¡Cómo cambian las cosas en la calle Miguel Yuste (Madrid), sede de El País! El rotativo de PRISA ha conseguido dar en menos de dos años una espectacular pirueta consistente en un triple salto mortal sin red.
De acabar a dentelladas con la carrera de Pedro Sánchez a arrimarse sin ningún tipo de ‘alergia’ al hoy presidente del Gobierno de España. Lo mejor de todo es que en septiembre de 2016 el líder del PSOE era «un insensato sin escrúpulos», pero el poder y el giro ideológico de El País hacen extraños compañeros de cama, tal y como recuerda este 24 de junio de 2018 Hermann Tertsch:
Pedro Sánchez da su primera entrevista al diario ElPaís que lo llamó incapaz, peligroso y sin remedio.
Así se oficializa el viaje de El País hacia la izquierda contundente, la frentepoipulista cañí, con Sol Gallego y su nueva jefa de opinión, la podemita Máriam Martínez-Bascuñán.— Hermann Tertsch (@hermanntertsch) 24 de junio de 2018
Carlos Cue dice en la Cadena SER que es amigo de Pedro Sánchez desde hace muchos años y está «impresionado de lo que ha cambiado, sobre todo en estos últimos 15 días».
Eso dice bastante sobre las manos en las que estamos.— Hermann Tertsch (@hermanntertsch) 24 de junio de 2018
Por supuesto, la alegre muchachada de El País celebra como auténticos publicistas de Moncloa la llegada de Sánchez y cuentan entusiasmados los planes del presidente con un titular que ya es toda una declaración de intenciones –«Acabó el tiempo en que el Gobierno agravaba el problema de Cataluña» (si bien en la web han ido cambiando el titular principal que está en la edición impresa)-:
Tres semanas después de llegar a La Moncloa con una inesperada moción de censura, Pedro Sánchez (Madrid, 1972) tiene claro lo que quiere hacer, pero también lo que no quiere hacer. De la conversación se desprende que su objetivo fundamental en el Gobierno es tomar la iniciativa y no dejar que los demás marquen el ritmo. Se nota en especial en Cataluña. Pretende poner en marcha sus ideas y no limitarse a reaccionar a las posibles provocaciones. Sánchez mantiene su hoja de ruta: acercamiento en breve de los políticos presos catalanes, reunión con Torra el 9 de julio y tono dialogante. El presidente del Gobierno no puede desarrollar su programa porque solo tiene 85 diputados, pero cree que sí puede hacer planes contra la explotación laboral o la pobreza infantil, sacar de inmediato los restos de Franco del Valle de los Caídos y buscar leyes para las que sí tiene apoyos, como la eutanasia, cambios parciales en la reforma laboral, derogar la ley mordaza o elegir un nuevo presidente de RTVE.
¿YA NADIE SE ACUERDA DE ESTO?
El País, sin embargo, no hace mucho que clamaba y reclamaba la marcha de Sánchez del PSOE por entender que su presencia en el partido era, como mínimo, dañina. Llegó a decirle de todo en este editorial del 1 de octubre de 2016, del que hemos seleccionado unos párrafos, cuando el hoy presidente del Gobierno quería atrincherarse a toda costa en la secretaría general de Ferraz –Salvar al PSOE-.
La salida del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, forzado por la dimisión este miércoles de una mayoría de su comisión ejecutiva, es imprescindible. En circunstancias normales en la vida de cualquier partido político, el revés recibido por el PSOE en las elecciones autonómicas celebradas en Galicia y el País Vasco el pasado domingo, que se suma a las derrotas cosechadas en las dos elecciones generales del último año, donde el PSOE ha obtenido los peores resultados de su historia, deberían haber supuesto la dimisión automática de su líder. Cualquier dirigente político cabal lo hubiera hecho sin dudarlo. Pero Sánchez ha resultado no ser un dirigente cabal, sino un insensato sin escrúpulos que no duda en destruir el partido que con tanto desacierto ha dirigido antes que reconocer su enorme fracaso.
Su empecinamiento en seguir con esa hoja de ruta insensata es el que de verdad refuerza al PP y a Podemos, debilita al PSOE y aleja a su partido de cualquier posibilidad de gobernar en un futuro próximo.
Ni Felipe González, ni Joaquín Almunia ni José Luis Rodríguez Zapatero se aferraron al argumento populista de convocar a los militantes para atrincherarse en el cargo. Supieron elegir el mejor momento para irse por el bien del partido. No es el caso de Sánchez, dispuesto a hundirlo en las urnas por años.
Hemos sabido que Sánchez ha mentido sin escrúpulo a sus compañeros. Hemos comprobado que sus oscilaciones a derecha e izquierda ocurrían únicamente en función de sus intereses personales, no de sus valores ni su ideología, bastante desconocidos ambos. Admitimos no tener gran confianza en su capacidad de rectificar. Pero queremos hacer, pese a todo, un esfuerzo final y llamar a Sánchez a recapacitar: que medite sobre el daño ya causado a su partido y que se vaya para no causarle todavía más.
El 22 de mayo de 2017, es decir hace un año, esto decía de Sánchez cuando volvía a alcanzar la secretaría general del PSOE –El ‘Brexit’ del PSOE-:
La victoria de Pedro Sánchez en las primarias del partido socialista sitúa al PSOE en una de las coyunturas más difíciles de su larga historia. El retorno a la secretaría general de un líder con un legado tan marcado por las derrotas electorales, las divisiones internas y los vaivenes ideológicos no puede sino provocar una profunda preocupación.
La victoria de Sánchez no es ajena al contexto político de crisis de la democracia representativa, en el que se imponen con suma facilidad la demagogia, las medias o falsas verdades y las promesas de imposible cumplimiento. Finalmente España ha sufrido también su momento populista. Y lo ha sufrido en el corazón de un partido esencial para la gobernabilidad de nuestro país, un partido que desde la moderación ha protagonizado algunos de los años más prósperos y renovadores de nuestra historia reciente.
La confusión ideológica y el modelo de partido asambleario en el que se ha apoyado Sánchez fácilmente podrá desmovilizar aún más a sus votantes y alejar a los socialistas del poder.
Como verán, ha bastado que Sánchez tocase poder y que El País haya cambiado a su cúpula directiva para que se entierren sin que nadie se ponga colorado dos años de palos a diestro y siniestro contra el líder del PSOE.