OPINIÓN / REPASANDO COLUMNAS

Narváez desinfla el espectáculo populista de Carmena: se bajó del metro y se subió a un taxi

Gistau asegura que la necesidad de "autocastigo para evacuar la culpa y la decepción" lleva a muchos a votar a Podemos

Losantos da a Juan Luis Cebrián el tratamiento de Su Majestad por su poder sobre Rajoy y el Rey

Entiendo que todo el mundo tiene que ganarse el pan (o el caviar) con el sudor de su frente y, como liberal que soy (sólo un poco, ¿eh?) también entiendo que hay trabajos sorprendentes pero que mientras el mercado los pague nada tengo que objetar a ellos. Por eso, acepto que haya consultores de comunicación que inventen ideicas para sus jefes políticos y empresariales y que luego traten de colárselas a los periodistas.

Lo que ya no entiendo es que los periodistas y los directores de la prensa de papel de pago compren esas campañas. La última de éstas fue este 16 de junio 2015 en las portadas en que la prensa burguesa, la misma que salta de alegría cuando le meten varias páginas de publicidad de una empresa de coches, La Vanguardia, El País y El Mundo, sacaron en portada las fotos de Ada Colau y Manuela Carmena en metro y de Joan Ribó en bicicleta. Todo muy cercano, muy populista… y muy impostado. Porque los nuevos gobernantes iban con un jefe de prensa y un fotógrafo al lado.

El periodista Pedro F. Barbadillo recordó que esto de que los gobernantes coincidan con los gobernados en el semáforo o en el transbordo ya lo inventó el franquismo.

Metro y bicicleta para los nuevos alcaldes. Y Carrero Blanco iba andando de su casa al ministerio. ¿Y qué?

Incluso la izquierda se cepilló a un presidente de Gobierno parlamentario, el liberal José Canalejas, cuando iba andando de su casa a la presidencia. Y eso fue en 1912, antes de que Pablo Soto expresase sus deseos de matar a un ministro del PP.

Lo mejor que leí sobre esta campaña obscena de mostrarnos a los alcaldes guays estaba, cómo no, en Twitter. El autor, el tuitero @ChuletaCordero.

Alcaldes yendo a trabajar haciendo autostop con un trozo de cartón en la mano donde se lee «al ayuntamiento».

He visto a un alcalde extrayendo gasolina de otro coche con un tubo de goma para llenar su depósito y poder volver a casa.

Alcaldes yendo a trabajar de forma humilde arrastrándose por las cloacas de la ciudad como Tim Robbins en Cadena Perpetua.

La verdad es que tengo que agradecer a Antonio Carmona que haya hecho alcaldesa a Manuela Carmena porque gracias a ambos los columnistas tienen tema para cuatro años y yo puedo hacer mi trabajo más tranquilo.

Pedro Narváez (La Razón) cuenta que le contaron que Carmena, después de hacerse las fotos en el metro se subió a un taxi.

Los miembros de los partidos populistas que tanto gorgojean en Twitter y tanto viajan en metro, como si se lo hubieran puesto los Reyes Magos, no nos venden algo tangible. Lo que se puede tocar es capitalista, tiene un precio, vade retro, sino conceptos abstractos y difíciles de probar, como lo haría Tom Cruise cuando mercadea con la Cienciología. La felicidad por ejemplo. A falta de pan, en ausencia de política de altura, Podemos viene a ser la chispa de la vida, la Coca Cola que cambia el color de la lata depende de a quién se dirija.

Nuestra vida no será mejor por más que los ediles viajen en bicicleta. Como si van en patinete o en helicóptero, siempre que lo paguen ellos. Cuentan en el Ayuntamiento de Madrid que Carmena llegó en metro rodeada de fotógrafos y se fue en taxi cuando la verbena había terminado. Hizo feliz al taxista. Tal vez lo único bueno que haya concretado desde que es alcaldesa. Ana Botella ya le dejó el plan para alimentar a escolares pobres en estos meses en los que el hambre no se va de vacaciones. Botella, quién lo diría, proporciona felicidad a Carmena que ahora sólo tiene que repartir el catering.

