Sostres reprocha a Llach que cante a los pobres cuando "en Senegal tiene un sirviente negro y un caballo"
Desde hace meses, hemos subrayado que El País que dirige Juan Luis Cebrián por medio del vicario Antonio Caño (pero, ¿alguien le ha visto?, ¿alguien ha escuchado alguna palabra suya?) no quiere dar la batalla del columnismo.
Sin embargo, ha fichado para su última página a Félix de Azúa, que se está revelando como un columnista no sólo agudo, sino, además, como un látigo contra Podemos y sus satélites.
Este 21 de julio de 2015, el profesor catalán exiliado en Madrid dispara un cañonazo contra el Wyoming, y encima lo hace citando a una de las referencias del cada vez más escuálido pensamiento progresista: la Ilustración.
Su columna se titula ‘Sobrinitos’, cuando se podía haber titulado ‘Cuñados’, porque el personaje descrito es el «sobrino del músico Rameau, muy respetado en el París borbónico».
El Sobrino era un parásito que cenaba en las mejores mesas de París gracias a su malignidad, su desparpajo, su ironía, su insolencia y su capacidad para ultrajar a todos los personajes sociales relevantes, lo que combinaba con parodias de concierto. Su talento para divertir a los ricos era fabuloso y aunque pertenecía a lo peor de la sociedad se codeaba con lo más alto.
A Diderot, el Sobrino le desconcertaba porque aunque estaba persuadido de la perversión moral del tipo, un ornamento social para ociosos que vivía de poner en ridículo a los demás, no tenía argumentos serios contra él. El Sobrino era inteligente, aunque careciera de voluntad para usar su entendimiento en algo útil. Diderot, el filósofo, adivinaba que pronto no habría contrastes éticos entre filósofos y bufones. Intuía que en la sociedad burguesa no cabrían diferencias entre gente honesta e indecente porque todo iba a depender de la posición del individuo en el espectáculo social.
Y del siglo XVIII, al XXI; de las tertulias, a la televisión; del sobrino, a Wyoming.
Pasado el tiempo, los sobrinos de Rameau se multiplicaron como conejos. Su éxito es ahora tan completo que se han convertido en gente influyente y poderosa. No por eso han cambiado de oficio, siguen recibiendo dinero y protección gracias a sus insolencias, sarcasmos y parodias. Pienso en comediantes como el Gran Wyoming, por poner un ejemplo entre mil, excelente heredero del Sobrino. Si Diderot pudiera verlo se quedaría atónito. ¡Qué triunfo el del Sobrino! ¡Y qué gente tan rara los millones que cenan con él!
Arcadi Espada (El Mundo) escribe otra columna parecida, ‘Cifras y lepra’, sobre la «insensibilidad sentimental» con que el «periodismo digitaloide» (bueno, y todas las televisiones) arremetieron contra la canciller Angel Merkel por hacer llorar a una niña palestina. Un lector, escribe Espada,
adjuntó en su twitter una estadística de Acnur sobre los países que han acogido refugiados sirios desde noviembre. La encabezaba Alemania: 20.000. La cerraba España: 130. Añadía el lector: «Lo que no se puede ahorrar a nadie es esto», y, por supuesto, el diplomático estuvo de acuerdo. No sólo se trata de sirios: Alemania es el país desarrollado que ha acogido un mayor número de refugiados: medio millón largo, en cifras de 2012.
Estas cifras se ahorran a todos mediante el sonrojante diálogo entre datos y sentimientos al que se presta con creciente avidez el periodismo y que actúa sobre lo real como una lepra. Los datos de Acnur no aliviarán la injusta incertidumbre de la niña palestina, pero cancelan el fusilamiento sentimental de Angela Merkel y completan su triple honra: en la verdad política, en la caricia humana y en las estadísticas.
Quizás sean las cifras y los datos las principales armas para derrotar a los sobrinitos como Wyoming.
SOSTRES Y VIDAL-FOCH DESTACAN LAS MENTIRAS DE ARTUR MAS
Y de los payasos de la tele a los payasos de la política.
Salvador Sostres (ABC) no contiene el asco que le produce todo el montaje en torno a las listas de Artur Mas y compañía.
