Ruiz Quintano recuerda que Ferreras "periodísticamente viene de la línea de calzoncillos yihadistas del 11-M"
Estos días, Barcelona se ha convertido en el principal foco de noticias para el resto de España. Cuando los columnistas siguen pergeñando columna sobre la pitada al himno nacional y al Rey, y a la» sonrisa de tendero que te está robando en el peso» (Ignacio Ruiz Quintano en ABC) de Artur Mas, nos llega una nueva que envejece a la anterior.
Ada Colau, que ya se comporta como alcaldesa aunque faltan semanas para el pequeño detalle de su elección, da un titular en la entrevista que le publica hoy El País que va a dar que hablar en las tertulias y que escribir en los periódicos:
Desobedeceremos las leyes que nos parezcan injustas
Hermann Tertsch, siempre atento, ya ha juzgado en Twitter el anuncio de la pre-alcaldesa y teme que vengan cosas peores:
Los nuevos gobernantes no estarán sometidos a las leyes. Colau ya se proclama por encima de la ley. Pronto hará lo mismo el próximo Gobierno.
Otro tuitero, Daniel Odriozola, pone un pantallazo de la entrevista y da un consejo a los próximos súbditos de Colau:
Si fuera de Barcelona mandaría este pantallazo al Ayuntamiento como pago del IBI.
Y el tuitero Ritman se ríe de los votantes súbitamente arrepentidos de doña Ada.
Cuanto más habla Colau más gente descubre que se ha colau al votarla… Ya no hay devolución, amigos ni presentando el tiket
Antoni Puigverd (La Vanguardia) trata de explicar las razones de la victoria de Colau (bueno, un 25% del voto válido).
Muchos de los que han votado a Carmena o a Colau: coleccionan carreras, másters e idiomas y no pueden acceder más que a contratos humillantes y precarios. Hijos de las clases medias y profesionales que han sido abandonados a su suerte. Las clases medias, especialmente los profesionales (profesores, médicos, arquitectos, abogados), están en retroceso. Esto explica el voto a Colau en barrios burgueses.
A pesar de tanto ruido miedoso, ninguna alta personalidad social o política se ha planteado la pregunta obligada: ¿por qué ha ganado Colau? Rafael Nadal contestó con una pregunta: «¿Y qué esperaban?». Francesc Serés lo resumió: «Si la política no va a los barrios, los barrios van a la política».
CAROL: AL REY LE PREOCUPAN LOS «SALVAPATRIAS» DE ‘MADRIT’
Después de asomarnos a la realidad más inmediata, amigo lector, volvamos al peristilo. Para calentar el café o encender el cigarrillo aconsejo comenzar con el inefable Màrius Carol (La Vanguardia): todo es culpa de ‘Madrit’, Leo Messi jugó muy bien y el que se ofende es un «pirómano». El capataz de la finca del señor conde de Godó afirma que el rey Felipe VI está preocupado por los «salvapatrias».
Sorprende que alguna prensa situada en Madrid pusiera la mirada en el griterío al himno, que fue la única intemperancia en una jornada modélica entre las dos aficiones. Sin duda, el hecho es reprobable, pero no hasta el extremo de marginar la emoción de un partido de fútbol y titular «Insulto a España» en una portada. No estaría de más que quienes pueden contribuir al discurso de la España plural hicieran más pedagogía y menos tremendismo. Tengo la sensación de que Felipe VI está tan preocupado por la visceralidad de los salvapatrias como por la vehemencia de los que quieren cambiar de patria. Este país necesita más bomberos que pirómanos, pero los primeros no consiguen ser mayoría.
Este 1 de junio de 2015 se reúne el Comité Antiviolencia, a propuesta de Presidencia del Gobierno, para proponer sanciones tras la pitada al himno en un partido que, no lo olvidemos, organizaba la Federación Española de Fútbol. No creo que sea una buena idea, ni para quienes creen que sacarán rédito electoral. Este país necesita más metodología que sanciones, más política que gestos hacia la galería.
Otra columna que practica el vicio de la equidistancia es la de Jorge Martínez Reverte (El País), aunque no puede evitar retroceder en el tiempo a 1939 o así para echar en cara a nacionalistas vascos y catalanes su rendición ante Franco. ¡Qué pesado!
La tendencia mayoritaria ha sido intentar quitarle trascendencia a los hechos. Salvo algunos medios de comunicación que pretenden una vez más que empiece otro bombardeo de Barcelona.
El himno español tiene una enorme virtud: no ofende a nadie porque se ha tomado la sensata decisión de que no tenga letra. El himno vasco habla de soldados y violencia, y el catalán de una disparatada orgía de golpes de hoz contra cuellos castellanos.
