Reverte aprueba que tengamos "miedo democrático" a los inspectores de Hacienda y los policías
El ABC del 13 de julio de 2015 me provoca tal susto que derramo el café sobre el paquete del tabaco. ¡Bien empezamos otro día de calor bochornoso! Y la causa de este incidente no está en la portada sino en la última, y no se trata de ningún dato sobre las negociaciones entre el Eurogrupo y Grecia, que ya comienzan a cansarnos, sino de la polémica causada por los alcaldes podemitas de ‘limpiar’ los callejeros de sus ciudades de franquistas emboscados.
A la vista de nuestra historia y de los precedentes europeos, Ignacio Ruiz Quintano (ABC) teme que «Donde hoy desaparecen calles mañana desaparecerán cabezas». No me diga, amigo lector, que no es para que a uno se le atragante el café. ‘Bernabeu’ se titula la columna.
La indignidad de la ley de memoria (selectiva) de Zapatero no es la indignidad de Zapatero: es la indignidad de España.
La gran mentira del antifranquismo que nunca existió pasa por que en España no haya hoy nadie de derechas, y el mantenimiento de la trola exige performances como estas «sacas» municipales en el callejero de Madrid (el «Madrid de corte a checa» de Foxá, que nunca perdonó a los comunistas haberse tenido que hacer falangista) organizadas por un comisario político que será del Atleti y se engorila con Bernabéu.
-Donde hoy se queman libros mañana se quemará a seres humanos -anunció Heine en 1821.
Donde hoy desaparecen calles mañana desaparecerán cabezas.
Al comentar el Foro del Cambio que Podemos organizó este fin de semana en Vallecas, Santiago González (El Mundo) le aplica la memoria histórica a los mayores de Pablo Iglesias.
Ayer escracharon al pobre Alberto Garzón y su plataforma. El más enérgico fue el secretario general. También fue el más arbitrario con los números (y con los insultos) al calificar de chantajistas a los miembros de Ahora en Común, que podrían privar a Podemos de medio millón de votos, lo que equivale en su opinión a 30 escaños.
Y al invocar la legitimidad de sus mayores: (Tenemos una deuda) «con las ideas y con la aspiración de un futuro mejor. Os lo dice un nieto y un hijo de represaliados de la dictadura». Es de esperar que no tenga deudas con su praxis. Su abuelo y su padre fueron represaliados, el primero por chequista; con un grupo de milicianos fue el 7 de noviembre del 36 a buscar a su casa al marqués de San Fernando y a su cuñado, que unas horas después fueron fusilados en la pradera de San Isidro. Su misión era identificarlos, ya que los conocía por ser del mismo pueblo, Villafranca de los Barros. El padre de Pablo fue militante del FRAP, no diré más.
El FRAP, para los lectores jóvenes, era un grupo terrorista de extrema izquierda.
Gabriel Albiac analiza el discurso de Pablo Iglesias y le sale que es propio de Mussolini pasado por Perón y Chávez. Llaman a eso populismo.
En la Italia de entreguerras, se llamó fascismo. Aunque éste de ahora prefiera llamarlo «populismo de izquierdas». Que es exactamente lo mismo: la apelación a la voluntad carismática del jefe como única vía de salvación. Errejón: «Lo que ha traído el cambio en los ayuntamiento no ha sido la sopa de siglas, sino los liderazgos». En español: los caudillos.
El guía exige fe personal. En ella emerge su hombre nuevo, su mágico pueblo: «No es la izquierda la que va a traer el cambio, sino la gente». «Gentes de partidos sí. Partidos no». Quienes llaman aún «izquierdismo» a eso, están locos. No hay un átomo de izquierdismo en los sermones de Iglesias. Hay tópico mussoliniano. Filtrado por Perón y Chávez.
Volviendo al callejero, Fernando Sánchez Dragó (El Mundo) cuenta una anécdota que protagonizó él mismo o eso sostiene.
Según su relato, en su barrio de Malasaña hay una plaza dedicada a Juan Pujol, delator de su padre, Fernando Sánchez Monreal, que fue asesinado a las pocas semanas de haber nacido él y haber comenzado la guerra civil.
