Es una política incívica, que demole los fundamentos más elementales de la convivencia, que usa las cargas que conlleva ser ciudadano
En un desayuno informativo del Forum Europa, Gómez ha considerado que él no se siente «ni valiente ni insensato». «En la vida uno tiene que tener principios, dignidad y lealtad. Soy persona de principios y soy persona absolutamente leal a mi conciencia, leal a mi partido y a mi secretario general, pero lealtad no es sumisión. Alguien que actúa en conciencia nunca se equivoca», ha manifestado.
Arropado por el diputado del PSOE e ideólogo del presidente del Gobierno, José Andrés Torres Mora, Gómez ha defendido que habrá un día los historiadores de la economía y de la política contarán lo que ha significado el Gobierno de Aguirre para Madrid y para España y «se conocerá de verdad todo el daño que ha hecho un gobierno autonómico más interesado en crear problemas al Gobierno de España que en ofrecer soluciones a los ciudadanos».
Un gobierno «radicalizado, ideológicamente cegado por una extraña mezcla de neoliberalismo económico, integrismo religioso y nacionalismo político», ha sentenciado.
«No les hablaré de la corrupción, que no es ni siquiera mala política sino lisa y llanamente un delito. Tampoco les voy a dar el gato de la honestidad por la liebre de la buena política. No se trata del sencillo expediente de oponer honestidad a las malas políticas, sino de oponer buenas políticas a las malas políticas», ha declarado.
«Es una política incívica, que demole los fundamentos más elementales de la convivencia, que usa las cargas que conlleva ser ciudadano para destruir la cultura de respeto a las leyes. Eso no es liberalismo, ni neoliberalismo, eso es puro anarquismo de derechas. Libertarianos los llaman en Estados Unidos», ha mantenido el líder del PSM.
Para Gómez, Aguirre ha hecho oposición al Gobierno de España en los derechos de los sectores sociales que padecen más dificultades, a costa de los más débiles, dependientes, boicoteando la aplicación de la Ley de la Dependencia; a costa de los escolares «no aplicando el programa Escuela 2.0 y dejando que se pierdan 25 millones de euros por los que 50.000 escolares no van a tener ni un portátil ni acceso a las nuevas tecnologías en la escuela».