ABC reproduce las burlas de Monedero al presidente de Venezuela, al que llamó "conductor de autobús"
Entre los derechos humanos y los compromisos internacionales, por un lado, y los beneficios empresariales, por otro lado, El Mundo opta este 23 de febrero de 2015 por los primeros. Al menos en la disputa entre España y Venezuela.
En un editorial titulado ‘Firmeza ante Nicolás Maduro, a pesar de sus amenazas’, el periódico dirigido por Casimiro García-Abadillo recomienda al Gobierno español que exija al de Caracas que extradite a los etarras presentes en Venezuela y respete la vida y la libertad de los oponentes políticos, aunque ello suponga que las empresas españolas presentes en el país caribeño sufran confiscaciones y expropiaciones.
También sobre Venezuela, ABC publica una información sobre las reuniones de la fundación CEPS, cuya cúpula es la misma que el partido Podemos, acompañada por otro editorial. El periódico, que ha sido amenazado por Caracas debido a la publicación de datos sobre la vinculación de jerarcas del régimen chavista con el narcotráfico, reproduce los menosprecios del ideólogo Juan Carlos Monedero al actual presidente socialista de Venezuela, al que llamó «conductor de autobús».
EL MUNDO
Es lógico, pues, el temor del Gobierno español, que ha detectado 110 filiales de compañías españolas «cuyas operaciones adquieren una trascendental relevancia dentro de la estrategia general de sus respectivos grupos», según un informe al que ha tenido acceso este periódico.
La semana pasada, Telefónica informaba que la reciente devaluación del bolívar le iba a suponer un impacto de 2.800 millones en su patrimonio y de 400 millones en el beneficio neto. Junto a la operadora española, Repsol, BBVA, Mapfre o Iberia figuran como grandes perjudicadas por el desastre económico venezolano. El Gobierno calcula en unos 9.000 millones de euros lo adeudado a las empresas españolas por diversos conceptos. Repsol, por ejemplo, tiene un acuerdo para la explotación de la industria del gas en Venezuela con la pública PDVSA por importe de 7.000 millones de euros.
Es cierto que los legítimos intereses de esas empresas españolas obligan a Rajoy a moverse con pies de plomo ante el Gobierno bolivariano, pero esta circunstancia no debe ser un obstáculo para exigir a Venezuela el cumplimiento de sus compromisos políticos internacionales, como los convenios de extradición, y la salvaguarda de los derechos humanos en el país. No hacerlo sería someterse al chantaje de Maduro.
ABC
Los dirigentes de Podemos practican los peores gestos de la casta que tanto atacan, empezando por el de ocultar sus servidumbres políticas y financieras, para no desvelar, en su caso concreto, que no son más que la vieja izquierda marxista pagada por el chavismo bolivariano.
Lo mismo sucede con las más que evidentes vinculaciones de Podemos y su entramado con el Gobierno de Venezuela, lo suficientemente intensas, en lo económico y lo político, para hacer buena la descripción que ha hecho José María Aznar de los dirigentes de esta formación de extrema izquierda, los cuales «distan mucho de cumplir los parámetros democráticos exigibles de las democracias a las que pertenecemos». Y además de sucursalistas del chavismo, son desagradecidos, porque, como hoy informamos en ABC, Juan Carlos Monedero, el gurú de la casta bolivariana, despachó a Nicolás Maduro como ese «conductor de autobús» que no tenía la altura política de Chávez. Lo llamativo es que este desprecio personal se lo dedicó al represor bolivariano después de sacarle 200.000 euros para comprar una emisora de televisión en Madrid. No es extraño que Podemos tenga a Monedero tapado. Aunque la «troika» bolivariana -Nicolás Maduro, Podemos y la Fundación CEPS- se molesten y amenacen, eso tan propio de la izquierda marxista, ABC les seguirá aplicando las libertades de información y expresión y pidiendo, entre otras cosas, la liberación de los demócratas encarcelados por el Gobierno de Caracas, cuya represión señala a todo colaboracionista del chavismo, incluidos estos falsos modernos de Podemos.