A Juan Luis Cebrián, tras apearle de la presidencia del Grupo PRISA no le dejaron ni tan si quiera ser ‘presidente de El País‘, el nuevo CEO, Manuel Mirat, quería asumir incluso ese puesto para que no hubiera lugar a dudas de quien era el nuevo mandamás.
Así pues, el nombre de Cebrián queda limitado en la macheta al cargo de «Presidente de honor», el mismo cargo que en ABC dejaron a Guillermo Luca de Tena tras tomar el mando sus sucesores primero y los agentes vocénticos después. Lo que algún comentarista cruel calificaría como ‘cargo florero’.
Al académico Cebrián le queda la potestad de redactar tribunas, como la que publica el 6 de agosto de 2018 con el título de ‘Noticias de América’, aunque prescinde de firmar con el «De la Real Academia» que puso de moda en su día Torcuato Luca de Tena y que tanto exploto (Y explota a hasta la saciedad) Luis María Anson. Cebrián firma ‘Juan Luis Cebrián’ y punto. Eso sí, Cebrián no mantendrá su poder, pero si mantiene su ‘cariño’ hacia Pedro Sánchez al que en su artículo acusa de ‘afasia’ hacia América Latina.
¿Y qué es afasia? Pues según la RAE a la que Cebrián pertenece significa «Pérdida o trastorno de la capacidad del habla debida a una disfunción en las áreas del lenguaje de la corteza cerebral». Por lo que no le está llamando precisamente ‘guapo’. Podría poner simplemente que Pedro Sánchez le parece un trastornado en temas latinoamericanos, pero no sería lo mismo, ya que se es académico, prefiere explotar términos académicos «afasiaco» y punto.
También acusa Cebrián a Pedro Sánchez de mantener una equidistancia con los gobiernos que cometen asesinatos y torturas, en referencia a Cuba, Venezuela y Nicaragua y además compara a Pedro Sánchez con Aznar (que en el léxico cebrianí es como comparar a alguien con Belcebú). A parte de atacar a Sánchez, Cebrián reserva unas líneas para reiterar su entrañable lealtad hacia a Lula, como si la condena por soborno contra este no existiera.
Como El País actual de Soledad Gallego Díaz y Mirat no está demasiado interesado en batallar con Pedro Sánchez, para compensar el artículo anti-Sánchez de Cebrián, lo compensan poniendo al otro lado de la página un artículo de Patxo Unzueta, otro veterano histórico y respetado, a favor de él y de su estrategia en Cataluña.
Quizá Cebrián no tenga el poder de antaño, pero nadie le puede negar que intente mantener la capacidad de incordiar a políticos, el mayor regusto que le queda a un mandamás mediático jubilado.
