La presentadora de 'Ya es mediodía' revela su delicado momento personal

Sonsoles Ónega: «Lo pasé muy mal con la diabetes de mi hijo»

"Le pusimos un monitor de glucosa que me mandaba datos al móvil cada cinco minutos"

Sonsoles Ónega: "Lo pasé muy mal con la diabetes de mi hijo"
Sonsoles Telecinco

La vida privada de los presetandores de la tele no suele tan visible, pero en ocasiones hacen alguna que otra confesión. Sonsoles Ónega se ha ganado un hueco en Telecinco. Pese a los inicios titubeantes de Ya es mediodía, un programa que empezó siendo un análisis político y acabó mutando en un formato de crónica social, la presentadora lo ha consolidado en la complicada franja gracias, en parte, a los minutos dedicados a GH VIP, sgeún ecoteuve.

«Cuando me ofrecieron presentar Ya es mediodía me paralicé. Lo más duro fue el miedo a saber si iba a estar a la altura del reto. Ahora es una aventura maravillosa», apunta a la revista Lecturas. Además, defiende a GH VIP: «Hay que tratarlo con el mismo respeto que una moción de censura».

La periodista, que ha cambiado por completo su registro, también vive un gran momento profesional por su otra faceta, la de escritora. Su libro, Después del amor, lleva 13 ediciones y Mediaset compró sus derechos para adaptarla en serie: «Es una historia de amor apasionante en los años 30, una etapa muy difícil para las mujeres y para el país, en un contexto histórico de profundas turbulencias políticas».

Sin embargo, Sonsoles Ónega ha atravesado un delicado momento personal cuando a su hijo le diagnosticaron diabetes de tipo 1 con solo cuatro años: «Lo pasé muy mal. A mi hijo le pusimos un monitor de glucosa que me mandaba datos al móvil cada cinco minutos».

«El día del debut diabético de Gonzalo, no me di cuenta, pero ¡a un niño que tenía dos vías en sus brazos, que le estaban metiendo insulina en vena, le dieron chocolate con galletas en un hospital público de Madrid! No lo entiendo. Poco a poco hemos hecho una tarea de concienciación familiar.

Esto provocó que tuviera que cambiar radicalmente su forma de vida: «Me di cuenta que los alimentos que compraba en el supermercado eran veneno. Eso supuso un cambio radical de alimentación. Emprendí una cruzada obsesiva y beligerante contra el azúcar».

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