Calle de Juan Pujol. ¡El nombre del delator de mi padre inmortalizado a dos pasos de mi domicilio! Vuelvo a éste. Llamo a unos amigos y les pido ayuda para lavar la afrenta. Dos días después, a media tarde, nos encontramos todos en el lugar de autos. Lo hacemos provistos de una escalera de mano, un escoplo, un bote de engrudo y otra placa, idéntica a la del Ayuntamiento, en la que pone: Calle de Fernando Sánchez Monreal. La plaza está llena de niños con sus padres. ¡Felices ellos! Adosamos la escalera a la esquina del oprobio. Mis amigos la sujetan. Trepo por ella. Arranco la antigua placa. Coloco la de mi padre. La fijo con el engrudo. Llega un coche de la policía, a la que mis amigos, por sugerencia mía, han avisado. Me acerco a los agentes. Les entrego el DNI. Pido que me lleven a la comisaría. Me miran. Sonríen. «¡Venga, Dragó!», me dicen. «No vamos a detenerle por tan poca cosa. Diremos que lo ha hecho un desconocido». Insisto. Insisten. Se van. Al día siguiente reponen la placa del felón.
Envío una carta al alcalde. Es Gallardón. Le pido que haga justicia y que honre la memoria del periodista asesinado. Me responde. Tengo su carta. En ella promete que lo llevará al pleno del Ayuntamiento. No lo hace. Leo ahora que van a quitar del callejero todos los nombres franquistas. Es una decisión culturicida y sectaria, que no comparto, pero… Señora Carmena: usted es o ha sido juez. Reitero mi demanda. Haga justicia.
O sea, que a Dragó le parece mal que se quiten las calles a los ‘franquistas’, salvo al que delató a su padre. ¿En qué quedamos? Ah, Fernando, tu padre no pudo estar «afiliado al partido católico, conservador y republicano de don Antonio Maura», porque éste había fallecido en 1925. Te refieres al partido de Miguel Maura, hijo de don Antonio.
La Razón publica una tribuna al exministro franquista José Utrera Molina, que reprocha a Rajoy que no haya derogado la Ley de Memoria Histórica.
Se lo advertí en su día al Sr. Rajoy en una carta que sólo mereció la contestación de su escribano. Fuimos muchos los españoles que votamos al Partido Popular creyendo ingenuamente que las dos leyes más inicuas de la era Zapatero, la del aborto y la de la Memoria Histórica, habrían de ser derogadas. Nada se ha hecho, por pura cobardía y cálculo electoral.
EN ABC ADVIERTEN AL PP DE QUE EL MIEDO NO LE FUNCIONARÁ
Y de las culpa del PP a su Conferencia Política de este fin de semana.
Ignacio Camacho (ABC) echa números: ¿cuántos diputados necesita Rajoy para volver a gobernar?
Aznar logró formar Gobierno en 1996 con 156 diputados; el mínimo de un ganador desde 1977. En el Congreso fragmentado que se dibuja para noviembre o diciembre, Rajoy no podrá optar a la reelección en minoría si no se aproxima a esa cifra; en todo caso no con menos de 150 y ello contando con un buen resultado de C´s… y con que Rivera no se niegue a tenderle la mano. La extrapolación de los resultados locales de mayo deja al PP en torno a 130 escaños, fuera de cualquier posibilidad de impedir un pacto en su contra.
Con la sangría que va a sufrir en las áreas más pobladas, su chance estratégica pasa por resistir en las provincias pequeñas, aquellas que cuentan con siete o menos representantes, y en las que los restos del sistema De Hont favorecen con claridad al más votado.
Hay una dificultad añadida. El PP necesita descontar esos escaños a la izquierda, porque si los logra a costa de C´s le servirán de poco. Tiene que crecer a base de recuperar a los abstencionistas frente a un voto adversario muy movilizado. De ahí el discurso del miedo que está construyendo el Gobierno a medias con una política de fuerte presencia mediática y de incremento del gasto. El coco frentepopulista es un elemento de agitación importante pero parece improbable que vaya a funcionar por sí solo.
Como Camacho, David Gistau (ABC) asegura que la estrategia de comunicación del PP basada en el miedo a la «chusma encamionada» va a ser un fracaso.
Sobre fondo oscuro, el logo parece el haz de luz proyectado al cielo con la silueta del murciélago cuando, en ocasiones de gran peligro, la humanidad implora el auxilio de Batman.