CACHO DESTACA QUE CARMENA NO HA GESTIONADA NUNCA NADA

David Gistau (ABC) compara a Carmena con la abuela que saca del calabozo al nieto punkie:

En sus primeros compases en el ayuntamiento, Manuela Carmena pierde el impulso taumatúrgico que traen en bicicleta todos los nuevos hacedores de felicidad y dedica su energía a justificar a sus concejales como una abuela que tuviera que sacar de comisaría al nieto punkie. Todos los días. A muchos nietos. (…) Escatología, antisemitismo, odio sectario, amenazas de muerte, fantasías con la guillotina, agresiones contra la libertad de culto, todo ello apenas camuflado por el salvoconducto civil que otorga la palabra «izquierda», sobre todo cuando se aplica al antagonismo con una plaga de «derecha» pregonada por la propaganda.

Después de las bromas, Gistau añade que hay muchos burgueses dispuestos a purgar sus pecados y, sobre todo, los ajenos, entregando el Gobierno de la nación a la turba de Podemos.

Hay otro componente que uno percibe en las conversaciones y que proviene de la psicología colectiva: existe una necesidad tal de autocastigo para evacuar la culpa y la decepción que personas sensatas y maduras, en otros tiempos militantes de la «gauche-divine» que como mucho sentían culpa por los golpes que la vida no les había dado, ahora quieren favorecer el advenimiento de la horda del odio. No porque crean que no trae la destrucción, sino precisamente porque están convencidas de que la trae. Y que con ella se cumplirá por fin el anhelo nihilista del castigo bíblico: un gran Diluvio, un meteorito, cualquier otra manifestación del enojo de un dios colérico que ya nos está arrojando tuits como si fueran las langostas de Moisés. Si querían ajustar cuentas, sin duda han encontrado a las personas perfectas, que de momento sólo son anécdota porque aún las contiene la limitación de los poderes municipales. Viviremos tiempos de verdad interesantes cuando el experimento se extienda a la nación entera.

José María Carrascal (ABC) va por la misma senda que Gistau.

La señora alcaldesa, que se cree que yendo en metro ha solucionado los problemas de Madrid.

Me quedan sólo unas líneas que aprovecho para decir que ésta es una historia vieja y predecible. Quienes llegan presentándose como limpios y puros, son los más de temer, al ser incapaces de ver sus carencias, que tienen como todo ser humano. Encandilan a los más simples e indignados, para hacerse con lo único que les interesa y han elegido como nombre: el poder. Lo malo es que, ya en él, hacen lo que quieren y obligan a hacerlo a los demás, empezando por quienes les han ayudado a obtenerlo, que merecido lo tienen. Tenemos.

Juliana (La Vanguardia) enumera las fotos populacheras que menciono al comienzo de esta crónica.

Ada Colau inauguró su primer lunes viajando en metro al distrito de Nou Barris. Ayer era foto de portada en ‘La Vanguardia’. Joan Ribó llegó al Ayuntamiento de Valencia en bicicleta e ilustró la primera página de ‘El País’. Los alcaldes de Santiago y A Coruña, Martiño Noriega y Xulio Ferreiro, estrenaron el nuevo lenguaje de signos de la izquierda municipal con un plante a la ofrenda del Antiguo Reino de Galicia al Santísimo Sacramento, que cada año se celebra después de Corpus. Manuela Carmena, nueva alcaldesa de Madrid, también viajó el lunes en metro, pero esa no fue la foto del día.

Y luego reflexiona sobre la intimidad en los tiempos de Twitter.

