OPINIÓN / REPASANDO COLUMNAS

Raúl del Pozo: «El hecho de que Rajoy no saliera a explicar la defenestración de Rato puso de los nervios al PP»

Losantos atribuye a Rajoy, más que a Soraya, la detención de Rato, pero Curri Valenzuela señala a Luis de Guindos

Mariano Guindal asegura que a Rato la detención "no le cogió por sorpresa"

¿Pero qué carajo pasa en El País, me pregunto mientras soboreo el primer cigarrillo del día? He escrito varias veces que el periódico que aparentemente dirige Antonio Caño y en realidad lo hace Juan Luis Cebrián por medio de Javier Ayuso ha renunciado a la batalla de la opinión pública, y el ejemplar de este lunes 20 de abril de 2015 me lo confirma.

Ni una columna ni un editorial ni un comentario sobre el escándalo Rato-Rajoy-Montoro-Soraya. En este alejamiento de la actualidad, la sección El Acento se dedica a elogiar la serie de televisión ‘El Ministerio del Tiempo’. Como si fuera miembro de la Cadena del Movimiento, El País huye de la política. Por el contrario, los demás periódicos, de papel y digitales, publican columnas y más columnas sobre el asunto. Los editores de El País sabrán qué es mejor…

¿Quién mató al Doctor Pomelo, o, mejor dicho, quién mandó a los comandos fiscales a casa de Rodrigo Rato?

Raúl del Pozo (El Mundo) habla de conspiradores dentro del Gobierno del PP contra el Gobierno del PP.

Rodrigo fue sometido a linchamiento mediático y ahora su reacción puede ser nociva para el Gobierno. «Si Luis Bárcenas era peligroso en la cárcel, ¿qué me dicen de Rato? Los puede meter en la cárcel a todos», comenta un veterano del PP.

«¿Cómo que no se explican en Génova lo que ha pasado -se pregunta un ex ministro- si son ellos los que han dado la orden?». Los candidatos del PP están desconcertados. Se acusan unos a otros de filtradores. Citan el ejemplo de Belloch sacando el GAL. También se habla de facciones y conspiraciones. ¿Están intentando conspiradores internos tirar al Gobierno? Lo que parece seguro es que el escándalo en cascada puede provocar una derrota histórica en las próximas elecciones.

En una columna titulada ‘Rodrigo, resiste, mañana te indulto’, Federico Jiménez Losantos (El Mundo) da los nombres de Mariano Rajoy y de Soraya Sánez de Santamaría como esos conspiradores.

La clave de todo este caso es de dónde provino la filtración que forzó el apresuramiento, indeseado por los jueces e indeseable para los fiscales, de la detención del símbolo de la prosperidad de la era Aznar. Porque nadie en la investigación creía maduro el caso para montar un espectáculo así. ¿Quién filtró y forzó? 

¿Quién? Naturalmente, Hacienda, que de los 710 expedientes de la amnistía fiscal sólo remitió a la fiscalía uno, el de Rato. Y como iba lento, lo forzó, acogotó fotográficamente y linchó políticamente a su colega de Gobierno con Aznar. ¿Habría dado ese paso Montoro sin el plácet de Soraya? No ¿Sin el de Rajoy? Menos. Y tras tanta irregularidad e improvisación, ¿recibirá Rato el SMS «Rodrigo, resiste; mañana te indulto»? La verdad: yo no diría que no.

David Gistau (ABC) coincide con Losantos en apuntar a Rajoy.

Mariano Rajoy aún era jefe de la oposición cuando comenzaron las detenciones por Gürtel. Este cronista y un compañero, Carlos Cue, se lo cruzaron entonces en un pasillo del Parlamento y él se detuvo a saludar. En ese instante, un timbrazo del iPhone lo advirtió de que acababa de entrarle un mensaje escrito. Se sacó el teléfono del bolsillo del pantalón, miró la pantalla y resopló con alivio: «Uf, vivo con pavor a que cada mensaje traiga la noticia de que han detenido a alguien del PP».

Con todo, la actitud de Rajoy cuando nos lo cruzamos por el pasillo es característica de su falta de reacción mientras el partido se le colapsa hasta su inminente evaporación. Dos servicios jerarquizados por el Estado detienen a un exvicepresidente y le aplican un tratamiento cruel en el que todo está pensado para abrir informativos y portadas, y el presidente hace creer que se enteró cuando el iPhone le hizo ¡ping! y entonces se quedó anodadado, e indignado, y escandalizado, y cabreado.

