En conclusión, todo buen y honrado antifascista debe escribir y hablar como le salga de los cojones. O de los ovarios
Arturo Pérez-Reverte ha alertado de que en algunos medios y en las redes sociales «empieza a identificarse el correcto uso de la lengua española con un pensamiento reaccionario, con una ideología próxima a lo que aquí llamamos derecha«.
En un texto aparecido este domingo 24 de junio de 2018 en XL Semanal, el escritor añade lo siguiente:
A cambio, cada vez más, se alaba la incorrección ortográfica y gramatical como actividad libre, progresista, supuestamente propia de la izquierda. Según esta perversa idea, escribir mal, incluso expresarse mal, ya no es algo de lo que haya que avergonzarse
Y dice que:–Ana Pardo de Vera se suma al ‘portavozas’ de Montero para insultar cobardamente a Carlos Herrera—
Al contrario: se disfraza de acto insumiso frente a unas reglas ortográficas o gramaticales que, al ser reglas, sólo pueden ser defendidas por el inmovilismo reaccionario para salvaguardar sus privilegios, sean éstos los que sean.
Ello es, figúrense, muy conveniente para determinados sectores; pues cualquier desharrapado de la lengua puede así justificar sus carencias, su desidia, su rechazo a aprender; de forma que no es extraño que tantos -y de forma preocupante, muchos jóvenes- se apunten a esa coartada o pretexto.
No escribo mal porque no sepa, es el argumento. Lo hago porque es más rompedor y práctico. Más moderno.
El académico y creador de la saga de Alatriste, considera que todo lo anterior «se agrava con la utilización interesada que de ello hacen algunos sectores políticos, en esta España tan propensa secularmente a demolerse a sí misma«.–La ‘Yoko Ono’ podemita se convierte en alumna aventajada de Bibiana Aído con una salvaja patada al diccionario—
Jugando con la incultura, la falta de ganas de aprender y la demagogia de fácil calado, no pocos trileros del cuento chino se apuntan a esa moda, denigrando por activa o pasiva cualquier referencia de autoridad lingüistica, a la que, si no se ajusta a sus objetivos políticos inmediatos, no dudan, como digo, en calificar de reaccionaria, derechista e incluso fascista, términos que en España hemos convertido en sinónimos.
Sin citarlo, da la sensación que Reverte se está acordando de los que abusan de términos como «portavoces» y » portavozas» o el ya tan manido «miembros y miembras», aunque no existan.
Con el añadido de que a menudo son esos mismos actores políticos los que también son incultos, y de este modo pretenden enmascarar sus propias deficiencias, mediocridad y falta de conocimientos.
Otras veces, aunque los interesados saben perfectamente cuáles son las reglas, las vulneran con toda deliberación para ajustar el habla a sus intereses específicos, sin importarles el daño causado.
«… como toda norma es imposición reaccionaria y todo acto de libertad es propio de la izquierda, quien defiende las normas básicas de la lengua es un fascista.». @perezreverte dando en el clavo. https://t.co/PbIKjOBzM5
— Federico Irazabal (@firazaba) 25 de junio de 2018
«[La lengua española] Una verdadera patria común, cuya auténtica y noble bandera es El Quijote», y otras frases para enmarcar, en un artículo de lectura imprescindible de don Arturo Pérez-Reverte. https://t.co/ADFMkGqB0X
— Juanan Carrasco (@ursoniano) 25 de junio de 2018
Me gustan los valientes. Son una raza en peligro de extinción.
Ahora le toca a la lengua española – Arturo Pérez-Reverte https://t.co/xCYfsDuVcQ— Mjsolanofranco (@mjsolanofranco) 25 de junio de 2018
Esto explica muchas cosas… incluso por qué perdí mi último empleo. — Ahora le toca a la lengua española – Arturo Pérez-Reverte https://t.co/97yVKdc1RY
— Yo, Julia (Pagano)??? (@juliapaga) 25 de junio de 2018
Finaliza el artículo, llamado ‘Ahora le toca a la lengua española‘, de manera incontestable:
[…] Del mismo modo que, según marca esta tendencia, quien no se pliega al chantaje del feminismo folklórico es machista y todo machista es inevitablemente de derechas, quien respeta las reglas del idioma es reaccionario, está contra la libertad del pueblo, y por consecuencia es también de derechas.
Pues, como todo el mundo sabe, no existen machistas de izquierdas, ni maltratadores de izquierdas, ni taurinos de izquierdas, ni acosadores de izquierdas, ni tampoco cumplidores de las reglas del idioma que lo sean. Resumiendo: como toda norma es imposición reaccionaria y todo acto de libertad es propio de la izquierda, quien defiende las normas básicas de la lengua es un fascista.
«En conclusión, todo buen y honrado antifascista debe escribir y hablar como le salga de los cojones. O de los ovarios.»
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