A Zapata, novelista, cineasta, autor del corto español más visto en You Tube (Lo que tu quieras oír, 2005), guionista de la serie Hospital Central, profesor en Cuba y Brasil, activo colaborador de El Patio Maravillas, el principal centro cultural alternativo de Madrid, le han hecho un Big Data y se lo han llevado por delante. Juraría que no ha sido el PP, puesto que esperaron pacientemente a que el nuevo consistorio se constituyese sin sobresalto. Con Esperanza Aguirre fuera de juego, refrescaron la broma siniestra de Zapata, hace cuatro años, a propósito de un debate sobre los límites del humor. El concejal dice que ese era el contexto. Pero el contexto no existe para Twitter, como bien sabe el eficaz y temido aparato de agitación de Podemos. La ‘nueva’ izquierda ha roto muchos tabiques con el taladro que ahora le acaba de fastidiar, seriamente, la celebración de la toma de Madrid.

Me malicio que Antonio Lucas (El Mundo) me leyó ayer, ya que su columna es una negación de que los tuits de Guillermo Zapata entren dentro de la libertad de expresión, curiosa teoría que ayer reproché al maestro de periodistas Luis María Anson:

Estamos de acuerdo en que lo de Zapata es un rebuzno emparentado con lo bobo y el mal gusto, pero una vez expulsado de la concejalía (aunque aún se mantenga enredando como representante de barrio) no da más de sí. Ni siquiera para brear a la alcaldesa en los transbordos. El mozo ya quedó laminado por esa otra fuerza del humor en serio, en seco, sin gracia, que es la peña ofendida por tanto esquinero sin ángel y por el incordio del puto Twitter en el que cuelgo el artículo esta misma mañana. El desafecto que siento por Twitter me lo incuba gente como Zapata. Tropa que ofende porque sí. Tipos que para hacer su chiste diario cocean a dos o tres ciudadanos (vivos o muertos), convencidos de que una gracieta sin víctima no genera tanta risa. Tal es su sordidez, su torpeza, su vulgaridad. Cada vez son más los absurdos desbocados. Nada que ver con el humor negro ni con la libertad de expresión, compadres.

Las amenazas para el bolsillo y la intregridad física de los madrileños deparan la sorpresa de que Jesús Cacho olvide su costumbre de escribir en Vozpopuli sólo los domingos para publicar en su digital un artículo en que pide que la abuela Manuela vuelva a su dorada jubilación.

Una mujer que nunca ha gestionado nada y cuya experiencia vital ha transcurrido entre legajos de cientos de miles de folios materializados tras miles de horas de sesiones judiciales. Ver, escuchar, escribir. Redactar sentencias. Una mujer de bien, o eso me parece al margen de la radicalidad de sus ideas, caída de pronto en la jaula de los leones de un consistorio cuyas vicisitudes prometen días de mucha gloria para el periodismo madrileño y aún español. Días que habrá que apuntar en el deber, en la irresponsabilidad de un Pedro Sánchez dispuesto a jugar con fuego. Tres días con mando en plaza y tres líos morrocotudos, uno pésimamente resuelto y otros dos en la nevera (la concejala del asalto a la capilla de la Complu a pecho descubierto, nunca mejor dicho, y el concejal que quería «quemar bancos» y pasar por la guillotina a Gallardón).

Esta es la selva en la que Manuela la abuela va a tener que respirar día sí y otro también. Y bien, ¿no hay nadie en esa familia capaz de liberar a esta mujer de semejante tormento? ¿No será su hijo, Manuel Leira, exitoso profesional liberal al frente del estudio Nexo Arquitectura, capaz de rescatar a su madre del suplicio que le espera?

Santiago González (El Mundo), que llama a Carmena «abuela consentidora», reprocha a Manuel Jabois su columna sobre Guillermo Zapata, a la vez que el humor negro de este botarate.

¿Es preciso ser la hermana de Joxeba Pagaza, de Gregorio Ordóñez o de Miguel Ángel Blanco para que te horrorice la impiedad?

Los asesinos practicaban el mismo humor negro de Zapata cuyos límites desconoce la alcaldesa. «Gregorio, devuélvenos la bala; la necesitamos», dijeron a la familia Ordóñez tras el crimen. Billy Wilder, que había perdido a su madre, a su padrastro y a su abuela en Auschwitz, fue uno de los encargados del programa de desnazificación tras la guerra. Le presentaron un proyecto para hacer una película sobre la pasión de Cristo, en la que un actor, conocido nazi, iba a interpretar el papel principal. «Sólo con una condición», dijo Wilder, «que los clavos sean de verdad». He aquí un ejemplo de humor alternativo.

