Carlos Herrera ha hecho este 1 de junio de 2018 en su editorial en la COPE un exhaustivo diagnóstico de la situación que estamos viviendo, de esta suerte de crónica de un disparate, «de una suerte de falsa, de esa cosa que tienen de escandalosa a veces las legalidades parlamentarias».
Herrera ha comenzado recordando quiénes son los socios que acompañan a Pedro Sánchez en su asalto a la Moncloa:
Lo curioso del caso es que España ahora queda en manos de partidos que si pudieran destruirla, lo harían. La España tal y como la conocemos. La España del 78. La España de 40 años de Constitución. Y lo hacen apoyando a un oportunista que gracias a ellos, no gracias a los votantes, gracias a ellos, va a alcanzar el poder negándose a convocar elecciones, por cierto. Porque una vez alcanza el poder, Pedro Sánchez agota los 2 años que quedan de legislatura. Bueno, y deroga la reforma laboral y otras cosas más. Ya veremos cuál será la deriva de la gobernabilidad, la deriva del país, que eso habrá que ir contándolo día a día y en ello estaremos.
Herrera dio una información que en este momento es el quid de la cuestión: «¿Por qué el Gobierno no dio la pelea ante la moción?
¿Qué pasó ayer? Que a la hora de comer, posiblemente antes, a Rajoy le dice Ortuzar, el presidente del PNV: «No te vamos a votar. Vamos a votar que sí a la moción de censura». Y en ese momento Rajoy ya no se movió del restaurante. Dio la espantada. Está siendo muy criticado por ello. Pero es que Rajoy en ese momento no podía imaginar, como nunca pudo imaginar, una semana antes estaba en este programa, y era un hombre satisfecho. Había conseguido un buen acuerdo presupuestario, no exento de dificultades, había sacado unos presupuestos, tenía una legislatura por delante…
¿Debe dimitir Rajoy?
Y ahora viene el debate de por qué no dimite Rajoy. Aún está a tiempo. De aquí a la votación podría dimitir. Dimitir seguramente retrasa el problema. Dimitir hace que, efectivamente, el Gobierno entre en funciones. Pues a lo mejor dos meses, tres meses… Es verdad que dos meses o tres meses en política sirven para mucho. Obligan a Sánchez, por ejemplo, a puntualizar mucho más los pactos que serían mucho más visibles con los grupos políticos. Pero no garantizaría el Partido Popular que tuviera para su nuevo candidato el suficiente respaldo.
Es que el Partido Popular lo han echado. A Rajoy lo han echado. Y aunque no fuera Rajoy fuera Soraya o fuera mi prima La Pelá vestida de corto, ahora habría que ganarse la confianza de quiénes no se la han dado en ningún momento en esta misma moción. ¿Cambiaría su voto el PNV? ¿Seguiría manteniendo el voto Ciudadanos?
Estoy seguro que el PP ha sondeado en el Parlamento a los grupos, preguntándoles: «Si Rajoy dimite, ¿apoyáis después al que llegue o os vais? Y nadie le daba garantías. Seguramente ni Ciudadanos, con lo cual, pues se va a su casa y a verlas venir.
Él prefiere quedarse de líder de la oposición, no dejarle ese papel a Rivera y, desde luego, no ligar su decisión a la sentencia de la Gürtel, que ha sido la que ha desencadenado todo este todo disparate. El exceso, la exteriorización de falta de imparcialidad del juez José Ricardo De Prada, una frase bien colocada en compañía de su colega ha servido para todo esta… Extraída y resumida y rápidamente enviada, ha servido para todo esto. Lo cual no quiere decir que se lo merezca o que no se lo merezca, pero que conozcamos la génesis de las cosas.
Y hace el peor de los vaticinios sobre Sánchez:
El problema está en cómo van a tratar de cobrarse el apoyo los que han hecho presidente a Sánchez. Gobernar con inestabilidad indudablemente deteriora la confianza en las instituciones. Será bueno saber cómo va a torear con 84 el hecho de que todos los que le han votado, por ejemplo, son partidarios el derecho decidir. Todos. Podemos incluido. Todos son partidarios de un referéndum para que cada uno decida la independencia de lo que le dé la gana. Todos. A ver cómo los trae a los dos años que, le repito a ustedes, va a seguir ahí. Este no convoca elecciones, vamos, ni en broma.