El Gobierno del PP ha dejado a Vocento y al Grupo PRISA fuera del reparto de los nuevos canales

‘ABC’, que tiene un cabreo de espanto por no haber recibido una tele, sacude a Rajoy donde más le duele

El presidente, por razones que a muchos se le escapan, ha dado TDT a Mediaset, Atresmedia, Real Madrid, 13tv, Secuoya y Kiss

'ABC', que tiene un cabreo de espanto por no haber recibido una tele, sacude a Rajoy donde más le duele

Mariano Rajoy ha dejado  al Grupo PRISA  y a Vocento con dos palmos de narices.

Como suena. Las nuevas licencias de TDT en abierto, a las que as`piraban con ilusión tanto ‘El País’ como ABC, ya tienen dueños.

Como es público y notorio, el Gobierno del PP sacó a concurso hace unos meses seis nuevos canales, tres en HD y otros tres en calidad estándar.

y tras una larga espera, trufada de gestiones, presiones y cabildeos, ha llegado la solución:  Ejecutivo otorga un canal en HD a Atresmedia, otro a Mediaset y otro al Real Madrid.

Los canales en SD irán a parar a Grupo Secuoya, 13TV y Kiss FM.

El Grupo PRISA, Vocento y El Corte Inglés también optaban a un canal, pero se han quedado fuera del reparto. Y el cabreo es mayúsculo.

En el caso concreto de ABC‘, que tanto resplado ha dado peronalmente a Rajoy, no sólo hay decepción y sopresa.

Hay también un enfado monumental que se ha reflejado este domingo 4 de octubre de 2015 con una portada destinada a hacer ‘pupa‘ al presidente del Gobierno donde más le puede doler: la vulnerabilidad que el PP tiene frente al ascenso de Ciudadanos (El PP de Rajoy gana las elecciones el 20D pero pierde la friolera de 50 diputados).

Titula ABC: ‘Ciudadanos desencaja al PP’. Y dentro, con detalle y bastante mala leche, se desgranan las razones que hacen que todo pinte de rosa para los de Albert Rivera y tengan mustios a los peperos.

La sangre no llegará al río, pero desde Vocento parece evidente que quieren enviar un mensaje a La Moncloa: o cuidas a los tutyos, a los que te apoyan o te vas a llevar más palos que un pandero.

LAS PÍLDORAS ENVENENADAS QUE ‘ABC’ MANDA A MONCLOA

Primero, ataque directo en el editorial:

El desgaste que conlleva el ejercicio del gobierno y el descrédito que, en general, sufre la política en un contexto de grave crisis como el que ha padecido España en los últimos años han posibilitado la irrupción de nuevas formaciones que, en el caso concreto de Ciudadanos, han logrado hacerse un hueco en el disputado centro ideológico, aprovechándose, hasta cierto punto, de los flancos que ha dejado al descubierto el PP. Algunas de las fortalezas que, hoy por hoy, presenta el partido de Albert Rivera son cuestiones que los populares han descuidado y que, por tanto, deberían atender con el fin de recuperar parte del terreno electoral perdido.

En este sentido, tan importante es el contenido del mensaje como el modo de comunicarlo. Parte del éxito que ha cosechado Ciudadanos en las últimas citas con las urnas, como acaba de evidenciar en Cataluña, descansa sobre un discurso claro y sin complejos. La firme defensa de la unidad de España y la articulación de un proyecto común y sin fisuras a nivel nacional, sustentado sobre los valores constitucionales de la igualdad ante la ley, que refleja Ciudadanos, contrasta con las dificultades del PP para expresar sin miedos sus principios y convicciones. Las medias tintas causan confusión, cuando no rechazo, entre muchos votantes. Asimismo, su apuesta por el «cambio sensato», a diferencia del populismo de Podemos, y su ilusión por mejorar lo que no funciona, explicando, además, a dónde quiere llegar, también juega a su favor. El mensaje constructivo y comprensible de Ciudadanos logra transmitir una cercanía de la que el PP se aleja cuando abusa de los silencios, las dilaciones o las respuestas de manual ante la corrupción.

Sin embargo, su discurso no llegaría a la opinión pública sin una eficaz estrategia de comunicación, uno de los grandes puntos débiles del PP. El partido de Rivera ha hecho del marketing su bandera, cuidando mucho su imagen, el uso de las nuevas tecnologías y, muy especialmente, el trato con la prensa y su amplia presencia en los medios. Los populares, por el contrario, han prestado poca atención al valor de la comunicación, lo cual no ha ayudado a empatizar con la gente ni a transmitir correctamente los logros y éxitos de la acción de gobierno. De poco vale que hayan logrado darle la vuelta a la desastrosa situación económica del país si luego, a la hora de votar, los españoles no lo perciben así.

El dilatado bagaje político y la amplia experiencia de gestión que tiene el PP, junto a un programa sólido y riguroso, sobre todo en materia económica, son algunas de las fortalezas que marcan una diferencia muy considerable con Ciudadanos, pero el debilitamiento que han sufrido ciertos principios básicos del partido y la desatención de aspectos clave como la comunicación son flaquezas a corregir.

