Como en las boticas, este 4 de enero de 2017, en las tribunas de la prensa de papel, el lector va a encontrar un poquito de todo: Cataluña, la crisis del PP tras el 21-D o las consecuencias que tiene no estar al cabo de la calle y aprobar en sede parlamentaria unas medidas que suelen tener beneficios para quienes incumplen la ley. Como muestra, un botón, lo del asesino de Diana Quer que, gracias a quitar la prisión a perpetuidad, dentro de unos años podrá estar disfrutando de la libertad y de la vida que arrebató a una joven de 18 años.
Mayte Alcaraz, en ABC, considera que los nuevos exponentes de la política catalana, Iceta, Rufián y Colau tienen complicado su futuro laboral y que la vía de ir a confesarse con Jorge Javier Vázquez en Telecinco tiene un recorrido sumamente corto:
El resultado es que los partidos de las nuevas estrellas televisivas se la han pegado en Cataluña a pesar de sus entrevistas pintureras. Descartado currar como cualquier hijo de vecino y quemada la vía de «Sálvame», ¿a qué se dedicarán este nuevo año?
Isabel San Sebastián recuerda como todo el arco progresista y hasta Ciudadanos, vía abstención, permiten que bestias como José Enrique Abuín, el asesino de Diana Quer, no se enfrente a una reclusión a perpetuidad:
En apoyo entusiasta de esa derogación acudió de inmediato toda la izquierda en bloque, desde el PSOE a Bildu, pasando por Ezquerra Republicana y Podemos, en consonancia con su peculiar sentido del progresismo y la justicia. Y a esa mayoría se sumó también Ciudadanos, con una abstención que en la práctica constituye un valioso aval a una decisión contraria al sentir de la ciudadanía. Una abstención pusilánime o directamente cobarde, porque o se está a favor o se está en contra de la reclusión a perpetuidad, pero no es ésta una cuestión que deje indiferente a nadie. Un ponerse de perfil altamente decepcionante.
Ignacio Camacho tiene claro que al PP, para las próximas elecciones, no le bastará con apelar al voto del miedo:
Esa amenaza ha deflactado y el elector medio ya no percibe riesgo de una victoria de Podemos. El sufragio en defensa propia, el voto del miedo, ha dejado de funcionar y el PP tiene que ganarse el respaldo por sus propios méritos.
Luis Ventoso saca a colación todas las contradicciones ideológicas de Pablo Iglesias:
Iglesias aplaudía los escraches, pero en cuanto vio en un mitin de Zaragoza a veinte pacíficos vecinos a la puerta del polideportivo, portando banderas españolas, llamó a Rajoy al móvil demandando protección policial. Iglesias, cuyas ofertas sociales bailan en 30.000 euros de una elección a otra, denotando un desacomplejado analfabetismo contable. Iglesias, paladín de la nueva política que se ha abonado de inmediato a la más vieja y roñosa: la purga del disidente. Iglesias, empleado de los ayatolás, el régimen homófobo por antonomasia, que busca votos envolviéndose en la bandera arcoíris. Congruencia cero y faz de hormigón armado. Un tocomocho.
La Razón se posiciona con Isabel San Sebastián y recuerda que a los partidos que se cargaron la prisión perpetua que ahora no tendrán fácil justificar su posición:
El caso Diana Quer ha vuelto a traer a la actualidad la prisión permanente revisable. Todo el arco parlamentario cargó contra el PP por haberla sacado adelante durante la mayoría en el Congreso de Rajoy. Ahora, con una sociedad alarmada ante la violencia de este caso, a muchas de esas formaciones les resulta difícil argumentar su postura ante sus electores.
Arcadi Espada, en El Mundo. da palos a propios y a extraños en el caso Diana Quer. Fulmina a periodistas y también a los agentes que suelen dar por buenas ciertas pistas que no hacen sino caer en el amarillismo:
El policía que ha resuelto el caso de Diana Quer criticó el trabajo de algunos periodistas durante estos larguísimos meses de incertidumbre. Tiene razón. He echado un vistazo a algunas informaciones, cortas y largas, sobre el asunto, incluidas algunas de este periódico. El periodismo lleva mal la incertidumbre. El policía tiene razón. Sin embargo, le faltó incluir a su propio oficio en la crítica. Es habitual que la actividad de los periodistas sea un reflejo de la actividad de las fuentes.
Raúl del Pozo, basado en una fuente de más fidedigno crédito, considera que los más rancios independentistas como Junqueras, no están ya pensando en gobernar Cataluña, sino en salir del talego:
Los independentistas -comenta mi interlocutor- ya no luchan por la libertad de Cataluña sino por su propia libertad. No pelean por entrar en el Govern sino por salir de la cárcel.