La aprobación de los Presupuestos Generales del Estado es el tema que domina este 24 de mayo de 2018 en las tribunas de opinión y editoriales de la prensa de papel. Eso sí, salvo contadísimas excepciones, se subraya que el apoyo a los PGE por parte del PNV no sólo sale caro, sino también que oculta una nueva grieta soberanista.
El editorial del ABC se fija en la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2018, pero lamenta que sea a costa de sucumbir al chantaje del nacionalismo-soberanismo:
España sucumbe al secuestro de su mayoría por la minoría nacionalista, porque, en este caso, el PSOE no se ha prestado a formar un consenso de interés nacional. El mismo día en el que el PNV apoyaba los Presupuestos de 2018, pactaba con Bildu, es decir, con el brazo político de ETA, una reforma estatutaria que reconozca al pueblo vasco como «nación con derecho a decidir», reedición oportunista y maquillada del viejo Plan Ibarretxe. Aunque se trate de un electoralista brindis al sol (para arañar votos radicales en el País Vasco), pone un grado más de tensión a la agresión al Estado, aunque los nacionalistas sepan que esa reforma naufragará en las Cortes.
Ignacio Camacho apunta que el Gobierno, pasado el trámite de los Presupuestos, debe volcarse en resolver el tema catalán y no fiarlo exclusivamente a la acción de los jueces:
El Gobierno, libre al fin de la incertidumbre del Presupuesto, está ya obligado a volcar todo su esfuerzo. Se han acabado los pretextos: el desafío separatista exige dedicación completa hasta el último aliento. No hay otro asunto en un panorama político exánime por la generalizada falta de acuerdo. Lo ha entendido hasta Sánchez, que no es un dirigente de luces demasiado largas pero ha sabido reorientar su discurso para no quedarse sin hueco. Cataluña es la clave no sólo de las próximas elecciones sino de lo que quiera que signifique España como proyecto, como espacio de convivencia, incluso como anhelo. Hacer política implica en este momento levantar una estrategia contra el independentismo que no pase sólo por las togas del Tribunal Supremo.
Luis Ventoso le agradece a Rajoy los servicios prestados, pero pide su relevo y da un nombre, el de Alberto Núñez Feijóo, presidente de Galicia:
Al final de esta legislatura toca regalarle a Mariano un buen reloj, darle las gracias por los servicios prestados, invitarlo a retomar su plaza de registrador y traer a Feijóo para que limpie y modernice el achacoso PP. Pero discrepo del tópico que pinta a Rajoy como un político sin atributos. Por lo de pronto conserva el mando. Y como decía el zorruno Andreotti, «el poder desgasta… a quien no lo tiene».
El País celebra que Rajoy haya sacado adelante los Presupuestos, aunque le hace las cuentas de lo que supondrá las concesiones al PNV y a otras formaciones regionalistas:
Las concesiones al PNV y otros cinco partidos, incluyendo la revalorización de las pensiones en el 1,6% con carácter retroactivo, hacen difícil lograr un ajuste del déficit al 2,2% este año; si se consigue situarlo en el 2,6%, ya será una hazaña notable. Ello cuestiona el propósito de reducir la deuda, una debilidad alarmante de la política financiera. De todo ello tendrá que dar cuenta el Ejecutivo en Bruselas.
La Razón también ve con optimismo el logro de Rajoy de sacar adelante las cuentas para 2018 y de paso le mete un soberano palo a Albert Rivera:
Ciudadanos apoyó los PGE, los ha hecho suyos y los ha defendido, lo que debe valorarse como una buena iniciativa política, algo que el PSOE ha desperdiciado en una oposición cómoda, dejando que el PNV presente como una conquista propia la revalorización de las pensiones. Sin embargo, Albert Rivera está demostrando mucha precipitación y sobregesticulación, sobre todo en la modulación de la aplicación del 155, que no hay que olvidar que ha sido la decisión política más importante tomada por Rajoy, aunque con el apoyo de Cs y PSOE. El primer paso para la normalidad política debe venir de la aceptación de la legalidad. La lealtad al orden constitucional y estatutario será el paso necesario. Si Rajoy es fiel a sí mismo, que lo será, el equilibrio y centralidad serán las armas que frenen la ansiedad de Rivera.
El editorial de El Mundo lamenta los chantajes del nacionalismo para poder sacar adelante los Presupuestos y que el PSOE haya dejado escapar una ocasión de oro para posicionarse como un partido con sentido de Estado:
Una vez más, nos encontramos ante la insufrible anomalía de nuestra democracia por la que los partidos nacionales son rehenes de formaciones nacionalistas a la hora de sacar adelante la principal ley de toda legislatura, que son los Presupuestos. Con el desafío independentista catalán y con la amenaza en el horizonte de otro pulso similar en Euskadi -en Cataluña también empezó todo, no lo olvidemos, con una reforma del Estatut y un preámbulo inconstitucional similar al propugnado ahora por PNV y Bildu-, se echa más que nunca en falta que el constitucionalismo recupere la iniciativa. El PSOE ha perdido una valiosa oportunidad para anteponer el interés general al electoralismo partidista. Debiera haberse avenido a negociar las cuentas, o al menos desbloquearlas con alguna abstención para atajar el voraz chantaje del PNV.