Seguidamente, palo de Isabel San Sebastián:

Aquel cartel electoral lo decía todo: «Llegar a fin de mes con Rajoy es posible». Una solemne declaración de intenciones. Un programa. Un diagnóstico. Rajoy obtuvo una abrumadora mayoría absoluta en 2011 convirtiéndose en depositario de once millones de esperanzas, que ha defraudado, en buena medida, al reducir su gestión al empeño de cuadrar una cuenta de resultados. Una meta compleja, sin duda, dada la grave crisis heredada del PSOE, que se habría revelado insuficiente, no obstante, incluso en el caso de haber sido plenamente alcanzada.

Y no lo ha sido. Estamos mejor de lo que estábamos hace cuatro años, es innegable, aunque a costa de un sacrificio brutal cargado sobre las mismas espaldas de siempre. Las que volvieron sus ojos confiados hacia las siglas representativas del centroderecha liberal para darse enseguida de bruces con más impuestos, menos sueldo y escasas o nulas oportunidades para sus hijos en España. Una realidad ya cruda de por sí, que sumada a los escándalos de corrupción, los abusos de poder, las promesas incumplidas, el relativismo imperante en asuntos tocantes a los principios, la impermeabilidad a la crítica leal, los complejos, la falta de empatía y, sobre todo, la ausencia absoluta de un discurso ilusionante, dibuja un futuro incierto con vistas a las generales. Porque no sólo de pan vive el hombre y llegar a fin de mes constituye un anhelo tan loable como mediocre en términos de ambición política.

Ciudadanos se presenta como la cruz de esta cara; la imagen obtenida al revelar el negativo y observar la foto resultante. Sus puntos fuertes coinciden con los agujeros negros del PP y, a la inversa, allá donde el PP pisa fuerte Ciudadanos es por el momento una incógnita. Pero, parafraseando a Quevedo, una incógnita ilusionada.

Rivera nos pidió el voto por primera vez desnudo, literalmente en cueros desde lo alto de las vallas, apelando a la emoción y los sentidos antes que a las carteras. Poco tenía que ofrecer entonces salvo juventud, ganas, empuje, regeneración y limpieza. Con el paso de los años a esos atributos, que permanecen intactos, se han sumado la valentía en la defensa de la España constitucional en Cataluña, donde no resulta fácil pronunciar esa palabra, la coherencia y la articulación de un discurso fresco, ajeno al manido «y tú más», empeñado en unir en lugar de separar. Desde la derecha se le reprocha haber pactado en Andalucía con un PSOE podrido de corrupción y desde la izquierda hacen lo propio afeándole el acuerdo suscrito con el PP madrileño. Izquierda y derecha chirrían ante la aparición de una bisagra dispuesta a ocupar el centro y hurtar al nacionalismo traidor la llave del gobierno español. El 20 de diciembre sabremos hasta dónde llega el corazón y cuánto pesa la cartera.

Y finalmente, Hermann Tertsch:

La principal diferencia hoy sin duda está en el liderazgo. Albert Rivera supone una inmensa aportación para su partido como hombre joven, presente y despierto, con empatía, actual y preocupado. Rajoy es un lastre tremendo para el PP como frío, aislado, miedoso, viejo por canoso de barba y poco sincero por teñido el pelo, indolente, sin reflejos, ausente y carente de empatía con la ciudadanía. Rivera es un plus total para Ciudadanos y Rajoy es un «minus» rotundo.

Por lo demás, Ciudadanos es nuevo y no paga aún ni su indefinición ideológica ni lo que es un evidente error como su líder de Andalucía ni sus acciones controvertidas como el apoyo al PSOE andaluz. Que se ha producido con manifiesta condescendencia si se compara con su actitud de fiscalización implacable hacia el PP en la comunidad de Madrid.

Por el contrario, sus éxitos son espectaculares. Y si éxito fue el resultado en Cataluña, este se vio multiplicado por las imágenes televisivas de la celebración, con los coros de «Yo soy español, español, español» o el «España unida jamás será vencida». El PP jamás se habría atrevido a esas declaraciones más o menos espontáneas. Pero además es probable que no se hubieran celebrado igual. Esas imágenes son impagables. Como lo son los momentos en los que Albert Rivera rompió el tabú de muchos años de hablar en español en el Parlamento de Cataluña. Por supuesto que Ciudadanos ha disfrutado especialmente de la calamitosa trayectoria de Sánchez Camacho a la cabeza del PP y sobre todo desde su célebre comida de la Carga y el inaudito acuerdo para guardar silencio con la agencia de detectives. Aquello debió zanjarse con su inmediata dimisión. Que no fuera así resultó demoledor para la ya escasa credibilidad y atractivo del PP catalán.

El PP se antoja un partido desarbolado en el que priman intereses cuestionables privados, muy anquilosado en épocas pasadas lo que se agrava con la permanencia de personas como el propio Rajoy pero también otros como Arenas, Fernández Díaz o Margallo que son personajes del pasado para la mayoría de los jóvenes. Además se percibe que está paralizado por sus interconexiones con la corrupción. Ciudadanos en cambio, pese a su evidente superficialidad y falta de enjundia en sus planteamientos, es vista como una organización joven, básicamente sincera y sin intereses que condicionen su lealtad a promesas de reformas. Los jóvenes en el PP son vistos como títeres de los viejos que defienden sus intereses, silencios y compromisos sospechosos. Mientras en Ciudadanos son vistos como garantía de sinceridad de sus planteamientos.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído