Bochorno en el Congreso de los Diputados con una izquierda, especialmente en el seno del PSOE, que no tuvo empacho alguno en usar y abusar de la figura del niño Gabriel Cruz para justificar su voto a favor de la derogación de la prisión permanente revisable.
Este asunto domina los editoriales y artículos de la prensa de papel del 16 de marzo de 2018. Todos van en contra del despropósito de la progresía, salvo el medio que va de diario independiente y global de la mañana, el que tiene su sede en la madrileña sede de Miguel Yuste.
Federico Jiménez Losantos, en El Mundo, muestra su bochorno y rechazo por el espectáculo que ofreció el PSOE en el pleno donde se debatía seguir adelante o no con la derogación de la prisión permanente revisable:
Ayer, un tal Campo acusó al PP y Cs de utilizar a las víctimas como arma política arrojadiza. ¡Lo decía el partido del 11-M! Y luego va y cita una frase de la madre de Gabriel contra los padres con hijos asesinados que habían ido a las Cortes a pedir que no se derogase la prisión permanente revisable. En contra de lo que dice la mayoría de sus votantes -los que le quedan-, los socialistas demostraron ayer que para ellos el Parlamento es tan solo un plató más de La Sexta, la tele del PP al servicio de Podemos. La auténtica telebasura, que se ha quedado con la contrata de Las Cortes.
El editorial de El Mundo sacude al PSOE por su insensibilidad con las víctimas y en especial resalta la del diputado que tuvo encomendada la misión de defender por qué había que derogar la prisión permanente revisable:
Juan Carlos Campo se dejó llevar por su animadversión al PP y adoptó un tono desabrido impropio de un juez de dilatada experiencia, ex vocal del Consejo General del Poder Judicial. Su inelegancia restó credibilidad a su argumentación en contra de la prisión permanente revisable, y lo que es peor, hirió a las víctimas presentes en la Cámara, que protagonizaron tras el Pleno una durísima comparecencia en la que reconocieron su decepción con los socialistas y anunciaron futuras movilizaciones. El Pleno de ayer arrojó una imagen propia de un plató sensacionalista que no puede volver a repetirse.
Santiago González avisa de que el despropósito cometido por el PSOE, en la figura de Juan Carlos Campo, no va a quedar impune, electoralmente hablando:
En nombre del PSOE, Juan Carlos Campo, ¡si esto es un juez! ofendió a las víctimas y consideró que los fines de la pena son la reinserción y la prevención: «Sin prisión permanente revisable vencimos a ETA y con prisión permanente revisable se ha asesinado a Gabriel». Uno, que es lego, no sabe porque hablamos del Código Penal, en vez de Código para la Reinserción y de Instituciones Penitenciarias y no Resocializadoras. Juan José Cortés ha convocado la primera manifestación para el domingo. Solo falta que los votantes de los partidos derogantes no tengan la memoria de pez que sus dirigentes les suponen.
El editorial de ABC resalta la insultante postura del PSOE para con los padres de niños y jóvenes asesinados:
¿Por qué el PSOE y la izquierda faltan a la verdad sobre la pena de prisión permanente? El portavoz socialista llegó a afirmar que «sin prisión permanente revisable vencimos a ETA y con prisión permanente revisable se ha asesinado a Gabriel». El argumento, además de insultante para las víctimas, es escandaloso por su naturaleza manipuladora. El portavoz socialista no se atreverá a cuestionar la eficacia de la ley de 2004 sobre la violencia contra la mujer, a pesar de que desde su entrada en vigor -2005- han muerto 782 mujeres.
Jaime González, en ABC, destaca la ‘sordera’ a conveniencia de Pedro Sánchez. Para unos asuntos sí hay que escuchar la voz de la calle, para otros, de repente, no interesa:
Cuando miles de pensionistas se concentran desde hace semanas para exigir una subida superior al 0,25 por ciento para no perder poder adquisitivo, el PSOE de Pedro Sánchez reclama al Gobierno que no se haga el sordo ante la voz de la calle. Pero cuando casi tres millones de españoles firman una iniciativa popular para mantener la prisión permanente revisable y las encuestas reflejan que una abrumadora mayoría es contraria a su derogación, la voz de la calle le entra al PSOE por un oído y le sale por el otro.
Ignacio Camacho apunta que puede llegar a ser buena noticia para el PP que perdiese la votación en el Congreso a cuenta de la prisión permanente revisable:
Al fondo de la cuestión hay un problema de empatía con las víctimas, que ha vuelto a retratar a Podemos. Iglesias no se atrevió a recibir al padre de Diana; es obvio que la atmósfera de hipersensibilidad social lo ha puesto en un aprieto. La consigna contra la ‘legislación en caliente’ se les ha revuelto. El Gobierno ha manejado la agenda parlamentaria, por casualidad o con inteligencia, a favor de corriente y algunos darían cualquier cosa porque utilizase su denostado derecho de veto. Los socialistas se han tenido que retratar en el peor momento, en medio de un clima emocional soliviantado, y Ciudadanos ha rectificado su ambigüedad a tiempo. A los populares incluso les viene bien perder la votación porque nada cohesiona más a las bases electorales que el estado de cabreo.
Manuel Marín considera que lo único que se está haciendo por parte de determinados partidos es una utilización inmoral del dolor:
¿Qué relación existe entre el debido reconocimiento a los muertos de la Guerra Civil y las víctimas mortales de asesinos en serie, violadores, pederastas, padres celosos y ‘Chicles’ de la vida? La única posible es la utilización inmoral del dolor ajeno bajo la coartada de ‘hacer política’.
El editorial de El País destila odio con un vomitivo editorial contra PP y Ciudadanos por defender la prisión permanente revisable:
Muchos penalistas critican, además, su inutilidad. «Sin ella vencimos a ETA», argumentó acertadamente el socialista Juan Carlos Campo, «y con ella no evitamos la muerte de Gabriel». Ninguna pena (puede que ni siquiera la de muerte) será consuelo suficiente para los padres de un menor asesinado. Ninguna puede ser elaborada con tal fin. El Gobierno y ahora Ciudadanos desenfocan el problema con un populismo que aterra y que pervierte el final último de la legislación penal de un país democrático que, como España, registra un bajo nivel de delincuencia y una elevadísima ocupación carcelaria.
La Razón, en uno de sus puñetazos editoriales, cargó duramente contra el PSOE por su ruindad sobre la prisión permanente revisable:
El PSOE pudo defender ayer en el Congreso su veto a la prisión permanente revisable con compostura y dignidad. Juan Carlos Campo, su portavoz, se decantó por la ruindad. Acusó a las víctimas de querer venganza, lanzó villanías contra el ministro Zoido y el PP y culminó con la apelación a los represaliados del franquismo después de acusar a los populares de utilizar a las víctimas. El desafuero fue tal que la presidenta de la asociación progresista Clara Campoamor pidió perdón por el papel de Campo.