Es la candidatura de Mas pero va el cuarto. Esquerra ha podido elegir al cabeza de lista pero el presidenciable será el president, «com sempre ha fet la tieta». (…) La lista es transversal pero la izquierda está para decorar, empezando por Raül Romeva, el excomunista que han puesto al frente como un señuelo para engañar a la gente -¡Jesús, qué gente!- que esté tentada de votar al bodrio bajo el que finalmente decida presentarse Podemos.
Sus palabras más duras son contra Guardiola y Lluís Llach.
Se proclaman mayoría pero son minoría y cualquier argucia vale para ganar, son Convergència pero se disfrazan de extrema izquierda para hacerse los transversales. O los travestidos, qué más da.
Presumen de transparencia pero promueven todas las mentiras con las que se puede engatusar a un pueblo para que vote lo que tú quieres sin que se note el cuidado. Son Guardiola, que se presenta para no salir, son una canción de Lluís Llach en favor de los pobres, él que en Senegal tiene un sirviente negro y un caballo que se llama Islam.
Hubo un día, pero nadie se acuerda, en que los catalanes dijimos la verdad.
Xavier Vidal-Foch (El País) está muy enfadado porque Artur Mas se está cargando su sueño de una Cataluña con pedestal dentro de España. Como Sostres, le llama mentiroso.
El 27-S de Artur Mas es la Gran Mascarada. Todo en el procés se oculta, se disfraza, se enmascara. Todo es sucedáneo, seudónimo, marca blanca. Nada es lo que parece y todo lo que aparenta no es. Así, el que pretende seguir gobernando tras una elección (falsamente) plebiscitaria, de modo que un Parlament apartidista (sic) le reeelija president, hace como que no y rechaza encabezar su propia lista: se oculta, de número cuatro. Sospechoso.
Y echa en cara a los izquierdistas que colaboren en el ‘procés’.
Y coloca en la falsa cabecera, como seudónimo de sí mismo, a un poscomunista, Raül Romeva (¿qué haces, Raül, en ese baile?, ¿coartada roja para el neoliberalismo travestido?), seguido de dos agitadoras profesionales (Muriel Casals y la sin par Carme Forcadell, que decían que eran la sociedad civil y no, ay, la política).
Todos muy progresistas, a ver si se olvidan los salvajes recortes sanitarios del consejero Boi Ruiz, el patrón privatizador. Crucificando de paso a sus pies, quinta plaza, a quien ha robado 20 veces la cartera, otrora la promesa Obélix Junqueras, ahora trocado en Oriol-Idéfix.
Menos profundo, Toni Bolaño (La Razón) se ríe de la actitud de Guardiola: un pie en Munich y otro en Barcelona.
Guardiola, eso sí, no deja el fútbol. Seguirá en Munich. Dice que su presencia es para hacer patente su apoyo al proceso soberanista, pero que no quiere ser diputado. La vida está muy achuchada y se entiende, y se comprende, que Guardiola quiera seguir beneficiándose de un contrato millonario antes que acogerse a un simple sueldo de diputado. La decisión de Guardiola parecía tener respuesta por parte del líder de Podemos, Pablo Iglesias, que se mostró contrario a la soberanía de la bandera, habló de debate social y de un país de países.
Pilar Rahola (La Vanguardia) está entusiasmada con Guardiola. ¿Se ofrece como su biógrafa?
Probablemente Guardiola era la metáfora perfecta, el colofón final que explica todo el conjunto. Y ¿cuál es esa naturaleza? Ciertamente es la transversalidad, la unidad en la diferencia, la suma de diversos para un fin común. La grandeza de la lista unitaria radica en ese círculo prodigioso que empieza con Romeva y acaba con Guardiola y que, como era de esperar, ya ha puesto de los nervios a los líderes españoles. Porque, como bien sabemos, en este tema Cataluña no tiene aliados, ni a derecha, ni a izquierda, léase derechas irredentas o izquierdas postrevolucionarias, tanto monta Rajoy e Iglesias.
Y por ello mismo, por el hecho de que no existe en España un cuerpo ideológico democrático en referencia a los derechos nacionales, sino un simple instinto de supervivencia -tanto por lo esencial-patriótico como por lo económico-, unos hacen tropelías legales (y en el pasado, militares) y los otros miran hacia otro lado.
Vaya, la ‘doctora’ se olvida del golpe de Estado del 6 de octubre de 1934 contra la legalidad y la democracia republicana… y que se disolvió con cuatro cañonazos.