Antonio Burgos (ABC) resume el cambio político con las frases finales de su columna:

Así, siguiendo el Manual para la Destrucción de España que nos dejó Zapatero como legado, hemos podido llegar al desastre actual. A este Festival de Demagogia, que ríase usted de Eurovisión. (…) Alcaldes que han exhibido la vara de mando como un trofeo de caza. Tomas de posesión de mangas de camisa, pues la corbata y la chaqueta son fachas. Retirada de las banderas de España como primeras decisiones de los muy populistas alcaldes, que van al despacho en metro o en bici. Manotazos exhibicionistas para apartar la Cruz de Cristo o su Evangelio a la hora de jurar el carguete, porque aquí somos todos más agnósticos y laicos que la leche que mamamos. Y escuchar la Marcha Real tan sentados como Zapatero cuando pasaba la bandera de Estados Unidos en aquel desfile.

Pues esto es lo que hay. En casi toda España y especialmente en el peligroso eje Barcelona-Madrid-Cádiz, La Casta ya no existe. Nos gobierna la Castuza. Señores: queda solemnemente inaugurada en España la Chusmacracia.

AGUIRRE, ¿SE RETIRA O SÓLO SE APARTA?

Ignacio Camacho (ABC) pide a la fiscalía que investigue los «discursitos de rebeldía» con los que tomaron posesión de sus cargos de concejales los podemitas y similares.

Con esta mentalidad de okupas que traen imbuida de su reciente pasado de asaltatapias, muchos nuevos ediles de la izquierda podémica y cimarrona han dado en considerar que su llegada a los Ayuntamientos constituye un hito revolucionario comparable a la toma del Palacio de Invierno. Una suerte de golpe antisistema en vez de un acto de integración en él, que es en lo que efectivamente consiste. Y han escenificado sus tomas de posesión con discursitos de rebeldía que no se atreverían a pronunciar ni en la graduación del Bachillerato, en el supuesto de que lo hayan terminado. Es una historia antigua que viene de la famosa muletilla batasuna del «imperativo legal», enriquecida por esta tropa adanista con matracas y estrambotes presuntamente subversivos para enmascarar su evidente abandono de la insurgencia y su ingreso en la nómina del pesebre presupuestario.

La Fiscalía y la Junta Electoral están tardando en investigar la posible invalidez de la pantomima feriante. Si la fórmula no es legal la toma de posesión ha de ser revocada. Y si lo es, si para asumir la condición representativa basta con firmar y recoger el acta, óbviese la burla y suprímase el rito. Ahorrémosle a la ya muy maltratada Constitución al menos el escarnio explícito de una vejatoria abolición de palabra.

Federico Jiménez Losantos (El Mundo) une en su columna la anunciada remodelación de Gobierno por Rajoy el congreso sopresa del PP de Madrid. Incluso se atreve a citar a Pedrojota en su columna, lo que es mentar la soga en casa del ahorcado.

Hoy comunicará Rajoy a S. M. Juan Luis Cebrián y al Rey -el protocolo manda- los cambios que se niega a hacer en el Gobierno y que no piensa acometer en el PP tras conducirlo, tercer desastre en un año, a la derrota más devastadora desde su fundación. Nada más natural en la estrategia del Estafermo (cop. PJR), que al día siguiente de perder todas las grandes capitales y comunidades autónomas que venía gobernando desde hace muchos años, dijo que «se sentía muy cómodo» con el resultado

Su único problema al final de esta legislatura es el mismo del principio: sobrevivir a un partido cuya ruina ha provocado y sin dimitir, como se hace en las democracias, sino con la crueldad del maltratador que venga en casa los desprecios de la oficina o la calle. Pero igual que la maltratada no tiene más camino que romper con el maltratador, sólo hay una forma de que la derrota de Rajoy no acarree la destrucción del PP: empezar ya a preparar el post rajoyismo, que es lo que hizo ayer Aguirre convocando un congreso regional -en el que ella, bien hecho, no será candidata- para que el PP se renueve por completo, desde la base y democráticamente. Eso, o morir con Rajoy.

