector? ¿No hay ninguna columna o tribuna que merezca la pena? Pues mire, no. Miguel Ángel Aguilar metiéndose con Rajoy y Rosa Montero gimiendo por la maldad humana. Este periódico ha renunciado a dar la batalla de la opinión.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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