Vaya por delante mi falta de respeto por la biografía militar de Mas y Cataluña, como la que siento por la milicia de Euskal Herria. ¡Cómo resistieron los dos a Franco!
La sonrisita del presidente de la Generalitat, Artur Mas, ha enfadado más a muchos columnistas que la misma pitada. Comienzo con Alfonso Ussía (La Razón), que vincula a Mas con los corruptos Pujol.
Lo más indignante fue la sonrisita del máximo representante del Estado y del Rey en Cataluña, el tendero crecido a la sombra de la familia presumiblemente más corrupta y mejor tratada de España. Al Rey, como a todos, le gustan los aplausos y el respeto, pero una zafiedad multitudinaria tan anunciada, en el fondo y en la forma, le importa un rábano. Llevaba cuarenta días asumiendo la vulgaridad conjunta de odio, sudor y mala leche. Y por los documentos gráficos no parece reparar en la sonrisita del tendero cuando sonaba el Himno. Entregó su Copa a quienes la conquistaron, y aquí paz y después gloria.
El Rey aguanta los pitos, los abucheos, los insultos y los desafectos porque es el Rey. Otra cosa es que los españoles lo aceptemos. Ayer, una vez más, centenares de miles de españoles repartidos por todas las provincias y que nada tienen que ver con el separatismo catalán se preguntarían las razones de su «barcelonismo».
Ignacio Camacho (ABC) subraya que la final tuvo cinco millones menos de espectadores que la del año pasado y deja lo mejor para el final: Mas se reía de su chófer.
La retransmisión tuvo cinco millones menos de televidentes que la final del año pasado, la más baja audiencia desde 2007 en un partido de este rango. Cierto que no jugaba el Real Madrid, cuyo tirón de público es notable. Pero da la impresión de que en muchos hogares de España se produjo una pitada silenciosa, una protesta espontánea, una señal de desdén o de repugnancia ante el aquelarre de intransigencia nacionalista.
En cualquier caso existe un clamor ciudadano contra la impunidad de un abucheo que representa mucho más que una gamberrada: fue una repetida, premeditada, consentida y hasta jaleada declaración de xenofobia, un acto de agresión moral a los símbolos constitucionales y a la soberanía misma de la nación española.
Hoy se reúne el Comité Antiviolencia para estudiar el asunto. Es probable que en un arranque de autoridad castiguen a los dirigentes del Barça y el Athletic dejándolos sin postre en el próximo ágape. En cuanto a Mas, siempre podrá alegar que para él sólo estaban abucheando a su ocasional chófer.
LOSANTOS: ARTUR MAS SE REÍA DESDE ABAJO, PERO SE REÍA
Federico Jiménez Losantos (El Mundo) se centra en ‘Delitos que salen gratis’.
Hace muchos años que en Cataluña no se cumplen las sentencias del Constitucional, el Supremo o el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, si son desfavorables al proyecto separatista de destruir el Estado Español. (…) Y la razón por la que en Cataluña no rigen la Constitución, el Código Penal y el Civil quedó clara en el Nou Camp este sábado, donde por enésima vez se afrentó a España, a sus símbolos y a sus legítimos representantes.
Cualquier club puede y debe ser sancionado si en su campo se llama ‘negro’ o ‘portugués’ a un jugador. Si se escarnece a la nación española, es mera libertad de expresión.
Y Mas, que ha respaldado al Barça como si, ‘més que un club’, fuera una consejería, se reía de la pitada mirando al Rey. Desde abajo, pero se reía.
Ignacio Ruiz Quintano aprovecha a fondo el folio que le dejan en la última de ABC: le atiza a García Ferreras y su señora, Ana Pastor, por el ataque a Ana Palacio, pero tiene un paréntesis para definir a Artur Mas.
Ferreras, que periodísticamente viene de la línea de calzoncillos yihadistas del 11-M, retorció el otro día en La Sexta unas palabras de la exministra Ana Palacio (¡comparar al Isis con Podemos!), y el córner que el sacó desde su tertulia lo remató en Twitter su señora, Ana Pastor, tal que Alberti y la León dando collejas al poeta cabrero en el Palacio de los marqueses de Heredia-Spínola incautado por los Intelectuales.
En España, cuanto más fachas son los hechos, más progres son las palabras, y me dicen que la tertulia de Ferreras es un todo a cien de la bondad roja, cuyo muñeco más ofertado es el de Manuela Carmena, la Abuela del Pueblo, como doña Concha Andrade fue la Abuela del Bettis.
Lo curioso de estos buenistas es la piel, tan fina como la de esos leones del Athletic que en Barcelona se reían con la pita a España (ay, esa risita de Mas, de tendero que te está robando en el peso) y luego se sulfuraron por un regate de Neymar, que es como Timón, el suricato de Disney.
