ANÁLISIS / Razones a favor y en contra de hacer chistes o viñetas sobre Mahoma

El Islam, los yihadistas, Occidente y el miedo: Publicar o no publicar, ese es el dilema

Una protesta contra el humor de 'Charlie Hebdo' en Níger acaba con la quema de diez iglesias

El Islam, los yihadistas, Occidente y el miedo: Publicar o no publicar, ese es el dilema
Manifestantes musulmanes amenazan a Occidente por atreverse a hacer bromas sobre el Islam. CH

Los directores, jefes de redacción y humoristas de periódicos, televisiones y radios de todo el mundo han pasado los últimos días acongojados por el dilema sobre si mostrar las viñetas de Charlie Hebdo o no hacerlo

No sale gratis. Este viernes, 16 de enero de 2015, a la conclusión de la oración del mediodía y tras ser ‘calentadas‘ por los imanes que clamaban contra los blasfemos, miles de musulmanes salieron enfurecidos de las mezquitas de Níger y comenzaron a quemar iglesias cristianas. 

Los manifestantes, además de convertir en cenizas una decenas de templos sin que la policía local hiciera apenas nada para frenarlos, asaltaron tiendas de cristianos y entraron a tiros en el Centro Cultural Francés, gritando ‘¡Alá es grande!».

Niger queda relativamente lejos de Madrid, Roma, Londres o Berlín, pero no el peligro de que seguidores de Mahoma, al estilo de los dos hermanos que asesinaron a doce en la redacción del semanario ‘Charlie Hebdo’ o del facineroso que masacró a cuatro indefensos clientes en una tienda judía, decidan ‘castigarnos‘.

Y esa posibilidad es, sin duda alguna uno de los elementos que conforman el telón de fondo del debate sobre la conveniencia de extender el humor también al Islam y publicar chistes y bromas, por pesadas que sean, sobre el profeta de los islámicos o algunas de sus desquiciadas normas, como se hace reguralmente con la religión católica o el judaismo.

Este mismo sábado, 17 de enero 2015, en la Cadena SER y coincidiendo con la presencia en el programa ‘A vivir que son dos días’ de humoristas gráficos como Peridis o Julio Rey se debatió con calor sobre el asunto y las opiniones se dividieron entre los que sostenían que la aversión a la iconografía consustancial al Islam aconsejaba ni rozar el asunto, a los que sostenían que no se deben poner límites al humor.

No está de más subrayar que ninguno de los presentes, que con asiduidad se chotean de obispos, cardenales, el Papa o el Espiritu Santo, no tienen en su portafolio una sola broma similar con Mahoma de protagonista. Negar que puede haber influido el miedo en esa conducta, sería muy aventurado.

Hace dos semanas, se hubieran podido contar con los dedos de una mano los medios de comunicación occidentales que se hubieran atrevido a publicar caricaturas como las que llevaba la revista satírica francesa Charlie Hebdo en su reaparición o como las que de vez en cuando sacaba en ediciones anteriores.

Tampoco hay que extrañarse, porque ese ‘humor sin limites’, irreverente y ofensivo hasta la náusea, es precisamente lo que hacía único el semanario.

En las reuniones editoriales de toda la prensa se encontraron con el mismo dilema ético: publicar las fotos por solidaridad con los colegas asesinados en París, o no hacerlo para no ofender y, sobre todo, no poner en un posible riesgo a sus empleados.

La agencia de noticias más grande del mundo, Associated Press, por ejemplo, decidió no cambiar su «tradicional política» de «no incluir imágenes deliberadamente provocativas en sus teletipos».

The New York Times también dijo que «después de una cuidadosa consideración», había decidido que «la descripción de las viñetas» sería suficiente. La Gran Dama Gris neoyorquina optó por describir pero no publicar la portada del último número de Charlie Hebdo por considerarla «ofensiva«.