Abel Hernández (La Razón) sigue su máxima de hablar bien de todo el mundo. Después de elogiar a Pablo igleisas por haber vivido en Soria, le toca el turno a Aguirre.

Una mujer de su talla política y de su bizarría ha sido consciente de que el mejor servicio que podía prestar a su partido tras la derrota era apartarse a un lado. Lo contrario habría sido una obcecación lamentable, un empeño inútil de mantener el pulso a Mariano Rajoy, como antes a Alberto Ruiz-Gallardón y al lucero del alba. Nadie le negará su capacidad de liderazgo y su claridad a la hora de cantar las cuarenta a cualquiera.

Vicente G. Olaya (El País) no da por jubilada a Aguirre:

Con Rajoy ya en el Gobierno nacional, los índices de popularidad del partido caían en toda España. La continuidad del poder popular en la capital y en la Comunidad de Madrid estaban en peligro después de más de 20 años, por lo que el presidente se vio obligado a llamarla. Ella era la única que, según las encuestas, lograba unos buenos resultados. En marzo pasado, fue nombrada candidata a la Alcaldía, pero con la obligación de dejar en la cuneta a Ignacio González. El mandatario nacional no podía arriesgarse a que el modelo del partido que propugnaban Aguirre y González -más escorado a la derecha que el que él defiende- se reforzase en Madrid. Aguirre aceptó el reto. Si vencía y salvaba la capital, esta vez sí haría frente a Rajoy tras siete años de espera. Pero fracasó por 7.000 votos. Y ayer presentó su rendición. Quizás, de momento. «Me he vuelto completamente desconfiada».

Victoria Prego se asoma en El Mundo con una columna en la que considera que el PP todavía puede recuperarse.

El PP necesita poner en pie un partido distinto al existente hasta hoy y que esté en condiciones de emplear los meses que quedan hasta las generales para intentar dar la batalla por la victoria. No lo tiene tan difícil porque lo sucedido con los pactos cerrados entre el PSOE, su gran competidor por el Gobierno, y las plataformas, mareas y demás denominaciones montadas por Podemos, le facilitan las cosas de cara a sus antiguos electores. Y eso es así, aunque los partidos alternativos que se han hecho con el poder se guardarán muy mucho de tomar medidas escandalosas antes de los comicios de noviembre que puedan espantar a los más templados de sus votantes del 24-M. Pero la desconfianza del electorado conservador ante el paisaje que ha quedado dibujado en ayuntamientos y comunidades le ofrece a Rajoy una oportunidad inesperada que debería aprovechar a fondo y, desde luego, no con retoques de manicura.

Y Alfonso Ussía, en esa línea, carga contra Ciudadanos después de haber pactado con el PSOE y Podemos el reparto de la mesa de la Asamblea de Murcia.

La estafa que ha consumado Ciudadanos en Murcia es sencillamente deleznable. No es de recibio. No merece Ciudadanos ser flor de temporada, como la UPYD de Rosa Diez, que hoy representa la estética del abandono y de la ruina.

Ciudadanos está obligado a repsetar a los vontantes que han cofiado, quizás sin imaginarse el resultado total de las elecciones, en la aparente frescura y limpieza del partido de Rivera.

Curri Valenzuela anticipa los nombramientos que va hacer Rajoy en el partido y el Gobierno.

Rajoy reserva los grandes cambios para el partido, aunque se da por hecha la continuidad de Cospedal como secretaria general. Los últimos rumores apuntan al desembarco de pesos pesados del Partido Popular y del Gobierno en la estructura de Génova, como se estilaba en la época de Aznar con Rato, Rajoy y Mayor Oreja como vicesecretarios además de ministros.

Los más nombrados para reforzar la estructura de Génova son Alberto Núñez Feijóo, Ana Pastor, José Manuel Soria, Cristina Cifuentes, Alfonso Alonso o Pío García Escudero, además de un portavoz, trabajo que se da por asignado a Pablo Casado.

