Loas a España y a los españoles este 13 de octubre de 2017. Los editoriales (salvo El País) y tribunas de opinión de la prensa de papel celebran los fastos organizados en la jornada del 12 de octubre de 2017, Día de la Hispanidad, pero también hay palos al Gobierno de Rajoy por seguir cobardeando con los rupturistas.
Federico Jiménez Losantos se cabrea de lo lindo en las páginas de El Mundo con Rajoy por permitir que ‘Cocomocho’ siga zascandileando después de firmar y anunciar la independencia de Cataluña:
Sólo la inexistencia de una Justicia independiente en España evita que Rajoy ocupe la celda contigua a Cocomocho. Desde que dijo que no había habido referéndum para no combatirlo, comenté aquí lo que cada vez me parece más claro: el responsable del golpe contra nuestro régimen constitucional es el que, pudiendo hacerlo, se niega a evitarlo. O sea, Rajoy.
El editorial de El Mundo reclama que ser patriota español esté libre de toda etiqueta ideológica:
El patriotismo no tiene ni puede tener etiquetas. Y entristece que representantes de la izquierda más radical sean hoy refractarios a ese orgullo de lo español que defendieron por igual Ortega, Azaña o Miguel Hernández.
Santiago González, que reconoce no sentirse precisamente monárquico, cree que esa institución es mucho más respetable y segura que una república en manos de unos individuos cuyos nombres son para echarse a temblar:
Rechazaría la monarquía por su criterio dinástico y no electivo, pero necesitamos los huevos y un elemento de moderación que posibilite la convivencia. Elijan a los candidatos más cualificados a la presidencia de la República por sus raíces republicanas ¿Tardà, Rufián, Garzón, Iglesias? Y tiemblen después de haber sonreído un poco.
Raúl del Pozo hace un encendido elogio de Inés Arrimadas por su fiel y encendido patriotismo;
Inés Arrimadas, una mujer-bandera, una política-bandera, exige a los que las izan que retiren las enseñas preconstitucionales. Inés, como María Pineda, tiene empaque de heroína lorquiana y está dispuesta a bordar su vida en la bandera de la Constitución. Simboliza la nueva reacción de la gente airada ante el fanatismo nacionalista.
El editorial de La Razón ensalza la figura del Rey y de cómo los españoles vuelven a confiar en esta institución:
Su Majestad Don Felipe VI quien concentró en su figura los mayores aplausos y muestras de cariño, respeto y consideración por parte de un pueblo que, en estas horas de incertidumbre, ha visto en el Rey el mejor valladar contra quienes pretenden destruir la nación y el primer defensor de la unidad de España y de los principios de libertad e igualdad que conforman nuestro orden constitucional.
Luis Ventoso, en las páginas de ABC, le lanza un recado directo a los tres presidentes autonómicos que deciden año tras año despreciar la invitación para estar en los actos del 12 de octubre:
La reiterada chulería de Puigdemont, Urkullu y Barkos de plantar a su Rey y al resto de los mandatarios autonómicos es injustificable e insufrible. Este tipo de borderías, estos alardes de superioridad y displicencia, se están pagando ya en Cataluña en forma de fuga masiva de empresas y grave quebranto económico, porque es complicado que alguien te quiera si escupes en la mano que se te tiende.
Ignacio Camacho avisa a la clase política de que no pueden defraudar a los ciudadanos que creen en la unidad de España:
Quizá nunca, ni tras el 23-F, se ha notado tanto sentido de la identidad nacional; una efusión de españolía inédita en esta democracia. Los que tienen que darle cauce y sentido pasaron entre la gente en coches negros con las lunas tintadas.
Hermann Tertsch le mete un buen varapalo al Gobierno de España al que acusa de fomentar con su pasividad el separatismo:
En Madrid hay un gobierno paleto que desprecia a la prensa exterior. Con un presidente que no habla ningún idioma, que tiene una secretaria de Estado de Comunicación que ni habla idiomas ni pierde un minuto con extranjeros, a un ministro de exteriores tan persuasivo él que, con sus balbuceos en televisiones extranjeras, nos puede convertir en separatistas a mí y a un general de la legión. Toda la labor mediática de este gobierno se ha centrado en sus mezquinos cálculos tertulianos de agendas políticas y personales internas. Los esfuerzos de personalidades que intentan compensar por el mundo esta insolvencia gubernamental no bastan