La gran mentira del separatismo catalán puesta negro sobre blanco o, si quieren ser más modernos, sobre la pantalla de una tablet. Aquí hasta el más pintado se ha puesto a echar números y está claro que a muchas empresas no les sale a cuenta estar en una Cataluña que se ha echado al monte.
Los columnistas y editorialistas aplauden este 6 de octubre de 2017 la decisión de muchos empresarios y financieros de poner pies en polvorosa ante la situación de inestabilidad que se avecina.
Federico Jiménez Losantos, en El Mundo, cree que Rajoy y Pedro Sánchez deberían de escuchar a sus antecesores a la hora de actuar y pronunciarse sobre Cataluña:
Felipe y Guerra crearon el PSOE aunque aceptaron el PSC, cáncer del socialismo español. Aznar creó el PP, aunque hizo heredero a Rajoy, cáncer de la derecha española. Pero ninguno de ellos busca ya el poder. Y da igual si se arrepienten o no. Lo importante es que denuncian algo cuya gravedad conocen bien tras más de 20 años en el poder en los 40 de democracia.
El editorial de El Mundo le dice a los separatistas que su idílica ‘Arcadia feliz’ se va a quedar pronto si el sector financiero:
Ante un órdago como el separatista, las entidades se ven obligadas a velar por clientes, accionistas y empleados. «Cuando los números cuadran, la política lo estropea todo», dijo una vez Cristóbal Montoro. La mala política.
Santiago González hace un retrato muy acertado de Puigdemont y señala que las empresas se han hartado de las veleidades de este sujeto:
Cataluña marcha hacia el desastre detrás de un tipo, un líder diríamos según la terminología al uso, con la capacidad intelectual de Evo Morales y el código moral de Nicolás Maduro.
El editorial de ABC le pide reflexión a la Generalitat, aunque mucho nos tememos que es como hablar con la mula Francis en sánscrito:
La actual fuga de empresas es tan solo un reflejo del futuro desastre y debería hacer reflexionar a quienes apoyan este suicidio social y económico colectivo.
Carlos Herrera, en un tono muy llano, les deja KO a los separatistas de la Generalitat:
No pocas pequeñas y medianas empresas están haciendo cola para encontrar un buen asiento en la Operación Salida. La nueva república nace muy empobrecida. ¿Creían los muy imbéciles que esta ronda salía gratis?
Hermann Tertsch entiende que las empresas se van de Cataluña porque, aparte del clima de inestabilidad existente, no creen que el Gobierno de Rajoy pueda imponerse a estas alturas del partido:
Es la constatación palmaria por parte del mundo empresarial, económico y financiero de que asume ya como muy cercana la posibilidad de que el golpe de Estado separatista triunfe. De que el Gobierno español fracase en sus medidas reactivas y posibles planes de restauración de la legalidad.
Luis Ventoso tacha al vicepresidente catalán, Oriol Junqueras, como un mentiroso de tomo y lomo:
Adam Smith le saca los colores al más imperturbable mentirómano que circula por nuestra política: Oriol Junqueras. Todavía ayer, cuando era ya del dominio público el traslado de Oryzon y el Sabadell, proclamaba en su cadena amiga, La Sexta, que «no habrá huida de empresas de Cataluña». ¿Cuánto tiempo van a continuar algunos catalanes comprando motos averiadas? La estelada es la bandera de la ruina. Los desparrames xenófobos no cotizan en Bolsa.
Manuel Marín afirma que a Carles Puigdemont no le quedan más argumentos que las soflamas y las algaradas:
A Carles Puigdemont solo le queda la convulsión social como argumento de autoconvicción en su insensatez. Aunque la fatuidad y petulancia del personaje adornen su performance para hablar al Rey de «tú» con ese despectivo «así no», solo le quedan los incondicionales de la algarada y la agitación propagandística.
El editorial de La Razón le lanza todo tipo de alabanzas a Mariano Rajoy y considera que transmite confianza para parar los pies a los separatistas:
Conviene recordar todo lo que el Gobierno ha hecho, bajo la dirección de Mariano Rajoy, para evitarla: desde garantizar los servicios públicos de una Generalidad quebrada para que los ciudadanos catalanes no padecieran, en la medida de lo posible, la irresponsabilidad de sus propios gobernantes, hasta aislar en el exterior a una administración «catalana» empeñada en presentarse como interlocutor.
El editorial de El País asegura que la Generalitat, por mucho que cierre los ojos, no podrá evitar la marcha de empresas de Cataluña:
Si la convulsión política continúa, los negocios de cierta relevancia situados en Cataluña tendrán que enfrentarse a la misma decisión, aunque la irresponsabilidad del Govern cierre los ojos a esta evidencia y a la ruina que se avecina.