OPINIÓN / REPASANDO COLUMNAS

Alfonso Ussía: «La juventud ha preferido para Madrid a una mujer bastante mayor, Carmena, que es como Lenin con melenas»

Santiago González se pregunta "los socialistas, ¿de qué coño se ríen?", cuando Podemos se los quiere comer también a ellos

Marhuenda es el único columnista que hoy se atreve a defender a Rajoy de los "conspiradores"

Este 27 de mayo de 2015 no comienzo el día con mi cigarrillo, porque me temo que si encendiese una cerilla podría explotar la cocina entera… ¡y cómo me pondrían en casa! La prensa trae mucha pólvora: hay columnas que son obuses disparados contra Mariano Rajoy, al que la cabeza le huele también a pólvora.

¡Hasta en la Razón se pide la dimisión del Intocable! Es como si en El País se pidiese la dimisión de Juan Luis Cebrián por haber hundido el periódico y haberse enriquecido mientras despedía a los trabajadores por cientos.

Alfonso Ussía (La Razón) contrapone el fracaso de Rajoy al éxito de Manuela Carmena, que «es como Lenin con melenas».

El futuro de España y de los españoles está en manos de un ególatra del carajo de la vela que analiza los desastres desde su vanidad optimista. Es el mejor de los mejores. Las elecciones se han perdido porque la juventud se ha comportado con la superficialidad propia de las edades tempranas.

No obstante, esa juventud ha preferido para Madrid a una mujer bastante mayor que es como Lenin con melenas, y es de esperar que el espíritu de Lenin sea generoso conmigo y sepa disculparme. La expresión de Rajoy denota el esfuerzo de la resistencia a ultranza, su resistencia personal, porque su pertinaz megalomanía le impide analizar con generosidad y buen criterio la magnitud de las grietas que se han abierto en la sede de Génova. Las grietas pueden cerrarse siempre que no sean Rajoy y los de su equipo de confianza los albañiles.

Tampoco es excusa la falta de atractivo y de gancho personal. Ya me dirán el atractivo y gancho personal que derrocha la señora Carmena. Y ahí la tienen, tan campante. El Partido Popular, o mejor dicho, algunos de los dirigentes del Partido Popular, producen rechazo por su lejanía, su prepotencia y su falta de cordialidad. Viene de lejos.

Ignacio Camacho (ABC) es menos directo que Ussía, pero también le zumba a Rajoy. Según él, no es el hombre adecuado para estos tiempos.

Mariano Rajoy es un hombre impasible con una musculatura emocional rígida, forrada con una cubierta de titanio. Está dotado para la resistencia pero no para la flexibilidad, y tiene un gélido temperamento refractario a las novedades que dificulta su adaptación mental al marco lábil de la política posmoderna. Esa naturaleza conservadora, ordenada, contrachapada de disciplina y método, lo hace tan previsible, determinado y tenaz como inhábil para las reacciones rápidas.

Si se mirase en un espejo de sinceridad, como le ha conminado con honesta lealtad Juan Vicente Herrera, no encontraría en su imagen ningún motivo para no seguir adelante. Pero a diferencia de los grandes palacios clásicos, en el de la Moncloa, al menos en su parte visitable, apenas hay espejos. Sus inquilinos viven en el interior de una blanca, limpia tramoya diseñada para aislarlos. Por eso el ejercicio de claridad que acaso necesite el presidente sea, simplemente, el de salir de esa clausura, romper las puertas a patadas y asomarse a sentir el pulso de la calle.

Federico Jiménez Losantos (El Mundo) ya ve formarse el Frente Popular sobre las ruinas del PP.

Si este Partido Popular o Partido Pallorar, este borreguito de Norit, deja que el pastor matacabras siga al frente del rebaño, a finales de 2015 la derecha estará muchísimo peor que en 1982. Porque, antes de hundirse, la mayor parte de UCD, con Alzaga y Herrero de Miñón, se fue a Alianza Popular; otra, con Paco Ordóñez, al PSOE; y la facción de Calvo Sotelo, que -como puede hacer Rajoy- convocó unas elecciones anticipadas a las que no se presentó, dejó dos millones de votos en el limbo, 202 escaños al PSOE y 13 años de felipismo. Pero, insisto, de UCD se salvó siquiera una parte. De este PP condenado a muerte por Rajoy no se salva nada. Y su ruina no nos trae al PSOE de 1982 sino al Frente Popular de 1936.

