"O Unidad Editorial publica mi carta o me libera del pacto de no competencia"

La dolida carta que Pedrojota ha enviado a los dueños italianos de ‘El Mundo’

La dolida carta que Pedrojota ha enviado a los dueños italianos de 'El Mundo'
Pedrojota en El Escorial

La carta de Pedrojota es larga, sentida, llena de matices y comienza así:

Ante la «Nota Informativa» divulgada por Unidad Editorial tras mi petición de Medidas Cautelares Urgentes y al amparo de la Ley Orgánica 2/1984 de 26 de marzo, solicité a El Mundo la publicación de la siguiente nota:

1.- Mi relación laboral quedó extinguida de «mutuo acuerdo» sólo después de que Unidad Editorial tomara unilateralmente la decisión de destituirme como director. Así lo hice constar ante el Consejo de Administración y las asambleas de periodistas y así consta en el editorial del 31 de enero: «Pedro J. Ramírez dejó bien claro que no se va por su propia voluntad».

Sobre los motivos de esa destitución me remito a las palabras de Casimiro García Abadillo el 4 de febrero:

«Pedrojota ha sido cesado porque en los últimos tiempos el periódico había publicado informaciones muy comprometidas que afectaron a instituciones, partidos, sindicatos, etc. y porque los poderes fácticos de este país no soportaban a un director como Pedrojota».

La única razón que me impulsó a asumir ese «mutuo acuerdo» -además de evitar a El Mundo el daño de la salida traumática de su fundador- fue la inclusión del compromiso de Unidad Editorial de publicar mis cartas dominicales. Todos los demás derechos que se me reconocían no eran sino la transcripción de los recogidos en mi contrato de 2007, elevado a público con la «garantía solidaria» de RCS «en relación con las cantidades indemnizatorias».

La vigencia de la cláusula de no competencia sólo puede entenderse en este contexto de reciprocidad: puesto que iba a seguir publicando dos años en El Mundo, me comprometía a no hacerlo durante ese tiempo en ningún otro diario impreso o digital.

2.- Los «graves, reiterados e insubsanables incumplimientos» que llevaron a su presidente, Fernández Galiano, a comunicarme que Unidad Editorial había decidido dejar de publicar mis cartas se resumen en dos: haber reiterado que mi destitución se produjo «tras una brutal campaña del Gobierno» y haber vertido críticas sobre mi sucesor, en mi Carta «Sobre peces y peceras».

Al margen de otras consideraciones, es evidente que fue Unidad Editorial quien renunció a «subsanar» esos supuestos incumplimientos. En primer lugar, porque el relato más detallado de la trama político-financiera que precedió a mi destitución es el incluido en el libro «Contra Unos y Otros», que acaba de publicar La Esfera, perteneciente a Unidad Editorial y que yo remití al propio Galiano para su revisión. Y en segundo lugar, porque la Carta «Sobre peces y peceras» fue publicada en El Mundo después de que pasara el filtro del derecho de veto del director y después de que el propio Galiano, a quien también se la envié, la remitiera a Italia, y me comunicara la decisión de publicarla.

Galiano me andelantó telefónicamente al filo de la medianoche del viernes 7 que Unidad Editorial había decidido adoptar medidas contra mí, pero no fue hasta el martes siguiente cuando se me entregó una carta cuyo contenido no se corresponde, por cierto, con sus palabras. En esa carta se invocan unos supuestos acuerdos de un consejo de administración, pero Unidad Editorial se ha negado a presentar su acta pese a haber sido requerida por vía notarial. En todo caso, con anterioridad a estos hechos ya había comunicado a Galiano que mi Arponero de ese domingo incluiría una crítica muy severa a Mariano Rajoy.

3.- Puesto que en la citada misiva Galiano me comunicaba, al mismo tiempo, la decisión de incumplir el compromiso de publicar mis artículos y la pretensión de seguir imponiéndome la cláusula de no competencia, su efecto práctico es la flagrante limitación de mi libertad de expresión y la anulación de mi derecho al trabajo como periodista. Algo propio de un «estado de excepción», como alega mi representación procesal.

Se trata de la doble prohibición de escribir en cualquier periódico impreso o digital. En El Mundo porque, según lo publicado, García-Abadillo puso mi expulsión como condición para continuar como director y en los demás diarios por ser competidores de El Mundo. Es esta mordaza inaudita, al cabo de 40 años de ejercicio periodístico y artículos dominicales, la que me ha llevado a solicitar las Medidas Cautelares Urgentes, reclamando que «una de dos»: o Unidad Editorial cumple el compromiso de publicar mis Cartas o me libera del pacto de no competencia mientras la justicia entiende sobre el fondo del asunto.

4.- Abochorna leer que la editora de un diario comprometido con la verdad afirme que «la obligación de no competencia… no está en absoluto vinculada a las colaboraciones en su artículo semanal». Puesto que Unidad Editorial ya ha vulnerado su confidencialidad, reproduzco la cláusula 7.2 del acuerdo: «Durante la vigencia de la obligación de no competencia… la empresa encarga al señor Ramírez la realización de colaboraciones con el diario El Mundo en su edición de los domingos».

5.- Me asombra leer que Unidad Editorial «nunca ha pretendido alimentar una polémica con uno de los fundadores de El Mundo». Tras las humillantes declaraciones que el consejero delegado de RCS, Pietro Scott Jovane, realizó en El País, tras mi exclusión de la foto del 25 aniversario, tras las vejatorias referencias de García-Abadillo y tras el incalificable editorial del 3 de noviembre, cuesta imaginar qué podría haber hecho la editora que fundé en el caso de haber querido «alimentar» esa «polémica».

Fdo: Pedrojota Ramírez

 

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