Cándido Méndez vaticina que la huelga tendrá un seguimiento del 70%
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Primero el apoyo del Chikilicuatre, luego «esclava» y ahora «cabrones«.
El tercer vídeo de UGT comienza con Carlos (Chikilicuatre) dirigiéndose a sus «lindos plebeyos que llenáis las arcas de esta empresa» con dos noticias -como si fuera el comienzo de un chiste-, la mala: la junta directiva ‘invita‘ a los trabajadores al 50º aniversario del nacimiento de la compañía.
La buena es que se celebra en un hotel y hay que ir disfrazado.
Asimismo, en clave de humor, los trabajadores tienen que costearse el cubierto de la cena, 200 euros por barba, y el dinero que se recoja en el evento será destinado a una ONG que se encarga de «los gatitos sin hogar«.
El actor entre lágrimas falsas pide a los invitados que no le fallen. Tras su discurso, comienza a cantar «carnaval, carnaval…»
Tras la despedida del director ejecutivo, una de las trabajadoras dice que 200 euros es un precio excesivo, a lo cual otra le responde que «hace cinco años, los bancos casi regalaban los créditos y las hipotecas«, que si la del piso, un crédito para una furgoneta que iba a ser adquirida por su marido para trabajar sin tener el carné de conducir y el crédito para arreglar el baño, que «estaba fatal por las humedades» y añade «cosas de primera necesidad».
Una vez dada la explicación, la trabajadora que decía que 200 euros era mucho para una fiesta, pregunta:
«¿Los daban así como si nada?».
La respuesta:
«tuve que sacar otro crédito para la calefacción».
Sorprende la contestación: ¡Qué cabrones!.
La conversación continúa y se suceden las preguntas «¿te fiabas?«, «hija, antes los bancos eran de fiar«, al tiempo que recordaba que se había pedido un préstamo para pagar al dentista por arreglarse la boca.
Terminada la intervención, hace saber al director que no acudirán a la fiesta del 50º aniversario.
Carlos, sin dejar hablar, afirma que los 200 euros se los han gastado en caprichos y ahora no hay dinero para los «pobres gaticos» y con gritos exige a las empleadas que salgan del despacho con gesto de enfado. Esta escena concluye con un «vergüenza debería daros«.
Así, otro de los trabajadores llamado Valentín que está en el mismo despacho ve como el director le da un teléfono de un prestamista que «es de fiar» y le dice que se vaya con un «venga fuera«.
La última frase del director:
«Qué difícil es ser buena persona».
Así, el sindicato defiende las reformas financieras para ir en contra de aquellos que les «dejaron endeudarse y ahora atacan por haberlo hecho«.