ANTONIO BURGOS FELICITA A PEDRO ARRIOLA

Antonio Burgos, un poco despistado, arremete contra Pedro Arriola, cuando, en mi opinión, la responsabilidad de lo que ha ocurrido en el PP desde 2004 es de Rajoy… y algo de Aznar.

Enhorabuena grande, señor Arriola. Paso a paso, todo muy estudiado sobre las encuestas, está consiguiendo usted lo que pretendía: cargarse al PP con mucho cuidadito. (…) Usted introdujo unos principios completamente nuevos en la praxis política, que quienes les pagaban un dineral por sus asesoramientos han seguido al pie de la letras, a saber: 1. Hay que gobernar contra los propios votantes. 2. Hay que ocultar lo que se es. La derecha debe parecerse lo menos posible a la derecha, de lo que hay que avergonzarse y ocultar. Cuanto más acomplejada, mejor.

Y a continuación enumera algunos de los hechos (u omisiones) de Rajoy.

Y lo hizo usted de cine. De cine de Almodóvar, claro, que es de ellos. Sus pasos hacia la destrucción del PP fueron perfectos: no derogar una sola ley de las que aprobó Zapatero para la perdición de España, empezando por el Plan Hidrológico, la Enseñanza o la Memoria Histórica; complacer a los separatistas catalanes cuanto más se pudiere; poner en la calle el mayor número posible de asesinos etarras; ignorar por completo a las víctimas del terrorismo; disimular, mirar para otro lado y silbar «Paquito el Chocolatero» si pedían la derogación de la ley del Aborto

Los dos millones y medio de votos perdidos ahora van a ser nada cuando lleguen las generales, ante las que le envío ya mi felicitación por adelantado, porque ha ordenado usted a Rajoy que nada cambie para que todo siga derechito, derechito hacia el desastre final. «Quod erat demonstrandum».

David Gistau (ABC) lamenta que las palabras de Juan Vicente Herrera no se produjeran en el seno del partido y hasta propone un rleevo a Rajoy.

Busquen el audio de Herrera y lamenten sólo que cuanto dijo no forme parte de lo que debería ser el debate interno de un partido no compuesto por robots. El error de repetir como una letanía ese mensaje de la recuperación que tantas familias ni atisban. La mancha horrenda de la corrupción. La arrogancia del equipo de gobierno. La ausencia de cabezas políticas y el secarral intelectual que ello conlleva. Las mentiras electorales y los principios traicionados. La necesidad, ya, de un salto generacional que Herrera concretó alrededor de Pablo Casado, ese nieto de Rajoy.

Los antiguos griegos tenían un método de ejecución que consistía en atar un hombre a un cadáver para que se pudrieran juntos.

Desde la izquierda, Antonio Lucas (El Mundo) también aporta su opinión sobre el fracaso de Rajoy.

Desde que el PP se convirtió en el doble de Rajoy el PP se fue hundiendo. Ahora sus propios palmeros apelarán a la necesidad de la patria para sustituirle. Rajoy es un perdedor nato y no está preparado psicológicamente para volver a ganar. Aquellos que le cargaron de razón están ya dando los pasos oportunos para exponer otra nueva verdad por delante, que consiste en contar siempre la misma mentira. La suerte de Rajoy se ha medido por los impulsos autistas de una mayoría absoluta, pero su capacidad de gobernar nunca ha podido explicarse.

MARHUENDA: REVIVE LA CONSPIRACIÓN CONTRA RAJOY DE 2008

El Batallón de Guardia de La Moncloa se despliega para defender el palacio y a su ocupante, pero las filas ya clarean, como las unanimidades en el PP. El más aguerrido es el inefable Paco Marhuenda, que reparte palos a todo el mundo, salvo a Rajoy. Éste, pobrecito, está otra vez asediado por unos conspiradores siniestros.

No estamos ante un escenario novedoso sino que se repite lo sucedido en 2008. El objetivo es acabar con Rajoy e impedir que se presente a las próximas elecciones generales porque puede ganar con una mayoría suficiente.

