El paripé del desarme de la banda terrorista ETA, que vuelve a perpetrar otro teatro como el del año 2014, es objeto de opinión en varias de las tribunas de opinión de la prensa de papel este 7 de abril de 2017.
Precisamente, el ‘happening’ de los etarras con los verificadores tendrá lugar el 8 de abril de 2017. En 24 horas asistiremos a otra patochada infecta y consagrada por los socialistas, que se llevan una buena ración de palos.
Santiago González se pregunta por lo que pasa en el PSOE vasco para apoyar la nueva mamarrachada del falso desarme de ETA:
Qué ocurre en el interior del PSE para que su magra representación parlamentaria esté en el grupo absolutamente mayoritario que apoya el paripé que está representando ETA con el desarme.
David Gistau, en ABC, considera que los tribunales no están para convertirse en ‘Torquemadas’ del humor:
Los tribunales no están para satisfacer mis prejuicios personales ni para patrullar el humor, cuyo margen de corrosión ya estaba muy estrechado por la beatería de la corrección política.
Hermann Tertsch rechaza de plano que ensalzar el terrorismo pueda ser considerado como libertad de expresión, tal y como plantean los podemitas:
La mayor parte de la izquierda española y sus aledaños separatistas, se pliegan ante el señuelo del chiste y la libertad de expresión. Los líderes de Podemos ya tenían un largo historial de tuits de apología del asesinato y la violencia.
Carlos Herrera atiza a los socialistas por entregarse a los que le hacen el caldo gordo a los etarras:
Nadie espera del PNV ningún atisbo desconcertante de firmeza ante los agitadores de árboles, pero que en ese mismo grupo se encuentren los socialistas vascos resulta como si, sobre las tumbas de sus muertos, escupiesen el ácido de la indecencia.
Pedro Narváez, en La Razón, destaca que determinados políticos prefieren hoy defender el chiste fácil y grosero que defender a las víctimas del terrorismo:
La política se retroalimenta cada día de rufianes y podemitas que se apuntan a un tiroteo y se preocupan más en defender a los que gastan bromas de mal gusto que en exigir la justicia hurtada a las víctimas.