MARTÍN PRIETO SE SUBLEVA ANTE EL «LINCHAMIENTO»

Curri Valenzuela (ABC), miembro de la plana mayor del Batallón de Guardia de Moncloa, despoja de toda responsabilidad no sólo a Rajoy y Sáenz de Santamaría, sino, además, a Montoro. Según ella, las pistas señalan a Luis de Guindos

La impresión general en el Gobierno es la de que desde ese departamento (la Comisión de Blanqueo de Capitales, que depende del Ministerio de Economía) se filtró a un periódico digital el dosier. Fuentes de Moncloa admiten que a raíz de esa filtración, la Inspección de la Agencia Tributaria pidió a la Fiscalía que a su vez pidiera al juez de guardia el registro de los despachos de Rato y su detención. En Presidencia del Gobierno aseguran que la noticia de la detención les sorprendió. Pero es difícil imaginar que Hacienda adoptara esa medida sin que su ministro, Cristóbal Montoro, lo supiera o que este ocultara la información al presidente.

Puesto que se admite que una filtración gubernamental precipitó la acción judicial, todas las cabezas se vuelven hacia el presunto culpable. Y el ministro de Economía, Luis de Guindos, enfrentado hace tiempo con Rato y nunca en buenas relaciones con su compañero Montoro acumula -con razón o sin razón- todas las sospechas.

Dos veteranos periodistas que conocieron el felipismo y sus campañas de aniquilación de víctimas escogidas entre los propios o los ajenos dudan de las supuestas pruebas contra Rato. Uno de ellos es Fernando González Urbaneja (Republica.com).

Rodrigo Rato no ha comparecido aun ante ningún juez pero ya está condenado por defraudador, y por tantos delitos o irregularidades como cada cual quiera atribuirle. Ya le han calculado el patrimonio, «27 millones de euros», ¿con o sin deudas, con qué valoraciones, distinguiendo rentas propias, herencia… Todo muy expeditivo y concluyente. Rato puede ser la peor persona del mundo, un gran defraudador, pero convendría ir con más cautela, con profesionalidad, con respeto a las leyes y los procedimientos. Esta investigación cursa con ensañamiento, con ejemplaridad sospechosa.

Y el otro José Luis Martín Prieto (La Razón).

Demasiados policías para llamar al timbre e innecesario el gesto de cubrirle el occipucio a Rato como si fuera a autolesionarse con la puerta del coche y denunciar brutalidad policial. Debería saberse quién fue el jefe de pista de este circo, por el caso que nos ocupa y por el de quien pesca en ruin barca, porque no se deben montar estos operativos sin que medie peligro cierto de violencia. Rato es una incógnita judicial pero ya ha padecido la ley de Lynch, de la que se libran, como ha de ser, el clan Pujol o Miguel Blesa. Por lo demás, la corrupción es de fondo, moral, no unipartidaria o unipersonal y de larga data. No bastarán los juzgados para erradicarla. Cervantes, Fénix de los ingenios, fue recaudador de tributos y penó en cárcel por robar dinero público.

CASADO Y VARA RECUERDAN QUE RAJOY PUSO A RATO EN CAJAMADRID

Antonio Casado (ElConfidencial.com) asegura que el más manchado por Rato es Rajoy, quien le puso en Caja Madrid.

Así como Mariano Rajoy se remitía hasta hace dos telediarios a la herencia recibida de Zapatero para explicar la persistencia del paro y la recesión económica, no podrá remitirse a la herencia de Aznar como atenuante de la corrupción cosida a las siglas del PP. Porque, a los ojos de la ciudadanía, él forma parte de ese legado. En lo bueno y en lo malo.

Rato fue el número dos de Aznar en el Gobierno, cierto, pero Rajoy fue quien lo colocó al frente de Caja Madrid, que es donde está el origen de una negra cadena de escándalos incompatibles con los asuntos particulares, pues, como ha declarado el propio Rajoy, «afectan especialmente al PP».

José Alejandro Vara (Vozpopuli.com) insiste en que las irregularidades o delitos que se atribuyen a Rato éste los cometió cuando ya no era alto cargo ni del PP ni del Gobierno de Aznar.

Rato incurrió en las supuestas irregularidades cuando ya no era cargo orgánico ni del Gobierno ni del PP. El problema es que luego Rajoy lo encaramó a la cúspide de Bankia, con el desastroso resultado conocido. Ahora se trata de poner muchos kilómetros de distancia con el presunto defraudador e intentar retomar el sendero de la normalidad en la campaña. Por el momento, los resultados están siendo muy poco positivos.

Mariano Guindal (La Vanguardia) cuenta que Rato le dijo hace unos días que se esperaba un palo semejante propinado por sus antiguos compañeros.

