Dos cuestiones esenciales este 28 de julio de 2017 en las tribunas de opinión y editoriales de la prensa de papel. Por un lado, las ridículas prisas del dúo Sánchez-Iglesias pidiendo dimisiones y comparecencias de Rajoy tras el petardo que fue (para ellos) la declaración como testigo en la Audiencia Nacional por el ‘caso Gürtel’.
En la otra vertiente tenemos lo que está aconteciendo en Venezuela con el sátrapa Maduro y cómo quiere perpetuarse en el poder, cuestión ésta que ocupa y preocupa especialmente a los editorialistas.
Santiago González, en El Mundo, se recrea en el cabreo de mona de Pablo Iglesias tras ver salir a Mariano Rajoy indemne de su declaración en la Audiencia Nacional:
Lo más impresionante fue lo de Iglesias, a quien le parece mal que el presidente del Gobierno eludiera el paseíllo, además de tachar de «impertinencia» y «chulería» el testimonio de Rajoy. Y habló de putas La Tacones, esto sí que da vergüenza.
El editorial de ABC sacude a Pedro Sánchez por volver a hacer gala de un estomagante sectarismo con la declaración como testigo de Mariano Rajoy:
No es capaz de liderar una oposición abierta a fuerzas moderadas y sólo concita el apoyo de los más extremistas de la izquierda y el nacionalismo, de las fuerzas políticas que, en este momento, actúan como factores que socavan la estabilidad constitucional de España. E improvisa día tras día, eligiendo siempre la peor opción.
José María Carrascal zurra a partes iguales a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias por su numerito rabioso:
Bastaba ver la cara de Sánchez al hablar de las «angustias» de Rajoy para darse cuenta de que el angustiado era él. En cuanto a Iglesias, a lo suyo como siempre, a montar otro numerito de circo en el Congreso. «Patéticos», «ridículos», «grotescos» los describen.
Manuel Marín define adecuadamente el circo al que se vio sometido Rajoy y que dejó a la altura del betún a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias:
Diseñaron una lapidación judicial, y la ejecución quedó en guión de los Monty Python.
Ely del Valle, en La Razón, subraya que a Sánchez e Iglesias se les ha visto con demasiadas prisas para intentar llegar a La Moncloa:
Revelan unas prisas por hacerse con el gobierno que no se acompasan con las de los ciudadanos que con sus votos les encomendaron una misión que no deja de ser fundamental: la de ocuparse de hacer oposición.
Raúl del Pozo, en El Mundo le da para el pelo a los podemitas que siguen empeñados en romper España aunque lo tapen con grandes sofismas:
El paro está ya por debajo de los cuatro millones por primera vez desde 2008. Hemos superado la recesión pero, ¿de qué sirve la mejora de la economía, idiotas, si una nación da señales de irse a pique?
El editorial de El Mundo vuelve a decirle a la comunidad internacional que hay que actuar con contundencia contra Nicolás Maduro:
Frente a los abusos y la criminalidad del régimen chavista no caben atajos sino la determinación de la comunidad internacional a la hora de exigir la convocatoria de elecciones libres y el restablecimiento de una democracia garantista.
El editorial de El País urge al partido de Pablo Iglesias a pronunciarse sobre la situación de Venezuela:
Es urgente que Podemos aclare si su estándar de democracia es el mismo que el que representa Maduro. Los ciudadanos españoles tienen derecho a saber si la suerte que les esperaría si Podemos gobernara y ellos decidieran oponerse a sus políticas sería similar a las que sufren los ciudadanos e instituciones venezolanas que han decidido defender la democracia del autoritarismo de Maduro.