Con motivo del 40 aniversario del periódico El País, el mandamás de Prisa, Juan Luis Cebrián, se ha pasado por la Cadena SER, donde ha sido entrevistado por Pepa Bueno en ‘Hoy por hoy’–Cebrián pontifica sobre la libertad de expresión en el 40 aniversario de El País: «Nos espera un futuro brillante»–.
Ha sido una entrevista larga, muy larga para los tiempos que se manejan en radio, y por momentos, aburrida–¿Le cortará Cebrián las orejas a Javier del Pino (SER) por llevar a Cristina Pardo (laSexta)?–.
Bueno era consciente de que se encontraba ante el jefe supremo y no ha querido molestarle en demasía, a pesar de que en la carrera reciente de Cebrián hay muchos nubarrones que ensombrecen la dorada etapa que El País vivió con él en la dirección–Iñaki Gabilondo se muerde la lengua con los papeles de Panamá de su jefe Cebrián–.
Lo de @PepaBueno hoy ha sido un ataque directo a la dignidad de los periodistas. Hoy se dejó la ‘valentía’ que tuvo con Rajoy en casa
— Anton Baldomir (@antonbv10) 5 de mayo de 2016
Parece ser que @PepaBueno ha sido tan #Sumisa como se esperaba ante su patrón. #CebriánEnLaSER #PrensaLibre
— Marco! (@marcogomezesc) 5 de mayo de 2016
Nunca fui de Pepa Bueno. Pero me gustaba cómo apretaba a los que tenía ante el micro. Apretaba, porque hoy no quiso hacerlo con Cebrián.
— Dani RP (@DaniRP7) 5 de mayo de 2016
Pepa Bueno ha mostrado su verdadera y servil personalidad, y no nos gusta. Ha sido una gran decepción. Ha elegido el dinero a la dignidad ?
— El Mencey Loco (@Justo_Perez) 5 de mayo de 2016
Por lo visto hoy Pepa Bueno le ha lamido el culo a su jefe, la pasta es la pasta. Otro referente menos
— Roberto Brunete (@RobertoBrunete) 5 de mayo de 2016
Llegaba Cebrián a la entrevista con el escándalo reciente de su vinculación, más o menos directa, en los llamados papeles de Panamá y la única vez que la presentadora del programa matinal de la SER ha podido -o querido- preguntar por ello ha sido para interesarse por las acciones que ha emprendido el grupo Prisa contra los medios que los han difundido, algo que en el seno de la compañía ha sentado muy mal al entender que Cebrián ha involucrado a todas las cabeceras en una guerra propia personal.
El colmo ha sido cuando el presidente, ni corto ni perezoso, ha negado la mayor:
No quiero usar a los medios del grupo para involucrarlos en esta batalla
Y ha añadido:
Nunca hemos participado en las guerras mediáticas.
Algo que él sabe que es incierto, porque basta con acudir a la hemeroteca para recordar que Prisa siempre puso a sus medios, con El País a la cabeza, al servicio de sus intereses económicos, como sucedió en las diversas guerras del fútbol mantenidas en el pasado o su más reciente guerra contra Mediapro y Jaume Roures.
Unas guerras que Cebrián ha dicho que no interesan a sus lectores y oyentes. Los ataques, considera el factótum prisaico, son a causa del éxito cosechado.
Otros titulares de la entrevista han sido estos:
Yo tenía 31 años cuando sale El País de la calle y era de los mayores, era una redacción joven. Era de la generación de la Transición que se saltó varias generaciones destruidas por el franquismo.
Quienes apostaron el proyecto eran muy valientes, por mí apostaron Jesús Polanco y José Ortega. Fue una gran osadía entregarme este proyecto.
El País tiene mucho que ver con el de hace 40 años porque los valores y la coherencia editorial se ha mantenido. Nació con intención de hacer un periodismo riguroso, de hablar con todas las partes que entren en conflicto, que no sea sectario y que defienda la democracia y las libertades públicas.
Las empresas somos muy cortoplacistas y debemos dar cuenta de la gestión y de las cuentas, los editores pierden de vista el medio y largo plazo y se toman las decisiones pensando en las cuentas trimestrales. El cambio digital es una revolución más importante que la creación de la imprenta y produce miedo.
El mundo ha cambiado y los medios tal y como han llegado a nuestros días pertenecen a la etapa anterior, y todo eso está en cuestión
Esto es una revolución sangrienta y produce víctimas. Se ha rebajado las barreras de entrada de los ciudadanos a la hora de expresarse. Antes los periódicos eran imperios de poder, y eso ha desaparecido. No es que haya cambiado el modelo de negocio, es que ha cambiado la forma de comunicación.
Creo firmemente en el modelo de periodismo.
¿Ha perdido prestigio y simpatía la prensa? No lo creo, hay prensa buena, mala y regular. La prensa como institución, algunos periódicos tiene ahora más audiencia y más influencia.
Hay periódicos excelentes y periódicos vituperables. Periodistas excelentes y periodistas que producen un tipo de cosa que no me parece que sea periodismo. Hay mucha confusión porque las barreras de entrada permite la confusión, la calumnia en las Redes, tardaremos un tiempo en acomodarnos a ello, tendremos que aprender a movernos en esa confusión.
[Sobre las acciones legales que Prisa ha emprendido contra otros medios] No son motivos novedosos. Desde que tuvimos éxito hemos sufrido ataques falsarios, me han querido involucrar en los papeles de Panamá. Ha habido una campaña de difamación, pero de las más pequeñas que hemos padecido en 40 años. A mi me hicieron agente de la KGB, falsificaron cartas mías…el presidente Suárez me informó de ello. En el caso Sogecable nos acusaron de robar los depósitos de los descodificadores de Canal+, lo que le costó la carrera judicial a Gómez de Liaño. Es el precio del éxito que no contribuye al prestigio del periodismo. Y en todo esto la independencia de El País es lo que está en juego.
No quiero usar a los medios del grupo para involucrarlos en esta batalla. Nunca hemos participado en las guerras mediáticas. Creemos en la libertad de expresión, pero no hay libertades absolutas, la libertad de expresión no es libertad de difamación.