No digo que después de eso, para consagrar su discurso admonitorio del miedo al Frente Popular, que es el único en el que el presidente se ha quedado pasmado como el conejo cuando le echan las luces del coche, Rajoy tuviera que saltar al escenario vestido de superhéroe, porque eso ya lo hacía Ada Colau y tampoco van a copiarlo todo. Pero la cosa va por ahí: mientras Rajoy ha creado una coartada o maniobra de distracción de sonrientes para que lo dejen en paz con la tabarra de la regeneración -¿queríais Riveritas?, pues hala, disfrutadlos-, él permanece, inmutable y estéril como el sílex, en su cerrazón.
A la que ha agregado tan sólo una consigna apocalíptica, como de iluminado que pasea por Sunset Boulevard conminando a la gente a arrepentirse: todavía estáis a tiempo de votarme. Hacedlo o pereceréis todos degollados por la turba miliciana.
¿De verdad cree alguien que una coalición de gobierno PSOE/Ciudadanos, es un suponer, fletaría camiones a Paracuellos, derrocaría la monarquía y en general el régimen del 78 y dejaría los supermercados desabastecidos? ¿Miedo a qué? ¿Miedo como para que ya nunca más gobierne nadie sino el PP? ¿Miedo como para discurrir hacia un Partido Único con su haz de luz providencial proyectado en nuestra noche?
Luis Herrero (Libertaddigital.com) se asombra de que Rajoy primero haya inflado a Podemos y Ciudadanos y ahora pretenda descabezarlos.
Ha quedado claro que frente a la obstinada apuesta del discurso del miedo hay cierta demanda interna de algo más pero esa demanda, según hemos visto este fin de semana, está desgraciadamente condenada a la melancolía de la desesperanza. Hace falta ser raro del carajo para dar alas a un discurso de renovación y acto seguido cargárselo de un silencioso tijeretazo. Tan raro como para alimentar expectativas de cambios, tras el batacazo municipal, y jibarizarlas a continuación con tres retoques salidos de la nueva camada o como para dejar libre el espacio para que se infiltren las amenazas populistas y regeneracionistas de Podemos y Ciudadanos y erigirse después en su ángel exterminador. Los alimentó con su desidia y ahora quiere desnutrirlos con la invocación del caos.
Raúl del Pozo (El Mundo) se fija en que el PP ha copiado muchos de los tics de Podemos.
Los del PP este fin de semana han celebrado la Conferencia Política previa a las elecciones generales y han imitado algunos códigos y símbolos de Podemos. Han aparecido descorbatados, como los del partido de Pablo Iglesias. No sé si han caído en la cuenta de que la corbata tiene una gran carga simbólica -desde la Revolución Francesa cuando los revolucionarios la llevaban negra y los contrarrevolucionarios, blanca- y es un riesgo cambiársela. En la Guerra Civil, los rojos no llevaban corbata ni sombrero.
Lo más extraño de los del PP es que parecen admirar a sus enemigos siguiendo el consejo de Nietzsche. Han sitiado el emblema y la gaviota en un círculo que simboliza la infinidad de los lados y lleva el mensaje o marca de Dios, al que siempre se le representa con un círculo o un triángulo, o con un triángulo encerrado en un círculo. Pablo Iglesias enseguida les ha dado el cante en un mitin de Vallecas, ha preguntado por la gaviota y por el círculo del nuevo logo del PP y ha dicho que a Mariano Rajoy sólo le falta dejarse coleta.
USSÍA PIDE UN ‘AZOR’ PARA EL COLETAS
Alfonso Merlos (La Razón) se detiene en la noticia que da su periódico sobre el servicio de espionaje que está preparando Ada Colau en Barcelona.
Ahí tenemos a Colau. Según la revelación de La Razón, planeando hacer lo que se veía venir. La policía del pensamiento con el uniforme de Falciani. Un golpe de efecto, el marketing de los antisistema, la obsesión con la comunicación política, la propaganda esparcida a granel. Así son ellos. Es el patrón que han repetido con fuerza antes de asaltar el poder por la vía de los votos, y que ahora prolongan buscando el éxito desde el gobierno de las instituciones. Pero es, esencialmente una declaración de intenciones.
Quienes se llenan la boca hablando del empoderamiento de los ciudadanos en sus derechos son al final los más obsesionados con su control. No le demos más vueltas: no creen en los planteamientos liberales, en las corrientes que defienden las libertades civiles frente a cualquier injerencia despótica, y que están en la base misma del Estado de Derecho.
