El analista de Interior de Intereconomía revela que el juez Garzón obstruyó la investigación

Gavilán: «Los nuevos datos sobre el chivatazo a ETA refuerzan la participación de Rubalcaba»

Están acreditadas llamadas entre altos cargos de Ferraz y Presidencia del Gobierno tras hablar con policías del Bar Faisán

El chivatazo del ‘caso Faisán’, lejos de quedar en el olvido colectivo, colea con más fuerza a poco más de dos meses para las elecciones. El analista de Interior en Intereconomía, Rodrigo Gavilán, versó en El Gato al Agua las última novedades sobre las entrañas de este hecho que está golpeando al candidato del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, en toda la línea de flotación.

Las chanzas y risotadas con las que el aspirante socialista despachaba todas y cada una de las cuestiones que se le planteaban en el Congreso sobre este acto traicionero empiezan a no causarle tanta gracia. Por lo pronto, ya hay altos cargos del PSOE y, lo más importante, del Gobierno de Zapatero, cuyos números de teléfono están identificados y vinculados al chivatazo.

Gavilán recuerda que:

En la mañana del chivatazo a ETA, el 4 de mayo de 2006, ya se detectó una llamada de un teléfono que pertenecía al PSOE y que el mecanismo de posicionamiento la localizó en la sede de Ferraz. Esa llamada contactó con un móvil a nombre de Manuel Risco, comisario jefe de la Brigada Provincial de Información de San Sebastián que, además, se encontraba en las proximidades del bar Faisán. Hubo una denuncia del sindicato Manos Limpias que, inmediatamente, el juez Garzón archivó y no se supo nada más de este tráfico de llamadas.

Sin embargo, cinco años después, hemos tenido acceso a esos documentos secretos del sumario. Al juez Garzón se le informó puntualmente por parte de la Jefatura de Unidad Especial de la Guardia Civil de un tráfico inusual de llamadas desde ese mismo número de teléfono de Ferraz que habla con las proximidades del Bar Faisán con uno de los policías responsables del operativo la misma mañana del chivatazo e inmediatamente contactó con tres teléfonos móviles a nombre del Presidencia del Gobierno, uno de ellos de un director general que siempre está con Zapatero, y con 11 números de teléfonos de altos cargos del Partido Socialista, entre los cuales siete de ellos eran de despachos de la sede central de Ferraz.

Añade el periodista que:

Lo importante no es que un alto cargo de Ferraz contacte con Moncloa o con altos cargos del PSOE, sino que lo hace inmediatamente después de hablar con las inmediaciones del bar Faisán con un responsable de la Policía instantes antes del chivatazo.

La misma semana que recibe el informe de la Unidad Especial de la Guardia Civil, que fue pedido por el juez Marlaska, y según estaba haciendo el informe la propia Guardia Civil, el juez Garzón, nada más llegar de su excedencia en los Estados Unidos, lo primero que hace es reclamar ese informe sobre el tráfico de llamadas. Ese documento viene a decir que hay que seguir con el seguimiento de llamadas entre Ferraz y Moncloa. Garzón no sólo archiva el informe, sino que además releva a los miembros de la Guardia Civil que estaban llevando la investigación para poner a la Policía.

Rodrigo Gavilán también destaca la importancia que tiene el nombre de Fernando Mariscal, encargado de seguridad del PSOE, que habló con altos cargos del partido después de haber tenido contactos con los agentes policiales supuestamente implicados en el llamado chivatazo y que incluso tiene una vinculación directa con el juez Garzón:

Fernando Mariscal es un funcionario muy competente, al servicio del PSOE, pero desde luego que es muy competente y que cuando ejerce como inspector jefe del Cuerpo Nacional de Policía es fichado por Gabriel Fuentes, Comisario General de Información cuando, acuérdese, que a Garzón le hacen diputado del PSOE con la promesa del Ministerio de Justicia y al final le dan la Delegación del Plan Nacional contra las Drogas y Garzón se lleva con él a Fernando Mariscal, que era un inspector jefe. Por tanto, son amigos, unos años después lo enjuicia y archiva la denuncia.

Cuando asciende a comisario, en el año 1994, pasa a la lucha antiterrorista al gabinete de la Secretaría de Estado para la Seguridad y luego, en los últimos años del felipismo, se le convierte en enlace entre la policía española y la francesa. Cuando gana el PP, se mantiene unos meses en su puesto hasta que dimite y se incorpora como asesor antiterrorista del PSOE, aunque camuflado bajo el concepto de jefe de seguridad para que el comité ejecutivo nacional del PSOE en la oposición pueda tener acceso a toda la información antiterrorista de primera mano, tal y como pasó en el 11 de marzo de 2004.

El investigador tiene claro que esto salpica directamente y mancha mucho más aún la trayectoria del candidato del PSOE:

Estas informaciones refuerzan la participación de Rubalcaba en el caso del chivatazo.

 

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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