Rafael Hernando, portavoz del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso de los Diputados, se las lleva de todos los colores este 26 de noviembre de 2016. Sus ataques a los medios de comunicación a los que tildó de hienas se le vuelven contra él en editoriales y artículos de opinión.
En El Mundo, Rafael Moyano le mete con la mano abierta al lenguaraz de Rafael Hernando por sus equilibrios circenses como portavoz del PP. Este político es capaz de decir una cosa, la contraria y la opuesta a las anteriores en un abrir y cerrar de ojos.
El portavoz estrella de la semana ha sido Rafael Hernando, representante de los diputados populares. Primero dijo que el PP echó a Rita Barberá, explicó después que lo hizo para protegerla y evitar su linchamiento y, por último, lamentó que nada de esto sirviera ante «las hienas que siguieron mordiéndola». Hernando, que sustituyó en el puesto al cauto Alfonso Alonso, está destacando entre el grupo de incontinentes que meten la pata. Llegó al cargo con una mochila repleta de frases polémicas y ahora, cuando como portavoz tiene un gran altavoz, no parece dispuesto a dejar de engordarla. Otro que se está viniendo arriba ante los micrófonos. Pero que tanta verbosidad no nos despiste, habla en nombre y representación del Grupo Popular. Algo quiere transmitir cuando dice que hay que darle una vuelta al pacto anticorrupción firmado hace sólo un par de meses con Ciudadanos. Claro queda que al PP no le gusta apartar a los presuntos corruptos cuando sólo están imputados, y menos que tengan que comulgar con ello hasta el final de esta legislatura.
Teodoro León Gross reparte más cera si cabe contra Hernando, al que también suma a Celia Villalobos, otra que tal baila:
Ver a Hernando&Villalobos impartiendo lecciones éticas de mesura puede resultar una ironía chusca y hasta irrisoria, siendo dos estrellas del matonismo palabrero, dos de los estilistas faltones más conspicuos del Congreso. Pero no, no es una paradoja irónica, sino un mecanismo casi tan lógico como el Tractatus de Wittgenstein: otros no se atreverían a señalar un culpable con ese descaro mendaz, con esa desahogada falta de escrúpulos para desviar los focos bajo la conmoción funeral de corpore in sepulto.
Javier Redondo se echa la culpa en nombre de los medios de comunicación por darle aire a Podemos y al locuaz Pablo Iglesias:
Iglesias siempre tiene un motivo para mostrarse indignado, se extraña Ezkerra. Por eso nadie se acordará dentro de tres meses de si los diputados de Podemos abandonaron el Congreso por el minuto de silencio en memoria de Barberá, para conmemorar el día de la lucha contra la violencia de género o por los obreros a los que rinde tributo y se comprometió a recuperar para su causa. Todo este barullo en 48 horas. A toda velocidad. Su productora no para. Errejón contraría a Garzón. El espectáculo perpetuo. Hasta que dejemos de retransmitirlo en tiempo real y los medios sistémicos y de información reaccionen y se planten frente al frenético ritmo impuesto por los insurreccionales y barbitúricos.
En ABC, Ramón Pérez-Maura llama, y con toda la razón, subespecie humana a esta profesora y directora de un colegio cántabro por escribir en Facebook atrocidades sobre el cadáver de Rita Barberá:
Las trituradoras humanas habrán ingresado dinero gracias a sus altas cuotas de audiencia entre las que generan infraseres como mi paisana -y bien que me molesta decirlo- Lola Prieto Villazán, directora de un colegio de infantil y primaria: el Fray Pablo, en Colindres, Cantabria. Esta subespecie humana escribió, con motivo de la muerte de Rita Barberá: «Hay cadáveres que enternecen y cadáveres que dan asco suelen ir asociados a la imagen del vivo que les dio soporte. Yo, como los diputados de Unidos Podemos, también hubiera salido a vomitar». Más allá de que cabría exigir a una directora de un colegio mejor dominio de la sintaxis, yo me pregunto si no sería posible, en la tan discutida Lomce reformada, incluir una cláusula de objeción de conciencia de los padres para con ciertos directores de sus centros educativos. Pura profilaxis.
El editorial de ABC insiste en el tema del respeto a la presunción de inocencia. Tema ya muy complicado de encauzar visto como se ha derramado el vaso del respeto entre los políticos y encima estos pretender ‘adoctrinar’ ahora a los medios de comunicación:
Son muchos los casos de políticos apartados prematuramente por la fuerza de una opinión pública manipulada y jaleada como una jauría predispuesta a aceptar las condenas preventivas como parte inherente a una democracia sana. No lo son. La presunción de inocencia es un principio digno de ser protegido. La cacería de políticos como modo de satisfacer las ansias de una justicia social sin garantías no es compatible con un Estado de Derecho. Informar y opinar con independencia y rigor no solo es algo legítimo para todos los medios de comunicación, sino una tarea obligatoria para asegurar el control de la actividad pública. Sin embargo, nunca debería serlo manipular, acosar, tergiversar o mofarse recurriendo a una interpretación extensiva de la libertad de expresión.
El editorial de El País le suelta una buena a Rafael Hernando por sus contradicciones con Rita Barberá:
Sostiene Rafael Hernando, portavoz parlamentario del PP, que su partido hubo de excluir a Rita Barberá para protegerla de las «hienas» mediáticas que la perseguían, siguiendo la estela de varios ministros que han relacionado la muerte de la senadora con una «cacería mediática». Esta versión no solo contradice la anterior, según la cual Barberá renunció para no perjudicar al PP, sino que contrasta con el evidente vacío público que su propio partido le hizo. Los medios de comunicación han respondido a una sensibilidad social por la corrupción que la clase política no ha demostrado. Y en su tratamiento ha habido de todo, desde la seriedad de verificar los datos o los indicios, hasta el aprovechamiento banal o sensacionalista.
La Razón, en uno de sus puntazos, le mete al portavoz del PP en el Congreso de los Diputados:
La fallecida Rita Barberá era una persona extraordinariamente querida y respetada en este periódico. Desde estas páginas se defendió su trayectoria, su legado y su honradez incluso en los peores momentos para ella, cuando otros muchos, algunos cercanos, no lo hicieron e incluso le dieron la espalda mientras la justicia inquisitorial la condenaba de forma sumaria. Son días duros que piden y exigen respeto y serenidad para llevar el duelo de la mejor forma posible. Algunas declaraciones del portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Rafael Hernando, no han ayudado, han sido poco prudentes y fuera de tono. Hernando sabe que el PP falló en su deber de arropar a una persona leal y buena. Como cuesta entender su desmesura, nos preguntarnos qué es lo que busca Hernando con esos ataques y a qué intereses sirve. Debería aclararlo.