Todavía no ha llegado a las columnas de la prensa de Madrid la ruptura de la federación catalanista CiU, y dudo de que lo haga, ya que las cooperativas de madres para la limpieza de colegios propuestas por la alcaldesa Carmena serán el jamón alque lanzarán los columnistas. En la columna de Joan Tapia (ElConfidencial.com) hay un análisis que le aconsejo, amigo lector.

Pero la dirección de Unió decidió que -pasadas las municipales- debía hacer un último intento para convencer a Artur Mas de que las elecciones el 27-S con un programa independentista subido no eran la mejor opción (esperar que de las españolas saliera un gobierno sin mayoría absoluta era más prudente) y podían ser incluso un suicidio político

En esta tesitura a Unió sólo le queda (lo dirá hoy su comité de gobierno pero ya lo vino a anunciar ayer Jordi Font, su normalmente silencioso vicesecretario general) reafirmar que no se va a mover de las condiciones aprobadas en el referéndum y prepararse a toda velocidad (en pocas horas) para dos decisiones que alterarán la política catalana. La primera, la salida de los tres consellers de Unió del gobierno Mas. La segunda, el lanzamiento de una lista propia para las elecciones del 27-S con ambición de recoger el máximo de los votos centristas y de la CiU tradicional que siempre ha exigido más autogobierno para Cataluña, pero que sienten vértigo ante un conflicto prolongado con el Estado porque temen consecuencias negativas para la economía catalana.

RAHOLA CONTRA LA MONJA FORCADES POR DENIGRAR A MAS

Y una cita para meditar en la columna de Ignacio Ruiz Quintano.

-Yo he aprendido, dándome cuenta de que vivo, a sentir el máximo respeto por los suicidas -dice Ruano-. Respeto, inquietud filosófica y terror católico.

Pilar Rahola escribe una columna contra la monja Forcades que podría aparecer en La Razón, junto a la de Alfonso Ussía. ¡Qué tanda de palos! ¿Por qué, si Teresa Forcades está por la independencia de Cataluña, al igual que la prestigiosa ‘doctora’ Rahola? Ah, amigo, porque ha señalado con su dedo airado al profeta Moisés.

Conocía la figura laboral del fijo discontinuo, pero nunca imaginé que fuera aplicable a la cuestión divina. Esto de dedicar la vida a Dios un rato y otro rato a la púrpura del poder debe de tener su gracia. Al fin y al cabo, si en lo religioso hay iluminación, en lo político hay mucho iluminado. Y, sin duda, iluminada está la monja exmonja Teresa Forcades, hiperactiva mujer a la que tanto le da por hacer campañas contra las vacunas como por iniciar autos de fe contra Artur Mas. Es tal su misión terrenal que ha decidido salvar al pueblo de sí mismo, y cual Mesías bíblico, ha señalado qué camino seguir por el Sinaí catalán. De momento el susodicho pueblo la sigue poco, pero los que están tocados de la verdad suprema no necesitan que la realidad les dé la razón. Tienen suficiente con la fe.

Dos mujeres peleadas por un hombre. Ya tenemos un guión para un culebrón.

Al joven Manuel Jabois se le está agotando la imaginación, porque ya empieza a hablar de sí mismo en tercera persona para contarnos sus coitos.

Ayer, mientras pasábamos por delante del Santiago Bernabéu, un amigo recordó una de las mejores experiencias de su vida. Me dijo que de joven había vivido cerca de allí, en Padre Damián, gracias a su primer sueldo. Hacía el amor con las ventanas abiertas en hora de partido, cuando el fútbol era a las cinco.

Él y su chica querían llegar al orgasmo en medio de un gol del Madrid y que se produjese una avalancha de 100.000 personas en su cama. Acoplaban el ritmo al juego de la Quinta guiándose por el murmullo de la afición

¡Qué fácil me ha puesto Jabois escoger hoy el premio a la columna ridícula del día!

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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