Pedro Sánchez ha optado por posiciones tactistas porque espera así llegar a La Moncloa. Es un escenario tan inquietante como posible. Esto explica que esté dispuesto a cualquier sacrificio con tal de formar un frente anti PP con Podemos y Ciudadanos. Albert Rivera también quiere acabar con los populares porque pretende ocupar su espacio. La pregunta es saber si lo quiere hacer, también, a cualquier precio.

Rajoy tiene que tomar la iniciativa y recuperar la confianza de unos votantes que esperan gestos. No su sustitución como pretenden algunos para lograr que gobierne la izquierda. Creo que debería hacer una remodelación del gobierno para ofrecer una imagen de renovación. (…) Hay que salir de los ministerios para hacer política, política y política. No basta con ser una persona sería, honrada y eficaz, porque el centro derecha quiere que el mejor Rajoy salga al ruedo. Un mensaje de regeneración y renovación que no sea sólo economía.

Y Curri Valenzuela (ABC) nos explica lo enfadados que están en el aparato del PP con los presidentes del PP que murmuran contra Rajoy cada vez más alto.

A los barones se les llama por allí de todo, según me dice. «El lunes, Rajoy hizo dos vueltas visuales por encima de sus cabezas para concederles la palabra y todos permanecieron callados. Pero luego, todos a largar a los periodistas, según su costumbre, en cuanto ponen tierra de por medio entre sus feudos y Madrid», fue lo que se escuchó por la segunda planta.

«Con lo que Fabra luchó para ser’ el candidato, contra los deseos de Cospedal, a sabiendas de cómo estaban las encuestas, para que ahora diga que se quiere ir», le dijeron en la tercera. En la cuarta oyó voces que calificaban a los barones como «esa panda de sinvergüenzas», así, sin más; en la quinta, los lamentos de «esos que pierden y luego disparan la pólvora contra Rajoy, que es lo más fácil» y en la sexta se topó con uno que se preguntaba «a qué vienen las quejas de los alcaldes que no han ganado en lugar de preguntar al de Vitoria, Antequera o Algeciras cómo han obtenido sus mayorías absolutas».

Ignacio Ruiz Quintano (ABC) comenta la sorpresa del día de ayer: Manuela Carmena, sin ser siquiera ni concejal, pacta con los jueces amigos el bloqueo de los desahucios. Concluye que el Estado español no es democrático, sino oligárquico.

¿Puede una alcaldesa que no lo es pastorear a los jueces hacia su aprisco y que a los jueces les parezca «una idea estupenda»? Sí, porque aquí, cuando Guerra llamó «muerto» a Montesquieu, todos le rieron la gracia como cuando en Rodiezmo, levantando el puñito de jugar a los chinos con el compañero de fortuna Villa, sindicalista venido a más, llamó «mariposón» a Mariano. La «señá» Carmena es buena, pero primero es comunista, y Montesquieu, un barón.

Aceptemos con el periódico global que la «señá» Carmena nos trajo las «libertáes» peceras (peces que gritan somos, sí), pero es que Montesquieu, de la mano de Hamilton (educado en el pensamiento de la Ilustración escocesa, que no es la de Pontevedra) obró en América el milagro de la libertad, con sus reglas (la democracia) inalterables, sin jóvenes Riveras ni viejas Carmenas pregonando, como sardineras de Santurce, la «regeneración» de lo (aquí) no generado.

¿Una alcaldesa que no lo es con unos jueces que ya veremos?

Pedro Narváez (La Razón) se asusta ante el odio que circula en las redes sociales.

La palabra de moda no es gobierno, sino revancha. Asomarse a las redes sociales es un ejercicio de vértigo y náusea. Toca vomitar.

JULIANA COMPARA A AGUIRRE CON PISTOLEROS ULTRAS

Ernesto Ekaizer (El País) advierte a progresistas y rajoyistas que Aguirre se está lamiendo las heridas y preparándose para el nuevo combate. ¡Qué miedo!

Esperanza Aguirre, la dirigente que ha contribuido a «nacionalizar» unas elecciones locales y autonómicas con su presencia mediática en todos los rincones de España, declaró ayer que impulsará la reforma del partido. (…) Aguirre insiste en su cruzada para impedir, según dice, que Manuela Carmena convierta el Ayuntamiento de Madrid en el trampolín para lograr que Pablo Iglesias sea el presidente de un Gobierno anticonstitucional y antioccidental (quizá le faltó añadir y anticristiano) en las próximas elecciones generales.

