Pablo Sebastiá Tirado estuvo en ‘Rojo y Negro’ la tarde del miércoles 17 de diciembre para presentar su libro ‘La Sonrisa de las Iguanas’ (Reino de Cordelia), el que se recoge a través de una metáfora disparatada, la realidad de la sociedad española actual. En el libro se caricaturiza la España de la crisis, así como las consecuencias de los recortes presupuestarios en las que el humor da lugar a muchas situaciones cómicas y delirantes.
Durante la época de bonanza, en este país se tiró el dinero como si fuera una cabalgata de reyes. Soy muy crítico con los ciudadanos porque la sociedad también se dejó llevar por un sentimiento eufórico y ha perdido los valores. Todos los españoles somos responsables de la situación que vivimos. España es un país de locos, y el ejemplo más claro, es el de alguien enfermo que no distingue la razón del corazón.
Sebastiá Tirado también lamentaba que una parte importantes de los españoles no sean coherentes con la realidad que vive el país y se lancen a defender mensajes de partidos inexpertos y populistas:
Podemos no tiene reconocido prestigio, ni solvencia, ni experiencia, ni ningún tipo de valores, y sin embargo, es el partido favorito de una parte importante de la sociedad. Los antisistema son desnortados, un tonto se sube al tejado con cualquier bandera y en 15 minutos tiene gente jaleándole sin saber si quiera qué está pidiendo. Ya no importa el sentido de lo que hagas, lo que importa es que seas antisistema.
Y decía esto sobre el trato que se le ha dado al presidente de la Generalitat, Artur Mas:
Los antisistema que escupían a Artur Mas por los recortes, se abrazan a él tras el 9-N
El autor del libro explicó también el significado del título del libro, que supone una metáfora entre las iguanas y los antidisturbios: en ambos casos, si te acercas a ellos, te atacan con motivos.
Se ha criticado mucho a la actuación de los antidisturbios, pero si no quieres que un antidisturbio te golpee, no te pongas delante de él, que para eso está. Hay muchos lugares para hablar con la policía y están dispuestos a dialogar. Pero no los antidisturbios que están preparados para otras cosa.
