Madina, sobre Muguruza: "Sí, estamos en desacuerdo en muchas cosas, pero esto no es un debate. Es una conversación que busca parte de lo que siempre faltó: escuchar
Eduardo Madina ha mantenido una larga conversación con el músico Fermín Muguruza en JotDown. Madina, ya lo saben, es un diputado socialista vasco víctima del terrorismo de ETA. Perdió una pierna en un atentado y quedó marcado de por vida.
Muguruza es un popular músico vasco que siempre ha defendido la lucha armada y la independencia a través de las letras de las canciones que él mismo componía para los grupos ‘Kortatu’ y ‘Negu Gorriak’, donde también se celebran ‘hitos’ tan destacados como la fuga de algún etarra de la cárcel (el tema ‘Sarri Sarri’, que rememora la huída de Joseba Sarrionandia es uno de los más famosos).
El anagrama de su segundo grupo ‘Negu Gorriak’, que formó tras la desaparición de ‘Kortatu’, eran dos hachas, una herramienta que junto a la serpiente luce ETA en el suyo:
Ahora dice haber evolucionado hasta los caminos de la paz como única senda posible para lograr la autodeterminación del oprimido País Vasco, y de esas no sale. Lo de los muertos que ha habido desde entonces ya le da igual, y no es Madina quien se los recuerde, precisamente.
En este contexto, el socialista no solo accede a hacerle la entrevista a Muguruza para que este coloque su mensaje que siempre, siempre, siempre pasa por ‘olvidar’ los más de 800 inocentes aniquilados por ETA y lograr la paz sin perdirles perdón ni a ellos ni a sus familias.
Eso sí, en la extensísima charla hay constantes referencias a la opresión del Estado español, los crímenes de la Guardia Civil en Intxaurrondo, las torturas policiales y los asesinatos de los GAL. Madina no le rebate ni le reprueba nada.
En el diario El País -curiosamente, JotDown se vende conjuntamente los domingos con él- Féliz de Azúa ha dado con la mano abierta al socialista, al que diagnostica con un Síndrome de Estocolmo de libro:
El diálogo podría haber sido un ejemplo de reconciliación, pero todo lo que cuenta Muguruza (y en ningún momento desmiente o corrige Madina) es una historia del País Vasco marcada por las torturas de la Guardia Civil, los asesinatos organizados en el cuartel de Intxaurrondo, los atentados de la ultraderecha española, los crímenes del GAL o las palizas de la policía.
En ningún momento aparece ni un solo atentado de ETA, ni se explica cómo puede ser que el País Vasco fuera como Sudáfrica en manos de los afrikáner. No hubo un solo muerto a manos de ETA, según la entrevista de Madina.
Alertado por De Azúa, Gorka Maneiro, ex cabeza de lista de UPyD a las últimas elecciones generales, se manifiesta en la misma línea en el Huffington Post:
En la introducción de la entrevista, Eduardo Madina avisa de que «esta es una conversación que no tendría por qué haber sucedido» y concluye señalando que «sí, estamos en desacuerdo en muchas cosas, pero esto no es un debate.
Es una conversación que busca parte de lo que siempre faltó: escuchar». No seré yo quién diga cuál debe ser la actitud de las víctimas del terrorismo ante sus victimarios ni, por lo tanto, si esa conversación tendría que haber sucedido… pero me tomo la libertad de hacer algunas reflexiones en voz alta una vez que no logro salir de mi asombro… y eso que, siendo vasco, es difícil que uno se sorprenda de algo.
Respecto a lo de que están en desacuerdo, así quiero pensarlo, porque tal cosa no se aprecia en la conversación (aunque se supone), la cual, ciertamente, no es un debate sino una entrevista ortodoxa donde el entrevistador pregunta y el entrevistado responde: siendo esto así, ¿cuál es el papel de la víctima del terrorismo que interroga? Ninguno.
¿Y cuál es el objetivo del experimento? Por lo visto, que el protagonista se luzca, cuente sus historias y publicite su vida. Respecto a que «faltó escuchar» que señala Madina, la mayoría lo hicimos; el problema es que había unos cuantos pegando tiros y, claro, no podía darse un diálogo excesivamente llevadero.
Y añade:
A lo largo de las 14 páginas, Fermín Muguruza habla de la central nuclear de Lémoniz y de los comités antinucleares de los que fue miembro, celebra la fuga del etarra Sarrionandia, habla de drogas (anfeta, centraminas, minilips y otras), recuerda un atentado de los GAL en el Hotel Monbar de Baiona («los muertos podríamos haber sido nosotros»), reivindica su compromiso con el euskera, critica la Transición, recuerda su participación en distintas marchas por los presos de ETA («queríamos que salieran a la calle, toda una declaración de principios»), considera Barcelona su segunda ciudad, rememora lo mucho que le conmocionó el asesinato de Yoyes («la muerte de Yoyes», «la espiral de violencia»), denigra a la Guardia Civil, se posiciona contra la guerra de Irak, el cierre del Egunkaria y el Presige, recuerda su apoyo «a la lucha armada» y nos cuenta su relación con el subcomandante Marcos.
Eduardo Madina escucha y apunta… y sigue preguntando, sin decir nada relevante. A veces, asiente o añade apuntes: «Sí, creo que la sociedad vasca necesita y necesitará muchas cosas. Entre otras cosas, la construcción de puentes». Y ni una condena expresa del terrorismo por parte de Fermín Muguruza; a lo más que llega es a decir que «la hemeroteca tiene múltiples declaraciones mías demandando la humanización del conflicto, el cese de la lucha armada y la reivindicación de la acción directa y la desobediencia civil»
Y finaliza Maneiro así:
Yo creo que estuvo más cerca de la humillación que de otra cosa: al menos yo, que no soy nadie, lo sentí así. ¿Entrevistar a Fermín Muguruza? ¿Para qué? ¿Con qué objetivo? ¿Y no contradecirle en nada? ¿Pasar por allí como si no pasara nada?¿Ejercer de simple preguntador y soportar en silencio sus respuestas?