La BBC sigue la política de no representar al profeta Mahoma en cualquier forma, una norma que fue criticada duramente esta semana en el programa de debate «Question Time».

No ha habido ninguna declaración oficial sobre el asunto, pero muchos han advertido que el viernes, la página de la política editorial de la BBC sobre el tema estaba, de repente, caída.

Los diferentes medios han encontrado soluciones distintas a la cuestión.

En el sitio web de la cadena estadounidense CNN, por su parte, el presidente mundial Jeff Zucker, resumió así su visión del asunto:

«Periodísticamente, sentimos que queremos y debemos usar las caricaturas. Pero como gerentes, proteger y cuidar de la seguridad de nuestros empleados en todo el mundo es en este momento más importante».

 Este artículo de Euronews da un repaso por países y este otro de Le Monde explica como se ha autocensurado la prensa estadounidense, icasi sin excepciones.

Lo que es evidente es que rara ha sido la redacción donde no se han consumido horas debatiendo sobre la pertinencia de hacerlo o no. Y siempre entre  acaloradas discusiones como la que tuvieron por email en la redacción de la cadena de televisión árabe Al Jazeera, cuyo contenido se filtró.

El reto parece claro: De un lado, la defensa de la libertad de expresión, la no autocensura, los valores de la democracia, la laicidad y el derecho a la sátira. De otro, el respeto que reclama una comunidad religiosa que se siente ofendida, una parte de la ciudadanía que se considera agredida en sus creencias, y que exige respeto y límites a la ironía.

Hasta el conocido dibujante y cronista gráfico Joe Sacco, se pregunta en una viñeta publicada en The Guardian sobre los límites o las funciones de la sátira. Y no tiene una respuesta clara.

Enfrentando con coraje tales cuestiones, algunos medios tomaron la decisión contraria y publicaron imágenes en la línea de Charlie Hebdo. En España, en el diario ‘La Razón’, las convirtieron incluso en su portada (Paco Marhuenda: «Hay medios que tienen miedo a sacar las viñetas de Mahoma, pero no a ofender a los cristianos»).

Y todo mientras se prodigan las amenazas procedentes del mundo árabe. Tras la última edición de ‘Charlie Hebdo’, la oposición en Jordania ha pedido al semanal que se disculpe por lo que considera un «ataque deliberado» al profeta Mahoma.

Cuatro librerías de Bruselas han recibido la advertencia de que serán quemadas si distribuyen la revista, en Turquía un tribunal ha ordenado bloquear las webs que reproduzcan las viñetas, y se han elevado voces airadas desde Irán, Qatar, Afganistán, Niger, Argelia, Egipto, Turquía…

La web Huffington Post recoge cinco testimonios a favor y cinco en contra de publicar y reproducir las viñetas, que reproducimos aqui:

