LA CLAVE DEL DÍA

ABC reclama que no se den beneficios a los etarras que no confiesen sus crímenes

El periódico de Vocento recuerda que todavía hay más de 300 asesinatos de ETA sin aclarar y que pueden quedar impunes

ABC reclama que no se den beneficios a los etarras que no confiesen sus crímenes
Hasier Arraiz presidente de Sortu.

Un fiscal francés recuerda que ETA aún dispone de 30 miembros liberados y de decenas de zulos

Un grupo de proetarras intentaron el 17 de mayo de 2015 en Vitoria impedir la detención de tres miembros de Segi condenados a ingresar en prisión y el parlamentario de Bildu Hasier Arraiz afirmó en un mitin el sábado que los presos de ETA «han dado la vida por un sueño».

Estos hechos, que demuestran la fuerza de ETA en las calles y su discurso legitimador han conducido a ABC a publicar un editorial con el título de ‘La derrota de ETA, tarea inacabada’.

El periódico de Vocento reclama que no se conceda ningún beneficio penitenciario a los etarras que no colaboren en el esclarecimiento de los más de 300 asesinatos que han quedado impunes. También subraya que la paz «no se basa en el silencio de las armas, sino en la justicia para las víctimas y el juicio para los verdugos».

En España, ETA ha dejado de matar porque ha sido derrotada policialmente, pero la postguerra -sí, se trata de una postguerra- contra los etarras aún no está cancelada, porque quedan muchos crímenes por aclarar y juzgar. Las víctimas se refieren a unos 300 asesinatos que pueden quedar impunes por efecto de la prescripción. Muchos presos etarras saben bien quiénes fueron los autores de esos crímenes y su silencio es la prolongación de su complicidad con la ejecución de unos asesinatos que serán prescriptibles, pero son imperdonables.

La ausencia de violencia no equivale a la paz, porque esta no se basa en el silencio de las armas, sino en la justicia para las víctimas y el juicio para los verdugos. Ningún etarra del que se tenga constancia que tiene información sobre crímenes no juzgados debería acceder a beneficios penitenciarios. No se les debe nada por dejar de matar, de la misma manera que nada se les dio cuando mataron. Algunos apologistas del «proceso de paz» afirman que a un terrorista no se le puede pedir que delate a sus compañeros. Por supuesto que es exigible, salvo que el Estado de Derecho entre en demencia y tenga más respeto por los pactos de silencio entre asesinos que por la aspiración de las víctimas a la memoria y la justicia.

Además, la amenaza subsiste porque el Estado no ha recibido de ETA ni una sola pistola, ni se ha entregado uno solo de sus fugados. La pasada semana, el fiscal del Tribunal Correccional de París afirmó, durante el juicio a la etarra Itziar Plaza, que ETA aún tiene treinta miembros en la clandestinidad y cuenta con «decenas» de zulos con armas y explosivos porque «se reserva la posibilidad» de volver a la violencia.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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