Más Madrid’ es un programa local, pequeño y podríamos decir que humilde que, sin embargo, tiene muy clara su función y al público al que va dirigido.
No se amedrenta por tener que competir, desde su recoveco televisivo, con grandes como ‘Al Rojo vivo’ (laSexta), ‘Las mañanas de Cuatro’ o incluso ‘Mujeres y hombres y viceversa’ (Telecinco).
Periodista Digital se ha colado en la redacción y el plató del magacín matinal de Telemadrid, ha descubierto sus secretos y ha seguido a su último fichaje, Alfonso Rojo, en su tercer día como encargado de coordinar la mesa de debate político.
Son las 11.45 del 3 de diciembre de 2014. Estamos en la octava planta del edificio de Realia, una de las Torres Kio de Madrid. Unas vistas previsibles, pero no por ello menos impresionantes, encuadran una redacción dividida en varios segmentos. Al fondo, en una amplia mesa multiusos para reuniones, está Alfonso Rojo delante un ordenador portátil y rodeado de periódicos marcados, maletines y tazas de café..
Este es mi ‘despacho’. Vosotros sabéis que mi sitio es Periodista Digital, pero esta parte de aquí es dónde está la redacción de ‘Más Madrid’ y donde todos los días conduzco la tertulia, de una a dos. Entro un poco antes para ver qué temas hay y luego modero. Es curioso que yo modere, pero modero.
Rojo es el último fichaje de del magacín matinal de Telemadrid, un programa en el que él se siente cómodo:
Ya estaba todo hecho. Es un programa que ya funcionaba, tiene una presentadora que es Noelia López que ya estaba y una directora (Eva Espejo) que se encarga de lo esencial y lo que pretendo, es darle pues un acento un poco distinto, muy al estilo de lo que hacemos nosotros en la web: torta como panes, enviar un poco de intranquilidad al que manda y cierto alivio al menesteroso
Pretendo que sea más una reunión de amigos que el típico debate político.
Y así es. Ese día le acompañan viejos conocidos suyos: Benjamín López (El Semanal Digital), Esther Esteban (El Mundo), Hermann Tertsch (ABC) y Amador Ayora (El Economista). Todos ellos expertos en el arte de debatir ante las cámaras y encantados de compartir con Alfonso un espacio en el que poder hablar «libremente».
El 3 de diciembre de 2014, Alfonso asegura que se puso en contacto con el número dos de Podemos para que explicase su encuentro con Carmen Lomana.
He llamado a Monedero, le he enviado un email y no me ha contestado. Después dirá que no le invitamos.
El director de Periodista Digital desea, más que nadie, sentarse ante alguien con el que ‘discutir’ de verdad, pero nada puede hacer contra los que rechazan la oferta. Ese día el segundo de ‘Podemos’ es uno de los protagonistas de ‘Más Madrid’. Su publicada y extraña ‘reunión’ con Carmen Lomana en un bar de Malasaña es analizada, en tono jocoso, por los tertulianos.
Hemos llamado a Carmen Lomana también, pero ella, para venir, cobra y aquí no tenemos un duro.
Esta frase, que pensábamos que nos la estaba diciendo ‘off the record’ antes de arrancar el programa, es de las primeras que dice Alfonso al abordar el tema en directo. Ese es su punto fuerte, que, guste más o menos, no tiene filtros, que siempre da titulares. Su fichaje es una estrategia de los responsables de ‘Más Madrid’ para darle un impulso al magacín. ¿Lo consigue?
No cabe duda de que Alfonso Rojo es un reclamo tanto para sus detractores-que le siguen, aunque sólo sea para criticarle- como para sus devotos. Él está encantado estrenándose como moderador reconoce que está «disfrutando» mucho con la experiencia.
¿El problema? Que aún le cuesta invertir los papeles y sacarse su vena de tertuliano: No mira suficientes veces a cámara (algo necesario para conectar con el espectador); a ratos, deja hablar demasiado a sus colaboradores (sobra decir que , en televisión, los monólogos son el enemigo), aunque ya no se le ve tan perdido como en su primer día.