A FAVOR

  • 1. LAS VIÑETAS TIENEN UNA MISIÓN: HACERNOS MÁS LIBRES
    El Roto, viñetista de El País, ha prometido, en un homenaje a las víctimas de París celebrado en la sede del diario, «intentar trabajar con la misma valentía y libertad con que ellos [sus colegas de Charlie Hebdo] lo hicieron, intentando que nuestro trabajo sea útil». En el caso de las viñetas, el dibujante cree que estas «deben clarificar, reforzar algunas líneas de pensamiento, y de alguna forma, hacernos más libres».
  • 2. LA CUESTIÓN NO ES PUBLICARLAS O NO, SINO QUE SE PUEDAN PUBLICAR
    Podrán gustar más o menos, podrá decidirse publicar o no, pero la cuestión es, según Elsa González, presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), «que se puedan publicar», y cita a Voltaire cuando dijo: «No estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero defendería hasta la muerte su derecho a decirlo». «La palabra la puedes enfundar en sobriedad, o en humor, en sátira o en sarcasmo», defiende, y añade que «lo que no puede hacer quien siembra el terror es el apagón informativo, y el apagón sobre todo de la libertad, porque no es una cuestión que afecte solo al periodismo o a los medios de comunicación. Esto va mucho más allá, esto va contra la ciudadanía, contra los valores europeos».
  • 3. ANTE LAS PRESUNTAS AGRESIONES AL HONOR ESTÁN LOS TRIBUNALES
    «A unos les parecerá irrespetuoso, a otros no, siempre está la ley, que en un país democrático marca los límites y cuida a sus ciudadanos», recuerda, y ella, como presidenta de la FAPE, promete defender al máximo «la dignidad de las personas, el respeto, la privacidad». ¿Y si los ciudadanos musulmanes se sienten agredidos con la publicación? «Que acudan a los tribunales», responde, y subraya que «lo que ha pasado [los atentados] es que no se puede ni entrar a juzgar». «Ha sido un ataque a la democracia y a los valores europeos de libertad, independencia, que han costado siglos conseguir, y muchas muertes. No es baladí, no es una broma», concluye González.
  • 4. NO SER RESPETUOSO ESTÁ PERMITIDO EN LAS DEMOCRACIAS
    Malén Aznárez, como presidenta de Reporteros sin Fronteras en España (RSF), está rotundamente a favor de la libertad de prensa y su organización ha instado a todos los medios de comunicación españoles a publicar las viñetas, porque «las caricaturas, por muy brutales, y por muy mordaces y muy satíricas que sean -y las de Charlie Hebdo lo han sido toda la vida-, son una muestra clarísima de la libertad de prensa y de la libertad de expresión». «Contra la barbarie de las armas, está la libertad de expresión de los países democráticos, y las diferencias se deben solventar en los tribunales, nunca desde luego con las armas». La libertad de expresión tiene los límites que marca el derecho internacional, insiste también Aznárez: «No fomentar la violencia, no fomentar el terrorismo, no fomentar el racismo. Pero aparte de eso, el no ser respetuoso está dentro absolutamente de los límites que permiten todas las sociedades laicas y democráticas».
  • 5. LA RELIGIÓN DEBE SER TRATADA IGUAL QUE OTRAS IDEOLOGÍAS
    La presidenta de RSF defiende que «las religiones no pueden imponer sus creencias, y las sociedades democráticas tienen perfectamente diferenciadas las religiones de la política». Afirma que «la religión no tiene por qué ser tratada de manera diferente a otras ideologías», y recuerda que «puede ser cuestión de buen gusto, de mal gusto, de estar más o menos de acuerdo con determinadas caricaturas o escritos; tenemos la opción de comprarlos o no comprarlos, desde luego, pero las amenazas de muerte o las muertes no pueden ser nunca la respuesta».

