Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía, está en el ojo del huracán por el Impuesto de Sucesiones que provoca que sean ya varias las personas en su comunidad que renuncian a heredar un inmueble por la carga impositiva que conlleva esa sucesión.
En la noche del 25 de julio de 2017 ‘El Cascabel’ (13TV) entrevistaba a dos de los afectados por esta medida, Fabiola y Juan Antonio, que denunciaron la situación a la que se veían abocados con el gravamen que sufrían con estas herencias.
Martu Garrote, del PSOE, trataba de culpabilizar al Estado porque entendía que éste tenía la potestad de quitar ese impuesto de Sucesiones que actualmente lo tiene cedido a las comunidades autónomas:
El Gobierno de España decide cómo se financia a las comunidades autónomas. En esa financiación dice: a ti te toca un equis por ciento del montante que recaudemos y además te cedo para que gestiones como quieras estos impuestos. Si quito un impuesto estatal, tengo que compensar a las comunidades autónomas porque su financiación está basada en un fijo y en un variable. Por eso, teniendo mayoría absolutísima, el PP, que considera que este impuesto es muy injusto, no lo ha quitado en los últimos cinco años porque tenía que compensar económicamente y estábamos en crisis.
Ketty Garat no estaba de acuerdo con el planteamiento de Garrote:
El impuesto de Sucesiones lo suprimió Zapatero y lo recuperó Zapatero con el objetivo de recaudar 1.400 millones. Claro que hay una cuestión ideológica de fondo. No en vano, las cuatro comunidades autónomas donde más se paga por el impuesto de Sucesiones están gobernadas por el PSOE. Lo que hay que decir es que el impuesto es injusto en todos los casos, aunque se trate de la Duquesa de Alba. Es absolutamente inmoral estar toda la vida pagando tres casas cuando sólo te has comprado una. Compras una y pagas dos más por impuestos. Luego hereda tu hijo y a él le toca pagar otro con lo cual ya van tres pisos extras. Claro que lo tiene que quitar el Estado, pero el PSOE no puede dar lecciones