La crisis cerrada en falso en Podemos es uno de los temas esenciales que los lectores podrán encontrar este 20 de abril de 2018 en las tribunas y editoriales de la prensa de papel. Todos los enfoques dan por hecho de que más tarde o temprano Íñigo Errejón acabará finiquitado, sólo falta saber cuándo Pablo Iglesias le dará el golpe de gracia.
El editorial de El Mundo se centra en la crisis de Podemos y le recuerda algo esencial a Pablo Iglesias:
El enfrentamiento entre las diferentes facciones orgánicas sólo se soterró: nunca se curó. Y tampoco se extinguió ayer, pese a que Iglesias anunciara un acuerdo para designar a Íñigo Errejón candidato de Podemos a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Un pacto doblemente contradictorio con el discurso blandido por esta formación. Primero porque se ha urdido a espaldas de la militancia, echando por tierra la promesa de la democracia interna. Y segundo, porque desplaza tanto a Carolina Bescansa como a la actual portavoz de Podemos en la Asamblea de Madrid, lo que contradice su cacareado feminismo.
Raúl Del Pozo explica de manera muy bíblica el Carvajal que se está viviendo en la formación morada:
Las tesis de abril de Carolina Bescansa han alborotado a los que nacieron en la Puerta del Sol y aspiran a tomar el balcón. Un dirigente de Podemos explica, a su manera, lo que está ocurriendo: «No sé si Abel era de derechas, pero seguro que Caín era de izquierdas. ‘Están locos estos romanos’, decía Obélix. Qué locos están estos políticos de la izquierda de Madrid».
Hughes, en ABC, reclama un tercer Vistalegre para que los polemistas terminen de acuchillarse entre sí:
La diferencia entre la vieja y la nueva política es que la primera apoya por SMS y la segunda acuchilla por Telegram. La sensación es que en Podemos urge un Vistalegre III para que terminen de apuñalarse a gusto. Al acuerdo invitaron a la «sensibilidad anticapitalista», pero no a Bescansa, cuyo documento fue considerado «inapropiado e inaceptable, incompatible con la unidad». Eran palabras de Errejón. Bescansa se queda sola, servida su cabeza a la Dirección General.
Manuel Marín no duda un instante de cuál es el futuro de Podemos, especialmente de quienes discrepan del caudillo Iglesias:
Diseñar, como ha hecho Bescansa amparándose en Errejón, una traición de neo-caudillismo para provocar una guerra civil, ya no revela una inquietud poética por el futuro, sino un ánimo de venganza por la humillación sufrida. Iglesias no dudará. Se cavan fosas en el desierto.
La Razón detalla los pasos que dio Pablo Iglesias antes de salir en rueda de prensa a intentar poner fin a los rumores y evidencias de traición en el seno de Podemos:
En Podemos se acabaron las certezas, a excepción del convencimiento de que habría más ruido de sables. La cúpula morada se replegó y dejó la agenda vacía de convocatorias durante el jueves. Pablo Iglesias quiso pensar muy bien su siguiente paso ante el plan de Carolina Bescansa con Iñigo Errejón para derrocarlo. Alejado de los focos, el líder de Podemos preparó su rueda de prensa y lo hizo recibiendo en su despacho del Congreso a su núcleo duro, desde la propia Irene Montero, faltaría más, pasando por Del Olmo, Espinar o Monedero. Todos a una ante la llamada del jefe.
Pedro Narváez da por amortizado a Íñigo Errejón al que vaticina que le darán el respaldo público y la puñalada entre bambalinas:
La dictadura podemita tiene sus reglas. Errejón se pasó de listo ante la inteligencia del comandante que en su escalofriante credo esperará el momento oportuno para aplastar cucarachas. No importa ir cargado de razones. El demonio siempre gana y Errejón no ha pasado de ser por el momento la bruja del tren de los escobazos. Para ser malo se necesita valor y no ser un llorica al que le suenen los mocos los electores.