Arcadi Espada en su blog de El Mundo carga contra Albert Rivera.
Albert Rivera, publicó a las pocas horas de la bronca este tuit melifluo y arriolesco: «En España necesitamos menos odio, menos pitidos, menos bandos, más convivencia, más educación, más unión. Queremos una España diversa y unida.» Un tuit para la hora del Ángelus, y era medianoche.
Y estas frases dedica a Artur Mas:
La presencia del Rey de España junto al tipo que sonríe satisfecho y cachazudo («No ha comentado absolutamente nada de esto, ha estado muy discreto y muy en su lugar, como le toca», se permitió decir, ya limpiándose) es una forma activa de complicidad y debe evitarse. Es urgente que la democracia española empiece a tratar a ese tipo como a un extraño.
David Gistau (ABC) se declara poco patriota español, hasta que ve a los «cavernícolas del odio», y se asombra de que la reina Letizia sepa desaparecer cuando hay bronca.
Acontecimientos como el del sábado a veces sacuden letargos. Me pongo como ejemplo. No soy un patriota -ni siquiera soy por completo un español-. Cuando suena el himno, me quedo tan sentado como Brassens. Y no soy monárquico. Pero durante esos pocos minutos del sábado me supuso un alivio saber que no estoy cerca de los cavernícolas del odio y el territorio sagrado, sino de esa España y de ese Rey que entre otras cosas permiten a los cavernícolas serlo. Lo único que no entiendo es por qué la Reina, un poco como Clark Kent, desaparece cada vez que hay lío y el rey debe superar un trance difícil, de los que no se solventan sólo con un corte Bob. Si recordamos a Sofía en Guernica en 1981, tal vez comencemos a ver cuáles son las diferencias entre una reina que apechuga y una «It-Girl» coronada.
Francisco Marhuenda (La Razón) reconoce que la inoperancia del Estado ante el ‘prucés’ puede haber perjudicado al PP. Mira tú.
Otro factor de desgaste entre los votantes populares, que también afecta a un PSOE en retroceso, es la gestión del desafío independentista y que el sábado tuvo una nueva expresión con la ofensa al himno y al Rey, que es el jefe del Estado de todos los españoles. Es algo que se ha convertido en habitual, pero no por ello menos censurable. Hay una percepción, no digo que sea justa y motivada pero existe, de un política ausente en esta materia.
Un hincha declarado del Barça, Antonio Casado (ElConfidencial.com) pide un poco de respeto a los que no respetan.
Aunque la aplicación del principio de legalidad se quede en nada, que es lo más probable, por tener la fiesta en paz y no causar males mayores, los hechos seguirían encajados en un problema de convivencia.
Más allá del tratamiento legal, político o disciplinario que acabe teniendo el sonoro abucheo al himno nacional en presencia del Rey, lo ocurrido en la noche del sábado es un atentado contra la convivencia entre los ciudadanos. Al margen de sus sentimientos de pertenencia. El respeto a los mismos viene impuesto por ley y es un imperativo de educación, buena nacencia y sentido común. El ordenamiento reconoce a quienes no se sienten españoles el derecho y la libertad de expresarlo. Merecen el mismo respeto que ellos no han tenido respecto a quienes, a mucha honra, sí nos sentimos.
Isabel San Sebastián (ABC) compara a EEUU con España, y los españoles seguimos perdiendo.
Escribo desde Boston (EE.UU), capital mundial del conocimiento y epicentro de la industria del saber. He tenido el privilegio de asistir a una ceremonia de graduación en Harvard, seguramente la universidad más prestigiosa de cuantas se disputan ese puesto a escala internacional
Las naciones de gente grande veneran lugares como Harvard. Las que aspiran al suicidio pitan su propio himno en un partido de futbol.
¡YO ANTES ERA ROJO COMO PABLO IGLESIAS, Y YA ME VEIS!
Raúl del Pozo (El Mundo) advierte al PSOE de los riesgos de un pacto con Podemos.
Nadie sabe qué es el alma, un término vago. Santo Tomás dice que hay un alma nutritiva y otra especulativa. Las dos conviven en el PSOE: un alma republicana-roja y un alma socialdemócrata-moderada. En realidad, el ‘revival’ del Frente Popular es una idea de Julio Anguita, con el nombre de Frente Cívico, perífrasis para evitar la expresión Frente Popular.