Si Rajoy acarició la idea de que una Aguirre fuera de la alcaldía quedaría fuera de combate… quizá se haya equivocado.

Y en la misma línea va Enric Juliana (La Vanguardia). Para él, que la candidata vencedora en las elecciones del Ayuntamiento de Madrid ofrezca un pacto al tercer candidato contra Manuela Carmena es un ‘Pacto del Tinell’, asocia la propuesta de Esperanza Aguirre a los asesinatos de Atocha y advierte al PSOE de que si se opone a la coronación de la Vieja Jueza (definición de Ruiz Quintano) habrá comenzado su extinción.

Acusar a la candidata de Ahora Madrid de ser un peligro para la democracia occidental obliga a abrir el fichero y examinar su expediente. Manuel Carmena hoy debería estar muerta. El azaroso cambio de hora de una reunión hizo que la tarde del 24 de enero de 1977 no estuviese presente en el número 55 de la calle Atocha de Madrid cuando un grupo de sicarios de extrema derecha ametralló y asesinó a cinco abogados laboralistas del despacho del que formaba parte. Los asaltantes dispararon con dos metralletas Marietta, de fabricación norteamericana, arma de uso muy poco frecuente entonces en España. Documentos desclasificados años más tarde en Italia identificaron la presencia en el atentado del extremista Carlo Cicuttini, miembro de una red clandestina anticomunista internacional llamada Gladio. Cosas que ocurrían durante la Guerra Fría.

Aguirre sabe que es muy difícil que los socialistas no apoyen a la exjuez Carmena, hoy convertida en uno de los personajes más populares de la izquierda. Si el PSOE pactase con el PP en Madrid, ya tenemos servido el Pasok español.

Aguirre quiere demostrar que sigue viva, mientras en Moncloa y Génova ya piensan en cómo sustituirla por Cristina Cifuentes al frente del PP madrileño. Se resiste a ser un juguete roto.

Yo no sé cómo Juliana vive en un Madrid tan peligroso cuando estaría tan bien en Barcelona o en su pueblo natal. He aquí la columna ridícula del día.

José María Carrascal (ABC) considera que el PP de Rajoy tiene solución, pero entierra a Aguirre, con mucha elegancia, en una frase al final de su columna.

Una refundación, pero no la de Esperanza Aguirre porque Aguirre pertenece al ayer, no al mañana, como mostraron las urnas el domingo.

Raúl del Pozo da por seguro que el PSOE entregará la alcaldía de Madrid a Carmena, a pesar de sus promesas de no pactar con los populistas.

Pedro Sánchez, como Ulises, debiera taponarse las orejas con blanda cera para que no le pierdan los cantos de las sirenas vengativas, ni los cíclopes de un solo ojo que quieren devorar el bipartidismo.

El PSOE puede transformase de pronto en la espoleta de un nuevo Frente Popular o Unidad Popular, destruyendo su carácter socialdemócrata. Pedro Sánchez es ahora Gary Grant, el gran seductor, como aquel actor con tendencia a la autodestrucción. Durante estos meses pasados ha hecho énfasis con la epífora, rechazando el populismo de Pablo Iglesias. Hoy tiene que cambiar el rollo porque le ofrecen dos matrimonios de conveniencia. Todo indica que se va a inclinar por Podemos, que será el que pegue el braguetazo.

A Santiago González (El Mundo) le asombra que los socialistas crean que han vencido al PP por medio de Podemos.

Están los socialistas tan obcecados en la idea de la derrota del PP, que consideran que la pírrica victoria de Esperanza Aguirre es, en realidad, una victoria estratégica suya, no de Podemos, que ha obtenido más del doble de los concejales que acompañan a Carmona en la lista del PSM. Es Carmena, no Carmona, una hermosa paronomasia madrileña que habría vuelto loco a Zapatero: Hemos pasado ocho años de derechas y un año de derechos, hemos presentado a Carmona para empujar a Carmena, etc.

