¿Qué nos trae la prensa este 14 de octubre de 2016, querido lector? Pues mucha (o mucho) Correa para rato. La declaración del empresario líder de la trama Gürtel, que casi rompe un récord de duración, concita la atención de los medios de papel, principalmente en sus artículos editoriales.
Arrancamos con Santiago González que, en las páginas de El Mundo, considera que el testimonio de Francisco Correa, uno de los cabecillas de la trama Gürtel, no le supondrá una disminución de apoyos a Mariano Rajoy. Otra cosa será cuando píe por esa boca Luis Bárcenas:
Su testimonio, entre el cinismo y la sordidez, ha orillado el nombre que concentraba todo el morbo y el interés de la oposición: el de Mariano Rajoy. El testimonio de Correa no disminuirá los apoyos del candidato para la investidura, ni impedirá las abstenciones socialistas, si las hubiere. Habrá que esperar a ver si con el testimonio de Bárcenas hay más suerte.
El Mundo, en su editorial, exige que se depuren todas las responsabilidades en el caso Gürtel, pero también pide que eso no sirva de excusa para bloquear nuevamente la formación de Gobierno:
Aunque para el PP tiene un desgaste elevado ante la opinión pública, para el PSOE supone un obstáculo más en el giro hacia la abstención en la investidura de Rajoy. La declaración de Correa fue aprovechada ayer por los partidarios de mantener el no al PP, aunque el portavoz de la gestora dejó claro que investir a Rajoy servirá para sanar el daño hecho por los populares. Conviene separar ambas cosas. Asumir los hechos y depurar responsabilidades por la corrupción es una exigencia democrática insoslayable. Pero ello no debería ser óbice para facilitar la formación de Gobierno y superar el bloqueo político que lastra las obligaciones de España desde hace ya diez meses.
ABC, en su editorial, sin dar nombres, deja en manos de Mariano Rajoy y su equipo de confianza la obligación de dar un puñetazo sobre la mesa respecto a Gürtel, ya que siguen arrastrando la sospecha de su vinculación a la trama:
Parece claro que desde Génova se cometieron en su día no solo deslealtades personales y políticas, sino delitos muy graves. Y que dirigentes del PP, alcaldes o consejeros autonómicos se lucraron de un modo ilegal y abyecto por el que deben pagar. Nadie va a dictar sentencia antes de que lo haga el tribunal, pero los hechos revelan un modo espurio de aprovechar la influencia del partido para satisfacer oscuros intereses personales y enriquecerse. Eso es lo que ayer puso de manifiesto Correa, y eso es lo que el PP tiene pendiente de limpiar definitivamente cuando se conozca el fallo, más aún si llega a ser declarado culpable como responsable civil a título lucrativo de delitos cometidos por otros, como Correa. Sin esa necesaria catarsis, el partido no podrá pasar página, toda vez que la sombra de la corrupción persigue a quienes habiendo llegado después arrastran una sospecha que no se ha sabido borrar por falta de contundencia y determinación.
El País, en su editorial, asegura que el caso Gürtel ha sido determinante para el bloqueo político en este país. Quizá olvida el rotativo que el primer político en intentar la investidura, allá por marzo de 2016 fue un tal Pedro Sánchez, del PSOE. ¿Lo recuerdan? Pues eso:
Las consecuencias han sido duras. El PP fue sancionado por los electores con la pérdida de la mayoría absoluta en 2015 y su implicación en graves asuntos de corrupción ha complicado notoriamente sus relaciones con partidos que, en circunstancias menos oscuras, habrían sido bastante más fluidas. La corrupción ha tenido mucho que ver con los 10 meses de bloqueo político acumulados en España. Por tanto, Rajoy y los suyos tienen mucho que explicar y que rectificar.
La Razón cree que la trama Gürtel se circunscribe a unos años en los que Rajoy nada tuvo que ver. Es más, el rotativo señala al líder del PP como alguien capaz de haber regenerado el partido y de haber llevado ese proceso al conjunto de la vida pública española:
La trama Gürtel tuvo su lugar en el tiempo y tendrá, cuando se dicte la sentencia, sus culpables, pero, desde luego, no puede ser tratada como un hecho infinito por sí mismo, ni puede manchar a todos los que se desempeñaban en la política durante aquella época. Si algo quedó claro ayer de la confusa estrategia de defensa de Correa, es que el Partido Popular, al menos desde la presidencia de Mariano Rajoy, llevó a cabo un proceso veraz de regeneración interna que, mediante una nueva legislación, extendió al conjunto de la vida pública española.