De hecho, la detención no le cogió a Rodrigo Rato por sorpresa. Hace un par de semanas cené con él y me comentó: «Menos meterme en la cárcel, ya han hecho todo contra mí, incluso expulsarme del partido». En su opinión, la táctica que utiliza el PP es un error estratégico que le perjudicará electoralmente. Era consciente de que el acoso mediático se incrementaría con la proximidad de las elecciones, pero no me pareció que se imaginara que acabaría tratado como un delincuente.

Lo que Rato no esperaba era que el motivo para sacar «la fotografía ejemplarizadora» fuera la regularización de su situación ante el fisco. De hecho, cuando la Agencia Tributaria remitió el caso Rato a la Fiscalía Anticorrupción, esta se lo devolvió por considerar que estaba insuficientemente documentado.

Nacho Cardero (ElConfidencial.com) revela el desprecio de Rato a Aznar.

Para el exdirector gerente del FMI, su entonces amigo Aznar, aquel que le quería arrebatar el título de padre del milagro económico español, no dejaba de ser un mero arribista.

La ruptura del presidente con su número dos no fue por sus diferentes pareceres en torno a la guerra de Irak. Al menos, no sólo. También tuvo que ver el ataque de cuernos de Aznar después de que Rato se encamara con su peor enemigo, Jesús Polanco, y empezara a frecuentar la finca del Valdemorillo, propiedad del difunto editor, seducido por esas ínfulas intelectuales y de parné con las que siempre ha espolvoreado su currículum vitae.

Ignacio Camacho (ABC) se queja de la sensación entre los españoles de que el PP es el partido más corrupto.

El PP es el partido que más ha legislado contra la corrupción y al mismo tiempo el que la opinión pública percibe como más corrupto. Tiene que ver en ello desde luego la posición cenital y contaminante que Bárcenas ocupaba en la estructura de la organización y el modo más que deficiente, pésimo, con que Rajoy y Cospedal manejaron la tormenta del tesorero; pero también influye en esta reputación negativa una torpeza endémica para construir mensajes políticos eficaces.

Ahora el PP se enfrenta al destrozo de una campaña electoral que no puede reconducir apelando al manido paradigma de las manzanas podridas ni haciéndole vudú a Rato con alfileres de dos puntas. El numerito de la detención ha amplificado aún más el problema convirtiéndolo en espectáculo catódico, carnaza populista. Y ante una opinión pública ultrasensible y excitada prevalece la idea de que las manzanas se han podrido porque nadie se ha preocupado de mantener limpia la cesta.

Olvidándose de conspiraciones, Ignacio Ruiz Quintano (ABC), casi testigo de la detención de Rato, reflexiona sobre la pequeñez del Estado español.

A mí el resoplido de la locomotora del Estado a Rato me sorprendió en la barra del bar de al lado, donde, por cierto, todo el mundo sabe dónde está Despeñaperros, y no es en la casa de Rato, con lo que asistíamos a un número tragicómico, es decir, al resoplido de un Estado pequeñito al que le crecen los enanos, necesitado, ay, de resoplarle en el cogote a un juguete roto como Rato a imitación de como un Estado grande («¡Es con voz de la Biblia, o verso de Walt Whitman, / que habría que llegar hasta ti, Cazador!») resopla con un comando de «seals» en el cogote de Bin Laden.

Santiago González (El Mundo) reprocha a Pedro Sánchez que se olvide de los cientos de corruptos que hay en sus filas.

No podía soñar el Partido Socialista con un regalo como el caso Rato, una cortina que ha ocultado la comparecencia ante el Supremo del penúltimo y el antepenúltimo presidentes del PSOE a cuenta de los ERE.

En una democracia normal se diría que ha llegado la hora de la alternancia. El problema es que a la alternativa le pasa lo mismo que Sánchez reprocha al partido del Gobierno. ¿Cómo va a regenerar nada quien no se ha regenerado a sí mismo y sólo busca la ventaja de la corrupción ajena? Ayer mismo, la Guardia Civil hizo saber que 334 beneficiarios de los ERE de la minería de Huelva eran intrusos. Pero sería una información que a Sánchez le llegó después del mitin.

Por cierto, Toni Bolaño explica en La Razón que la cabeza de Sánchez depende de los resultados de mayo en Madrid y Valencia.

Sánchez ligará en buena medida su candidatura al resultado de Gabilondo. Si en Madrid el PSOE pierde su condición de segunda fuerza la tormenta está garantizada. Si en Valencia sucede lo mismo hablaremos de tifón. Si la victoria no sonríe en otras comunidades hablaremos de maremoto. Nadie perderá por errores propios. Todas las miradas se dirigirán a Ferraz para exigir responsabilidades. Por eso, Sánchez necesita lograr unos resultados que se vean aceptables para imponerse: recuperar gobiernos autonómicos y algunas plazas simbólicas, además de parar a Podemos y otras fuerzas de izquierda en Madrid y Valencia. Si no lo consigue empezará una nueva partida. Díaz jugará sus cartas y Chacón, también, aunque sea sin un PSC que no estará para tirar cohetes por sus gélidas expectativas electorales.