Es posible que Mariano Rajoy pierda las elecciones y que una coalición de izquierdas pueda formar Gobierno. Algunos dirigentes del PSOE recomiendan un acuerdo global con Podemos. Sería una coalición de socialistas y radicales; como entonces, cuando Manuel Azaña, según la derecha un monstruo frío, ‘bujarrón’, con verrugas. Aquel político asqueado acabó diciendo: «Todo se hundió por la codicia y el afán de botín, sin ninguna idea alta».
Pedro G. Cuartango (El Mundo) se pone nostálgico en su columna ‘Yo era como Pablo Iglesias’ y le lanza una maldición al Coletas: éste será como es hoy él. Cuartango recuerda que en las elecciones de 1977 votó a la Liga Comunista Revolucionaria.
Eran tiempos maravillosos porque no teníamos ninguna duda. La historia estaba de nuestra parte y lo único que había que hacer era acelerar las contradicciones del sistema para que éste se derrumbase. Era cuestión de meses o de unos pocos años. Pero han pasado casi cuatro décadas y el sistema no se ha derrumbado. Algo debía fallar en nuestros cálculos para que el devenir de este país haya tenido tan poco que ver con nuestras previsiones.
Tras esta mirada hacia el pasado, no exenta de nostalgia, constato ahora que una nueva generación que no había nacido cuando murió Franco vuelve a cometer los mismos errores y a creer en los mismos delirios ideológicos que tan nefastas consecuencias acarrearon a lo largo del siglo XX.
Yo era en 1977 como es hoy Pablo Iglesias. Y me temo que Pablo Iglesias será como yo dentro de diez ó 15 años porque el cambio se acelera. Pero la experiencia es intransferible, lo mismo que el conocimiento del pasado. Le deseo que no sufra mucho cuando todas sus expectativas se vean defraudadas y la realidad le aseste un duro golpe que le despierte de su sueño dogmático.
José Luis Martín Prieto (La Razón) asegura que el chavismo y Podemos nacieron en el Foro de Sao Paulo.
Fidel Castro ya se había desmayado dos veces en público y entendía que Gorbachov no podía con la URSS y que los okupas de la revolución soviética quedarían en mendicidad. Fidel pidió socorro a Lula da Silva, y su Partido de los Trabajadores brasileros organizaron y financiaron el Foro de Sao Paulo, una concitación transversal y variada de la izquierda iberoamericana, desde el aguado sandinismo, al socialismo chileno que no ha renunciado al marxismo aunque canta «La marsellesa», desde el peronismo asesino de fiscales, a «tupamaros» que han olvidado su guerrilla. El «chavismo» es el detonador de este club que paga con petróleo y narcotráfico a asesores cubanos y españoles. (…) hoy es indiscutible que el Foro de Sao Paulo es el huevo de la serpiente.
Santiago González (El Mundo) escribe sobre el último escándalo de corrupción de los Pujol que publica su periódico: la Policía asegura que la constructora FCC abonó 710.000 euros a la sociedad del testaferro de Jordi Pujol Ferrusola en Londres entre (atención aquí) mayo de 2006 y febrero de 2009.
Los niños, ya se sabe, lo ven en casa. El mayor fue quedándose con la copla y luego, sus hermanos. Salvo Josep Pujol Ferrusola, el único de los siete que no está imputado como el resto de la familia, lo que dio pie a especulaciones en las redes sociales sobre que se incorporase a la familia por la vía de la adopción.
La cuestión es que entre mayo de 2006 y febrero de 2009 la Generalidad de Cataluña estuvo presidida por Pasqual Maragall y José Montilla. Sería interesante conocer los vínculos que Pujol Ferrusola tenía con el Govern cuando la familia había pasado a la oposición. Durante todo ese tiempo fue presidente de CiU y de sus sedes embargadas el increíble hombre menguante y menguado de la política catalana, que el sábado sonreía melifluo y autosatisfecho cuando la chusma pitaba los símbolos de un Estado del que este mediocre es representante ordinario porque así lo dice la Constitución.
La columna ridícula se la doy al profesor de la Universidad de Valencia Josep Vicent Boira, que en La Vanguardia vuelve a repetir su tribuna de costumbre sobre la conveniencia de convertir a la Comunidad Valenciana en una subsidaria de Cataluña. Y repite la una cita de Aznar.
Conviene recordar hoy las palabras de José María Aznar en sus memorias: «Valencia tenía para nosotros un significado especial. El vínculo entre Valencia y Madrid generaría por razones de cercanía geográfica unas sinergias muy importantes (…) La primera instrucción que recibió Rafael Arias-Salgado fue la de terminar la autovía Madrid-Valencia como fuera».
Y, pregunto, ¿es eso malo? Deduzco que a este valenciano le parece mal que se construyera la autovía Madrid-Valencia y prefería aue sus paisanos siguieran perdiendo horas y hasta vidas en la carretera nacional.