En líneas generales, tanto Alfonso como el programa funcionan. El periodista le ha inyectado a ‘Más Madrid’ ciertas dosis de humor políticamente incorrecto que antes no tenía.
No obstante, el magacín necesitaría algunos cambios para ser más competitivo. Hace falta más variedad de temas (tanto políticos como de otra índole) e incluso un cambio de colaboradores según la naturaleza de la noticia -unos para hablar del gobierno, por ejemplo, otros para analizar eventos más ‘frívolos’, otros de sucesos…
Miguel Canales, coordinador de Política de ‘Más Madrid’ nos confiesa que:
Prácticamente desde que empieza la mesa política estamos pendientes de la última hora y sobre todo de la última hora de los temas que se están tratando en la mesa sobre todo para que Alfonso tenga la novedad que hayan sacado a los medios.
Trabajamos en la sombra para que los compañeros que trabajan en mesa tema sepan de qué van a hablar y cuáles son los temas de debate. Ahora mismo ya somos diferentes porque tenemos a Alfonso como moderador de esta tertulia y además tenemos un grupo de colaborador de primer nivel. Eso lo tienen otros, pero en una tele autonómica es más difícil de ver.
Canales, además, sabe muy bien el tipo de perfil de público que tiene el espacio y se enorgullece en decir que:
Los temas los tratamos de manera diferente. No hacemos una tertulia en plan gallinero a ver quién da más voces, sino que nosotros buscamos un poco más de profundidad.
Existe, como es lógico, cierto estrés en la redacción y en el plató, pero apenas se nota. Cada uno está centrado en lo suyo y cuando hablamos con el equipo nos responden que están encantados con el programa.
Es un trabajo muy bonito y muy variado porque cada día es un algo diferente. Estamos intentando tener dos reportajes al día y tenerlos en la nevera para poder ir emitiéndolos durante la semana.
Confiesa Elena Ortega, redactora de investigación del magacine
María Rubio, subdirectora del ‘Más Madrid’ nos confiesa cómo es su trabajo diario.
A las siete de la mañana venimos, nos juntamos toda la redacción y elegimos los temas. Después de eso nos ponemos en marcha. Hacemos una media de 6 vídeos al día más luego los totales ‘la última hora’. Es un no parar…
Entre los tertulianos del día se nota lo que comúnmente se llama ‘buen rollo’. Se hacen chistes entre ellos, se lanzan ‘pullitas’, leen el periódico y comentan la actualidad.
Alfonso, mientras le ponen «más cables que a Terminator», reconoce que sí, que se lo pasan bien haciendo el programa:
Siempre tienes una pequeña duda al venir, pero me lo paso bien. Además, puedo decir lo que me da la gana y eso me parece fundamental.
Sus tertulianos sólo tienen halagos que decir sobre su nuevo coordinador. Esther Esteban, por ejemplo, no duda en asegurar que:
Alfonso Rojo es un todo terreno y es un animal del periodismo porque tiene garra, tiene empuje, es muy televisivo y dice lo que piensa y piensa lo que dice, lo cual, en los tiempos que corren, es bastante complicado. Ejerce el periodismo en estado puro porque ejerce el contra poder.
Por su parte, un Hermann Tertsch divertido se ríe cuando habla de su viejo amigo Alfonso y confiesa que no tiene tiene temas favoritos, ni siquiera Pablo Iglesias y su partido Podemos:
Eso es un sarpullido del problema. El problema es mucho más profundo. Lo que pasa es que el sarpullido puede causar la muerte del paciente, por eso hay que preocuparse.
En una pausa, Noelia López, la presentadora, nos atiende sonriente y encantadora para reafirmar a sus compañeros y asegurarnos que aunque el primer día, Alfonso «estaba nervioso pero bien», el segundo día «estaba mejor» y el tercero, el que nos ocupa, ya está como en su casa.
El programa termina sin inconvenientes, sin demasiados errores y con la sensación de empezar de cero para el día siguiente. Como broche final, una frase de Alfonso Rojo para el recuerdo:
Si ha triunfado el pato Donald, triunfaré yo.