AMÓN: RAJOY CONVIERTE EN GENIO AL MÁS TORPE
Después de la exclusiva con los Bárcenas, Raúl del Pozo (El Mundo) cae en los tópicos al escribir sobre el plan separatista: Europa nos salvará, aunque como izquierdista que es tiene que encontrar algo malo en ella.
El nacionalismo catalán no es antieuropeo, pero va a chocar con Europa. Angela Merkel, la abogada de los imposibles, tiene claro que la independencia de Cataluña no es posible. El año pasado le dio un portazo a Mas y prometió que apoyaría a Mariano Rajoy contra cualquier intento de secesión. Ha hecho lo imposible para que no hubiera Grexit y ahora impedirá el Catexit. (…) Yo confío en Europa, aunque es un sistema darwiniano que margina a los menos competitivos.
Edurne Uriarte (ABC) le insta a Rajoy a actuar ya contra los nacionalistas.
La indignación del resto de españoles es enorme, y especialmente de los votantes de la derecha. Ya no cabe la dureza calculada que impida, por un lado, la consumación de la secesión, pero que deje sin castigo a los secesionistas, como ha ocurrido en la práctica con la consulta ilegal. O con la pitada al himno; seguimos esperando la sanción, y no hay manera de entender la tardanza si no es por razones políticas, es decir, miedo a las reacciones. Y tanta ilegalidad impune debilita enormemente el Estado de Derecho. Y enfada a los ciudadanos que cumplen las leyes. En especial, a los votantes de Rajoy que quieren legalidad y consecuencias para la ilegalidad. Con el PSOE y Ciudadanos, si es posible, y en soledad, si no lo es.
Rubén Amón (El Mundo) trata de explicarnos la estrategia de la falta de estrategia de Rajoy.
La estrategia de Mariano Rajoy en Cataluña consiste en la ausencia de una estrategia. Es cuanto un monje budista denominaría la creatividad pasiva, paradoja contemplativa de acuerdo con la cual se trata de no intervenir para que los hechos se manifiesten por sí mismos, o por sí solos.
Quiere decirse que Rajoy espera no tanto la derrota de la lista de Mas y de Junqueras como la contrariedad que supondría para ambos líderes quedarse a unos metros o a unos votos del umbral de la mayoría absoluta.
concluye su columna con una frase brillante:
el tancredismo de Mariano Rajoy convierte en un héroe de luces al más torpe de los espontáneos.
Hermann Tertsch me sorprende al confiar en la Corona. Claro que, escribiendo en ABC, no va a confiar en la República…
El Rey Felipe nos regaló un texto de esos que siempre se esperan y casi nunca llegan. Lleno de inteligencia, emoción y calidad. Y la ceremonia, como un reflejo, fue un modelo de acto institucional. Es decir, lo contrario a las algarabías políticas tan en uso y, lo que es más grave, tantas veces auspiciadas por las instituciones hoy en día. Las grotescas e indignas barrabasadas de los ayuntamientos tomados por la ultraizquierda en España son ya, como se temía, una auténtica vergüenza internacional, también por esa falta del respeto institucional. El discurso del Rey está cuajado de claves sobre la probidad en el uso de los mecanismos institucionales para el correcto funcionamiento del Estado en beneficio de toda la ciudadanía. Y cómo siempre el respeto a las leyes es el máximo mandamiento para todos.
El acto de ayer contó, por cierto, con una impecable participación y un cuidado y respetable discurso del lendakari Íñigo Urkullu. Que parecía esforzarse por distinguirse de un Artur Mas que esperemos tenga pronto ya cita fija con los tribunales. Y no solo con los de la historia, que ya lo han condenado.
Sobre la otra costura en el mapa de España, en el norte, escribe Victoria Prego, que llama lehendakari a Uxue Barkos, lo que me suena a los catalanistas hablando de Coca, Osca y Terol.
Ella hablando de las «distintas formas de violencia injusta y vulneración de derechos humanos, civiles y políticos». Es decir, que todo el terror padecido se iguala con las acciones de la Policía y de la Guardia Civil en su lucha contra el terrorismo. Por lo tanto, todo queda igualado bajo ese rasero y aquí paz y después gloria. Ése debe de ser el «cambio de valores» que anunció Barkos en su discurso de investidura.
Éstas son las consecuencias de la desidia de los partidos constitucionalistas durante las pasadas legislaturas. Y la actitud del Partido Socialista de Navarra, que se ha abstenido en la votación de investidura, da una idea cabal de hasta qué punto la negligencia en la defensa de la España constitucional está en el origen del caos que ahora padecemos. Y esto no ha hecho más que empezar.