EN CONTRA

  • 1. EL LÍMITE DE LA OFENSA O EL DAÑO PERSONAL
    Peridis, caricaturista de El País, después de dejar muy claro -en el mismo homenaje en el que participó El Roto- que «cuando hay un muerto sobre la mesa hay que cerrar filas», ha invitado sin embargo a debatir sobre «donde está el límite» en las caricaturas cuando pase «la oleada». «Para mí está en la ofensa que infligen en los demás», ha dicho, y ha confesado que él siempre ha procurado «no herir a la persona, sino caricaturizar lo que hace», y «no ofender». Por eso, ha recordado que en la sociedad musulmana, anicónica, es sagrado no representar a Mahoma. «No nos ceguemos en el fragor de la solidaridad y entendamos que una sociedad es algo muy complejo», ha insistido.
  • 2. NO SOLO MOLESTA A LOS EXTREMISTAS, A MILLONES DE MODERADOS TAMBIÉN
    «Defender la libertad de expresión frente a la opresión es una cosa; insistir en el derecho a ser desagradable y ofensivo sólo porque se puede es infantil. Molestar a los extremistas no es un desafío valiente cuando al hacerlo se ofende sobre todo a millones de personas moderadas también». Este es uno de los puntos del argumentario que el productor ejecutivo de Al Jazeera English, Salah-Aldeen Khadr, sugería a la redacción de la cadena de televisión árabe en la cobertura de los atentados en uno de los emails que se han filtrado.
  • 3. EL DERECHO A OFENDER NO SE TRADUCE EN EL DEBER DE OFENDER
    Mehdi Hasan, director político del HuffPost en Reino Unido, ha escrito un artículo titulado Como musulmán, estoy harto de la hipocresía de los fundamentalistas de la libertad de expresión que se ha hecho viral. Hasan afirma: «Seamos claros: estoy de acuerdo en que no hay ninguna justificación para asesinar a periodistas o viñetistas. No estoy de acuerdo con vuestra aparente visión de que el derecho a ofender no viene con las correspondientes responsabilidades; y no creo que el derecho a ofender automáticamente se traduzca en el deber de ofender».
  • 4. PARODIAR EL RACISMO REPRODUCIENDO IMAGINERÍA RACISTA
    En el mismo artículo Hasan defiende que él ni puede ni quiere ser Charlie porque «parodiar el racismo reproduciendo descaradamente imaginería racista es una táctica satírica muy dudosa». Señala, citando a Olivier Cyran, experiodista de Charlie Hebdo, que «una neurosis islamófoba se apoderó gradualmente» de la revista tras el 11-S, cuando endorsó los ataques a «miembros de una religión minoritaria sin influencia en los pasillos del poder».
  • 5. EL CONTEXTO IMPORTA
    El periodista británico se pregunta si los musulmanes tienen que tener la piel más dura que los cristianos o los judíos, y recuerda que Charlie Hebdo despidió a Maurice Sinet en 2008 por un comentario supuestamente antisemita. Añade que hay que tener en cuenta además el contexto. «Nos pedís que nos riamos de una caricatura de Mahoma mientras se ignora el vilipendio del islam en todo el continente (¿habéis visitado Alemania últimamente?) y se extiende la discriminación contra los musulmanes en la educación, el empleo y la vida pública, especialmente en Francia. Pedís a los musulmanes que denuncien a un puñado de extremistas como una amenaza existencial a la libertad de expresión mientras se ignora la amenaza mucho mayor que representan nuestros líderes políticos».

En medio del debate, Luis del Pino, quien en Libertad Digital ha desgranado -con originalidad- su postura peronal al respecto, que no se puede encasillar ni entre las primeras ni entre las últimas («Yo no estoy con Charlie Hebdo, era una revista dedicada a fomentar el odio»):

No me siento para nada identificado con muchas de las reacciones que estoy viendo al atentado contra Charlie Hebdo, reacciones que me parecen irracionales e inhumanas.

Me refiero, en concreto, al hecho de que mucha gente ha calificado el atentado contra Charlie Hebdo como un ataque a la libertad de expresión, y ha abogado por reproducir las viñetas anti-musulmanas de Charlie Hebdo, como manera de responder al ataque terrorista.

Me parece una auténtica barbaridad. Ni el atentado contra Charlie Hebdo es un ataque a la libertad de expresión, ni las viñetas anti-musulmanas de Charlie Hebdo eran otra cosa que basura islamófoba.

Dado lo reciente de los acontecimientos, permítanme hacer un paralelismo para quitar carga emocional a las explicaciones: vamos a olvidarnos de Charlie Hebdo y vamos a suponer que hubiera en Francia una revista que se dedicara, un día sí y otro también, a hacer chistes sobre homosexuales. Pero no chistes cualesquiera, sino viñetas extraordinariamente ofensivas en las que un día se presentara a todos los homosexuales como pederastas peligrosos, y al día siguiente se los ridiculizara de manera humillante y al otro se carcajearan del asesinato de una pareja de homosexuales a manos de una banda neonazi.

¿Sería admisible semejante revista? A mi juicio, no.

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