El problema lógico es: los socialistas, ¿de qué coño se ríen? En las plazas principales han pasado a ser terceros, un suponer, Madrid, quintos en Barcelona, cuartos en Valencia y de ahí para abajo todo seguido.

Otro error básico de los socialistas es considerar que la derrota estratégica monumental de los populares supone una victoria paralela de su propia fuerza política. No es cierto y no sólo en Madrid. Podemos no se conforma con derrotar al PP, aupando a gobiernos autonómicos y municipales a los candidatos socialistas. Aspiran a gobernar ellos por sí y para sí. El consejo de Herrera es de validez universal.

LA CABALLERÍA DE C’S ACUDE AL RESCATE

En esta situación, José García Domínguez (Libertaddigital.com) presenta a C’s como el salvador de la nación y la democracia españoles.

Si yo fuese Mónica Oltra, la de Compromís, ni reiría ni saltaría tanto. La ciudad de Valencia está ahora mismo a punto de ser gobernada por una mayoría constitucionalista liderada por Ciudadanos con el apoyo de PP y PSOE. Pero muy a punto. Y la de Valencia no tendría por qué ser una excepción en la política general de pactos que se plantean tanto Albert Rivera como Pedro Sánchez.

Los camisas viejas de Ciudadanos, quienes fundaron el partido hace nueve años para plantar cara al nacionalismo omnipotente, no llevan esas pulseritas con la bandera de España que tanto se estilan en cierto Madrid, pero en cambio tienen muy claros los principios: ni agua a los que quieran destruir el orden constitucional español. Ni agua. Ni en los ayuntamientos, ni en las comunidades autónomas ni en las Cortes Genenales. Ninguna entente, pues, ni la más mínima, con los nacionalistas. Con la derecha se puede hablar. Con el PSOE se puede hablar. Con Podemos se puede hablar. Con los nacionalistas, jamás. Tan lacónico como simple, he ahí el mensaje que Albert Rivera quiere transmitir a sus interlocutores durante el periodo negociador que ahora se abre.

¿Y qué ocurre en Barcelona? Allí el muerto que no sabe que ha muerto es Artur Mas. Francesc Carreras (El País) subraya que CiU se está desfondando desde que se quitó las máscaras moderadas y se pasó al separatismo ahora y ya.

CiU se está debilitando a marchas forzadas desde aquel día de 2012 en que se les ocurrió movilizar a los suyos para que encabezaran la manifestación del 11 de septiembre y ponerse al frente del nacionalismo soberanista, hasta entonces un coto reservado a ERC. Quizás parecía el momento oportuno para dar ese giro, tan esperado por muchos militantes convergentes, independentistas desde siempre. Pero hoy está claro que no lo fue (…) El resultado es un descenso constante de apoyo electoral. Además, sus posiciones nacionalistas extremas, más la corrupción de sus cargos y el espectáculo de los Pujol, está generando un corrimiento hacia la izquierda radical del resto del soberanismo.

Que reflexione Artur Mas sobre su trayectoria. Hacerse pasar por más nacionalista que los adversarios sólo conduce al fracaso. Para rectificar, en el PNV encontraron a dos moderados: Josu Ion Imaz e Iñigo Urkullu. ¿Hay moderados en CiU? Los hay, pero andan callados y agazapados.

Antoni Puigverd (La Vanguardia) nota que junto al debate separatista se ha unido el hecho de que «las víctimas de la crisis han pasado de la calle a la política».

Las plataformas estilo Colau (con o sin el guadianesco ICV) son portadoras de gran energía potencial. Veremos como cristalizan, a medida que pasen de la teoría a los hechos y al debate diario. En paralelo, las CUP desvelan un crecimiento sólido y sostenido. Ningún partido es tan equilibrado entre expectativa y resultado.

Hace un año, Cataluña giraba entorno a un único eje político. Soberanía. Ahora los ejes son dos (Barcelona marcará el debate). Las víctimas de la crisis han pasado de la calle a la política. Veremos cuál de los dos ejes tiene más fuerza. O si se imbrican. El «procés» ha geminado. Muchos son los instrumentos políticos participando de los giros de estos dos ejes. Algunos de ellos muy envejecidos. Los nuevos pugnarán por imponerse. Los viejos deberán refundarse.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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