El escándalo de las llamadas ‘tarjetas negras’ de Caja Madrid, un privilegio del que gozaron durante varios años un nutrido grupo de 86 personas entre consejeros y altos directivos de la entidad del oso verde fue el tema de debate en la tertulia de ‘Más claro agua’ (13TV) de este 2 de octubre de 2014.
La directora y presentadora del programa, Isabel Durán, abría el fuego presentando brevemente los hechos, unos números que, a pesar de que ya han pasado más de 24 horas desde que estalló este nuevo escándalo, sigue generando el máximo interés por parte de la ciudadanía.
El escándalo de Caja Madrid, el ejemplo que se ha dado con estas tarjetas opacas, preparado todo perfectamente para ocultarlo no sólo al fisco, sino a los ojos de la propia caja, merece la reprobación social unánime y desde luego que no se vayan de rositas.
Inmediatamente, se dio paso a una pieza en la que se reflejó como se las apañaron los consejeros y directivos de Caja Madrid para que no se supiera este escándalo de las tarjetas negras durante diez años en los que se gastaron la cifra de más de 15,2 millones de euros, desglosados en: más de tres millones en restaurantes, dos millones sacados directamente del cajero, 1,5 millones en viajes y meses antes de que la caja fuese nacionalizada una quincena de consejeros prácticamente dilapidaron crece de cuatro millones de euros. La estrategia para que todos estos movimientos pasaran desapercibidas para el fisco y para los controles internos de Caja Madrid era reflejarlas como errores informáticos.
El jefe de opinión de ABC fue directo a la yugular y no ahorró epítetos para definir lo que había pasado en Caja Madrid tomando como referencia este escándalo de las black card:
Ya no es un problema de que los políticos cuando los pones a dirigir cajas de ahorro es que sean absolutamente ineficaces. Aquí es que estamos hablando un comportamiento que roza lo delictivo, es que son una pandilla de inmorales porque si nos fijamos es que es el propio consejo de administración el que diseña una estrategia para eludir los propios controles de la intervención de la caja de ahorros, que es lo más alucinante. Fue poner en marcha una estrategia para delinquir y que no se notara.