Francesc-Marc Álvaro (La Vanguardia) vuelve a hacer el ridículo fuera de Cataluña (espero que en cataluña también lo haga) al tratar de sacar del cubo de mierda al catalanismo que le da de comer como tertuliano pluriempleado.

¿Qué dirán ahora los que mantienen que los dramas de los Pujol con Hacienda desacreditan y manchan a todo el soberanismo? ¿Dirán también que los presuntos delitos de Rato desacreditan y manchan a toda la gente y todos los entornos de centroderecha en España?

Es que Rato no se envolvía en la bandera como hacía Pujol ni hablaba de ‘fer país’…

ALMUDENA GRANDES CRITICA A RIVERA POR LA PROSTITUCIÓN

En estas circunstancias, qué viejas me parecen las columnas de algunos viejos.

Gabriel Albiac (ABC) asegura en ‘Morirán mis libros’ que su generación es la última que ha amado los libros. Los que venimos detrás somos imbéciles, deduzco. Pues tú has educado a miles de alumnos, Gabriel, o al menos has cobrado por ello.

Mi generación fue pedante, inútil, descarriada y, a fin de cuentas, vencida. Fue la última que supo leer. Y alzó su religión del libro hasta las lindes del delirio. Enfermamos de lectura. A nadie pasaremos nuestro virus. No hay peligro. Conmigo morirán mis libros.

Pedro G. Cuartango (El Mundo) describe la nostalgia que le produce un viejo Seat 1500, porque su padre tenía uno.

Un día, en un gran depósito de vehículos de segunda mano, vi un 1500 amarillo y se me encogió el corazón. Fui consciente en tan solo un momento de que el pasado jamás vuelve y de que la felicidad es algo pasajero e inconsciente. Todavía sueño muchas veces con el olor a tabaco de aquel coche y veo a mi padre al volante, con la mirada fija en la carretera y fumándose un Chester.

Ángel Expósito (ABC) nos riñe a los europeos por no hacer nada ante el drama de los ahogados en el Mediterráneo y anuncia su programa de hoy y mañana en la Cope desde el Canal de Sicilia.

La Unión Europea, toda democrática, solidaria y rica -sí, sí, rica- permanece/permanecemos inútiles ante el gran desastre que inunda esta parte del mundo; el de la emigración desesperada desde las guerras de África y Oriente Próximo hacia Europa. Pero, ¿a qué esperamos? ¿A recoger los cadáveres con redes como si fueran sardinas?

PD: «La Mañana» de Cope desde el Canal de Sicilia. Hoy, lunes 20 y mañana martes hacemos el programa de radio desde el epicentro del drama de la inmigración. Desde el sur del Mediterráneo contaremos la mayor tragedia en nuestro mar desde la Segunda Guerra Mundial.

La columna de Almudena Grandes (El País) me hace asentir al criticar la propuesta de Ciudadanos de legalizar la prostitución por la recaudación fiscal.

Es un tema muy conflictivo, pero si hay algo que nunca tendría que haber aflorado en el debate es su impacto económico. El líder de Ciudadanos ha justificado su propuesta argumentando que el Estado recaudará 6.000 millones de euros más cuando la prostitución pague impuestos. Si la nueva política consiste en cuantificar económicamente la humillación, la esclavitud y la explotación de seres humanos, me quedo con la antigua, gracias.

Joaquín Estefanía (El País) se lamenta de que un 30% de la sociedad española parezca quedar estancada en el subempleo y la pobreza.

la principal consecuencia de la Gran Recesión sería ya una mutación social que ha dejado atrapados en el sótano del ascensor social a millones de personas. La cuestión no consistiría sólo en recuperar la senda del crecimiento, ya que la economía podría crecer con escasa reducción del paro, contratos temporales de corta duración, trabajadores pobres y, en general, una congelación de los sueldos de los asalariados establecidos.

La nueva radiografía de la sociedad española no sería algo coyuntural, fruto de una situación adversa que se superará con la tan esperada recuperación, peldaño a peldaño, con cada punto de PIB, sino que ha llegado para quedarse.

Pues en ese 30% puede que estén algunos de los despedidos de El País, la SER, Cinco Días, pero seguro que no lo están Estefanía, Cebrián ni los Polanco.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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