Losantos glosa la entrevista a Marine Le Pen para señalar las similitudes de pensamiento entre la jefa del Frente Nacional francés, hasta ahora epítome de partido racista y facha para los progres españoles, y Pablo Iglesias
Era Marine Le Pen en El País. No dice que gracias a esa UE que quiere abandonar con un referéndum a la griega, Francia lleva setenta años sin arruinarse para matarse con Alemania… hasta que llegan los americanos. ¡Sólo 27 años desde provocar la I Guerra Mundial a rendirse en la II! ¿Y no ha ganado nada Francia con la Unión Europea?
Pero lo más llamativo de la columna de Losantos es un inciso entre paréntesis:
Decía ayer y decía bien David Jiménez (me cuesta llamarle ‘nuestro director’ tras los 25 años de Pedro J, con el que pené seis más en Diario 16) que la enfermedad de Grecia y de la Unión Europea, de la que Atenas no es sólo hipérbole sino metástasis, es la irresponsabilidad.
Alfonso Ussía, que está tardando en reivindicar la memoria de su abuelo Pedro muñoz Seca, asesinado en Paracuellos del Jarama en noviembre de 1936, escribe una columna traída por los pelos, según la cual Pablo Iglesias es el alcalde de Madrid y prepara un veraneo en barca para su novia Tania; por ello, Alfonso le recomienda que construya un Azor II, y aprovecha para elogiar la pequeñez del Azor que usó Franco.
Ahora que el Rey ha renunciado al suyo, podría servir a la joven y coherente pareja. Pero sin colmar sus ilusiones. El barco que deseaban el alcalde de Madrid y su compañera Tania de Vaciamadrid no es otro que el «Azor». Y del «Azor» no queda absolutamente nada, exceptuando un cubo prensado y rectangular de hierros y amasijos que se expone en un museo de Arte Moderno y que produce pasmo entre los visitantes. Pasmo por su exposición, que no por otro motivo.
A pesar de la crisis, España está en condiciones de construirle un nuevo «Azor» al alcalde verdadero de Madrid. Mejor acondicionado. Franco tenía un camarote de guardiamarina, estrecho, con una cama angosta y una mesa. En esa cama no cabían dos personas. Ahora existen grandes interioristas navales, y estoy seguro de que el barco colmará las expectativas de la promesa en el estanque del Retiro.
Procédase a la construcción del «Azor II».
De la larga media página que escribe Enric Juliana en La Vanguardia recomiendo estas dos frases:
En general, nadie en España tiene ni puñetera idea de lo que va a ocurrir, políticamente, en los próximos meses. Esta circunstancia tiende a entusiasmar a los periodistas -¡tiempos interesantes!-, pero habrá que aceptar que provoca disgusto o congoja a muchísima gente.
Jorge M. Reverte (El País) nos dice que para ser buenos ciudadanos hemos de tener miedo a los inspectores de Hacienda,pero un «miedo democrático». Este «miedo democrático» será pareja de la «memoria histórica», ¿no?
Creo que hay un miedo democrático muy sano que nos puede salvar de catástrofes distintas. En Argentina, en los setenta, los montoneros se reían de los policías en plena calle, y aquello acabó como acabó. En Grecia, hasta hace poco, los ciudadanos se morían de risa cuando veían a un inspector de Hacienda. Hay que tener miedo. Miedo democrático, que nos da armas para defendernos de estupideces que pueden convertirse en monstruos.
Demos a los policías y a los inspectores de Hacienda la sensación (auténtica) de que su presencia nos provoca alguna inquietud y acabarán por cumplir bien su función: el policía intentará darnos seguridad y el inspector de Hacienda pretenderá que pensemos que su acción es justa.
Pidámosle a Mariano Rajoy, a Cristóbal Montoro y a Jorge Fernández que nos den el miedo justo.
La semana pasada, varias columnistas femeninas nos sorprendieron contando sus revisiones ginecológicas (María José Navarro) y su añoranza del pene (Carmen Rigalt); Manuel Jabois declaró su nostalgia cuando sólo tiene 37 años. Hoy Pedro G. Cuartango (El Mundo) se une a este grupo de columnistas masturbatorios con un escrito en el que nos cuenta que no soporta el calor.
Nunca he soportado el calor. Me desquicia, me vuelve loco. Cada mañana echo un vistazo a las predicciones con la esperanza de un cambio que no llega. Ayer el meteorólogo de TVE pronosticó que continuaremos al borde de los 40 grados durante toda la semana. Maldita sea.
Como a los anteriores, le doy a Cuartango el premio a la columna ridícula del día.