Lo preocupante es el cariz que una parte de la sociedad española, espero que minoritaria, es capaz de tomar con los discrepantes y los díscolos
El economista Juan Ramón Rallo, director del think tank liberal Instituto Juan de Mariana, profesor de Economía en el centro de estudios de postgrado Online Madrid Manuel Ayau (OMMA) y colaborador en diversos medios de comunicación, ha fichado por ‘La Mañana’ de TVE. Desde el 3 de septiembre de 2014 tiene en el programa de Mariló Montero un espacio semanal de 15 minutos en el que analiza cuestiones de actualidad y su relación con las finanzas personales.
Como reacción a la colaboración de Rallo en ‘La Mañana’, que se ha mostrado en diversas ocasiones partidario de privatizar las televisiones públicas, UGT de RTVE ha hecho público un comunicado protestando por el fichaje y exigiendo, en aras de la «pluralidad» que se rompa el contrato con el economista —Tontos o muy listos–. En el texto se llega a exigir que «impidan la presencia física de este señor en nuestras instalaciones. Por su parte, el Instituto Juan de Mariana ha hecho pública una nota respondiendo al sindicato —«La tele de todos»–.
Periodista Digital ha hablado con Juan Ramón Rallo para entrevistarle sobre su colaboración con TVE y sobre la reacción del sindicato de filiación socialista.
EXTRACTOS DE LA ENTREVISTA
[La privatización de las televisiones públicas] es algo que vengo defendiendo desde hace muchos años, sería absolutamente hipócrita que ahora, cuando empiezo a colaborar con una televisión pública cambiara de opinión.
Yo no abogo ni por que se cierre Televisión Española ni por alguna medida que impida a los trabajadores, directivos y presentadores de Televisión Española seguir emitiendo. Lo que pido es que esas emisiones no sean financiadas coactivamente por los contribuyentes. Una modalidad de privatización, por ejemplo, sería entregarles a TVE a los trabajadores que la integran y que sean ellos quienes decidan continuar con los beneficios y los costes que en un mercado libre implicaría esa emisión.
Yo no tengo ningún miedo ni ningún interés en que TVE pase a ser privada. Si pasa a ser privada y quieren mantener mi colaboración, perfecto, y si no quieren mantenerla también perfecto.
Que se altere el status quo que actualmente tiene Televisión Española, entiendo que a aquellos que más directamente se benefician de ese régimen les pueda molestar o les pueda producir repulsa. Y les pueda incluso hacer caer en incoherencias tan flagrantes como las del comunicado de UGT, porque lo que no tiene mucho sentido es reivindicar la pluralidad del medio público, que TVE es la televisión de todos, y al mismo tiempo decir que ciertas opiniones, como aquellas que piden privatizar TVE, tienen que estar vetadas.
Un organismo público tiene que abrir la puerta a que se cuestione su existencia, porque si no se cuestiona estamos convirtiendo la existencia de una televisión pública en un dogma de fe. Y el dogma de fe no tiene tiene cabida en una sociedad libre, plural y que está discutiendo precisamente qué se hace y qué no se hace con el dinero que se saca del bolsillo de los contribuyentes.
Si hay alguien al que el Gobierno no quiere ver en Televisión Española es a mí mismo o a economistas muy cercanos ideológicamente a las posturas que yo defiendo.
Los únicos que estamos poniendo verdaderamente en solfa, poniendo verdaderamente en cuestión, criticando la perversión ideológica del Partido Popular somos los liberales. El PP no tiene absolutamente ningún interés en que yo aparezca en Televisión Española, a no ser que tenga ciertas pulsiones masoquistas, que no es el caso.
Es bastante desconocedor de lo que hemos defendido los liberales en España, y a quiénes hemos criticado, que se intente relacionar esta colaboración con algún tipo de cercanía con el Partido Popular. Es un disparate.
Que se reconozca que tiene que ser un ejercicio de coacción física para evitar que alguien entre en esas instalaciones que son de todos, cuando parte de los trabajadores de ese ente me han invitado a entrar, es inquietante.
Lo preocupante es el cariz que una parte de la sociedad española, espero que minoritaria, es capaz de tomar con los discrepantes y los díscolos.