Desde los tres años se nos puede enseñar a ser más autónomos, flexibles y seguros
Una mujer llama a la radio tras ingerir un bote de pastillas. Está al borde la muerte. Al otro lado, la locutora y la psicóloga que le acompaña aguantan la llamada hasta obtener la dirección y darle tiempo a los sanitarios para llegar al lugar. Hoy, esta mujer sigue luchando contra sus problemas pero aquel domingo, entre las nueve y las diez de la mañana, salvó su vida al contactar con «Radio Ayuda», una de las secciones más seguidas del programa Te doy mi palabra de Onda Cero.
Una palabra dicha a tiempo puede significar ese apoyo que una persona en apuros lleva tiempo buscando. Y la radio, hecha de palabras, se convierte en bálsamo con esta sección de la psicóloga María Jesús Álava. Ahora se recoge la experiencia vivida con los oyentes en «Aprende a ser Feliz» (Espasa).
El libro recoge las mejores historias y las que reflejan el caso de más personas. Conflictos entre padres e hijos, de pareja, depresión por la pérdida del trabajo o de un ser querido… Y trata de explicar, entre otras cosas, cómo detectar el sufrimiento inútil, controlar la ansiedad o las reglas para vivir en soledad.
Pero no deja de ser un libro. Esto lo subrayan Isabel Gemio (directora del programa) y María Jesús Álava en esta entrevista en Periodista Digital.
«En cuanto vemos un caso que va más allá de la mera orientación que podamos dar a través de la radio y requiere ayuda profesional inmediata se lo hacemos saber al oyente. La gente lo acepta bastante bien.»
María Jesús Álava e Isabel Gemio consideran que la función de la radio es una labor social que no puede hacer la psicología. La radio es la primera puerta para llegar, si fuera necesario, a la consulta del especialista.
«A la gente no lo importa ir al psicólogo si tiene un problema con sus hijos. Sin embargo, a muchos le cuesta ir para contar algo personas. Pero sí te llaman a la radio».
Sobre los libros de autoayuda, Isabel Gemio y María Jesús Álava cuentan que lo más importante es cuidarse de esos autores que hablan con dogmatismo e imponen sus criterio. Además, añaden que
«Hay que ser muy riguroso con estos libros. Si su vida no se parece en nada a lo que cuentan en el libro no le haga caso porque puede llevarle a una enorme equivocación».