Después de pasearnos por España, a Madrid. Javier Ayuso (El País) expresa el desencanto de tanto progresista que votó a Carmena para echar al PP y porque Carmona no le ofrecía garantías de ganar.
La alcaldesa tomó posesión de su cargo hace 37 días con un prestigio alto y la esperanza de muchos madrileños que no la habían votado de que iba a traer un cambio positivo a la capital de España. Lo que ella no sabía es que sus aliados en la investidura, no iban a dejar que ella se llevara todos los triunfos, ni que fuera a volar sola. Además, Carmena está dando muestras de una cierta inocencia política, al pensar que las relaciones personales están por encima del juego político. Debería saber que en la política y en los negocios no hay amigos, sino aliados, y que esas relaciones cambian en virtud de la fuerza de uno y otro.
En el avispero en que se ha convertido el Ayuntamiento, los perdedores, además de los madrileños, son la mayoría de los concejales en el poder, que parecen atenazados por el qué dirán; y, sobre todo, la credibilidad del propio consistorio que ha perdido cinco semanas sin que haya tomado decisiones importantes.
Ramón Pérez-Maura (ABC) sostiene que el Ayuntamiento lo ha tomado el ejército de Pancho Villa.
Madrid está gobernado por el ejército de Pancho Villa. Es difícil un cúmulo mayor de incompetencia, falta de criterio y desgobierno generalizado. Pero es el resultado normal cuando damos en las urnas el poder a una panda que cree estar firmemente unida por oponerse a algo -incluso a lo que sea- y cuando se llega al despacho hay que ponerse a gobernar sin saber siquiera las comidas sociales que reparte el ayuntamiento cada día. Esta alcaldesa llegó al cargo sabiendo apenas dónde está el edificio del ayuntamiento, más que nada porque seguiría yendo allí a echar en los antiguos buzones de correos su correspondencia.
José Antonio Zarzalejos (ElConfidencial.com) escribe una columna anudada de complejos de señor de derechas que no quiere que le llamen de derechas. No le gusta Carmena, pero no quiere decirlo. No le gusta la web de marras, pero no le preocupa.
Discrepo de la mayoría de mis colegas. No creo que la web del Ayuntamiento de Madrid denominada Versión Original entrañe riesgo alguno de presión a medios o a profesionales. Es inane.
A Manuela Carmena hay que darle tiempo. A condición de que ella también se lo tome en declaraciones y decisiones y deje de meter la pata. La cortesía de los cien días debe ser bilateral: de los medios y del propio Ayuntamiento. Sobre la base de que una meritoria trayectoria en la militancia por los derechos civiles y en la judicatura -como tantas- no es garantía de capacidad de gestión. O sea, que no asegura en absoluto que Manuela Carmena no sea un bluff, como muchos comienzan a sospecharse.
La verdad: si se proyecta a Carmena a cuatro años vista, aparece un horizonte de gran improbabilidad. «Se admiten apuestas», bisbiseaba un edil madrileño el pasado viernes lucubrando con el futuro de la mandataria de Cibeles.
El análisis de Ignacio Camacho (ABC) sobre Carmena y la «nudista sacrílega», como la califica Pérez-Maura, se extiende a las maneras en que Pablo Iglesias maneja Podemos.
Podemos es su invento, su criatura, su proyecto, y en la hora decisiva desea manifestarlo. Irá con su papeleta, con su nombre, con su coleta-logotipo, con su ego intacto. Las plataformas instrumentales le servían en las metas volantes pero en el sprint final quiere disputar solo el maillot amarillo. Ya no necesita arroparse en carmenas ni colaus que le ganen votos delegados. Es una decisión de riesgo pero se tiene a sí mismo una fe iluminada, de visionario.
En cierto modo, la aún corta experiencia del Ayuntamiento de Madrid le viene a dar la razón a ese férreo criterio autoritario. Manuela Carmena resultó un hallazgo de mercadotecnia, un gancho icónico, pero a la hora de gobernar se ha revelado desastrosa: titubeante, perpleja, descoordinada, mediadora de sus propias decisiones. Da la impresión de que desconoce a su equipo, a sus concejales y hasta su programa. Su empeño por mantener una reputación conciliadora, un aire de abuela amable, choca con el talante rupturista y cimarrón del núcleo duro municipal, que es el de Podemos, y cada vez se hace más visible esa divergencia.
El carmenismo, la confluencia, las plataformas abiertas, eran ensayos puntuales de variantes tácticas, procesos superados. Es el momento de gente que no dude, de los patas negras, de los pablistas incondicionales. La hora de los pretorianos.
Y un asuntito menor… no por su importancia, sino porque sólo lo trata un columnista. Como va de números… Ante el anuncio de Pedro Sánchez de abonar una renta mínima a las personas (supongo que la cobrarán todos, españoles e inmigrantes legales e ilegales), Carlos Segovia se pregunta en El Mundo cómo se va a pagar. Quizás nos lo digan en septiembre.
Aseguran que (Jordi) Sevilla está a favor de ese ingreso mínimo vital y que podrá explicar cómo financiarlo en septiembre, cuando el PSOE concrete sus previsiones macroeconómicas de ingresos y gastos.
Tampoco hay rastro del anuncio de Sánchez en el documento El Cambio para el Progreso Seguro presentado hace apenas un mes. Allí, por el contrario, había otra idea para el mismo colectivo de parados mayores de 45 años que es darles empleo público durante seis meses con un coste para el erario de 1.300 millones.
Algo se va avanzando en el panorama político y es que ya se acompañan los anuncios con cifras, pero falta concretar cómo se va a financiar y cierta constancia en lo que se propone.
LOS VIEJOS PERIODISTAS QUE NO SE JUBILAN
¡Cómo están los viejos periodistas! Para partido de homenaje, que dice Federico Jiménez Losantos.
En su billete de La Vanguardia, Màrius Carol analiza la reapertura de las embajadas de EEUU y Cuba con una canción de Manu Chao. ¡Pero qué moderno! ¿Será un consejo de algún consultor para captar lectores jóvenes, o sea, menores de 40 años?
A Cuba le será muy difícil no avanzar hacia un régimen de libertades en los próximos años y, como correspondencia, Estados Unidos puede ser el socio decisivo para mejorar la calidad de vida de los cubanos. Como cantaba Manu Chao, «próxima estación: esperanza».
Abel Hernández (La Razón) echa a volar su memoria de jubilado y añora sus veranos de infancia doblados por la siega, antes de que llegaran las malditas máquinas.
Mientras anochece sobre el mar, mi pensamiento vuela a las Tierras Altas de la Alcarama, donde estarán en plena siega. Con estos calores clascará la mies. Vuelvo a aquellos veranos azules de la infancia y de la juventud cuando aún no habían llegado las máquinas y salían los segadores al amanecer con las hoces a la espalda. Me veo en lo alto del orillo con un sombrero de paja, confiando en que en un hoyo del suelo recién segado aparecerá en cualquier momento un nido de codorniz con seis huevos. (…) Desde que llegaron las máquinas y fueron muriéndose los pueblos, el rito de la cosecha ha desaparecido.
Pues mira, Abel, te vas a tu pueblo de Soria y te pones a segar bajo el sol, a ver cuánto aguantas. No comprendo al viejo periodista: si tan bonito era su pueblo soriano, ¿por qué se emigró a Madrid?
Antonio Gala (El Mundo) suelta una análisis sobre la crisis política catalana que parece Perogrullo. En su billete atribuye a Cataluña un carácter personal, como si fuera una señora.
Parece que Cataluña tiene el encargo -o el compromiso- de mover el asunto cuando sobreviene un trance de aburrida quietud. Sin ir más lejos, ahora. (…) Que Cataluña tenga cuidado con su Jefe. Cuanto antes se lo quite de encima -a él y a los pertinaces-, antes se animará. Y eso influirá en todos.
Luis María Anson recibe la columna ridícula del día por su billete en El Mundo en el que vuelve a repetir una coletilla demoscópica sobre y que recordará, querido lector, que ya denunciamos en marzo pasado. A ver si dejas de hacer el ridículo, Luis María.
¿Tiene idea el presidente de que las nuevas generaciones se muestran al 70% indiferentes ante el sistema, indignadas al 30%, casi al 100% asqueadas?
Si el ‘maestro de periodistas’ se puede repetir, lo hago yo también, que recupero mi colofón: ¡Vaya con el académico de la Española! ¿Le hace las columnas una secretaria que corta y pega sus muletillas?